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Si alguien tiene un diálogo propio con una obra mía, eso es lo que para mí vale la pena vivir: Jorge Marín

27 de mayo de 2013

•    El artista expone la muestra El cuerpo como paisaje en el célebre edificio Berlaymont, de Bruselas, Bélgica, hasta el 30 de mayo

Jorge Marín se convirtió en el primer escultor mexicano en exponer en la sede del Parlamento Europeo de Bruselas, Bélgica, donde inauguró la exposición El cuerpo como paisaje en el célebre edificio Berlaymont, el pasado 30 de abril.

Entrevistado en su estudio, el artista contempla algunas de las piezas que adornan su estancia principal y confesó sentirse honrado de que con esta muestra se haya abierto por primera vez la puerta a un creador que no proviene de un país que forma parte de la Unión Europea

—¿Cómo fue su experiencia en esta exposición?

—Presentamos 21 obras en el espacio del Berlaymont, es un edificio muy bonito, muy simbólico de lo que es la Unión Europea en el sentido de que los poderes de Europa se concentran ahí. Fue fantástico llevar un poco de México. Ya existen por parte de nuestra nación varios intercambios con la Unión Europea, pero creo que la mejor manera es la imagen, que habla más que mil palabras.

—Ahora que se habla tanto de lo virtual, ¿considera que nada reemplaza la presencia del artista y la obra?

—En la medida en que los artistas podamos ir a los países a presentar nuestro trabajo, creo que vale más que si el público sólo lee acerca de nosotros en un artículo o una entrevista. El llevar el arte hasta esos países es doblemente rico para todos. Por un lado, mostrar el arte mexicano y por otro, despertar ese interés. Tuve en Bélgica  un recibimiento muy cálido, estoy contento porque han salido otras itinerancias de la exposición a raíz de esa exhibición que se presenta hasta el 30 de mayo.

—¿Cómo recibió el público europeo las obras de El cuerpo como paisaje?

—Creo que una de las ventajas de mi trabajo es crear un lenguaje muy universal por ser figurativo, porque la iconografía que manejo es bastante afín a todo mundo; entonces hubo mucha conexión del público con mi obra, recibí muchos comentarios al respecto. De hecho hubo un performance complementario a la exposición netamente mexicano, porque fue un bailarín mexicano José Ramón Corral, quien nos hizo un performance reinterpretando la obra y musicalizado con Lila Downs, así que más mexicano no se podía.

—La exposición coincidió con la Semana de México en Bruselas, en donde se hacen demostraciones, exhibiciones de gastronomía, de arte, cultura, pláticas de economía.

—Sí, de hecho formamos parte del itinerario y se complementó muy bien. Es importante unir esfuerzos. Cuando llevas proyectos como este, las embajadas tienen muchas posibilidades, el ser la voz de un país en otro lugar del mundo te facilita muchas cosas, se pueden encontrar muchos apoyos para complementar una exhibición, hacerla más rica y darle mayor difusión, más contenido, incluso más vigencia con el país en que la estás presentando. Me he topado, en todos los países en que ha estado la exposición, con embajadores y agregados culturales bastante visionarios que han sabido difundir muy bien el arte mexicano.

—¿En cuántos países ha estado la exhibición?

—De Europa: en Portugal, España, Rumania, Alemania, Rusia, Bélgica, Hungría y Turquía. Hay proyectos a futuro, ojalá se concreten, porque con base en los resultados de una exhibición en la itinerancia es que se puede reprogramar para otras zonas del  mundo u otro proyecto. Lo importante es que México esté presente con  arte contemporáneo a través del mundo y el Conaculta y la Secretaría de Relaciones Exteriores están dando un apoyo fundamental.

—Estas exhibiciones abren muchas oportunidades para los artistas, ¿ha recibido otras invitaciones?

—Sí, para dar conferencias en las universidades de las ciudades en donde ha estado la exhibición;  en ellas se  da un intercambio cultural sobre todo con jóvenes estudiantes de artes plásticas que tienen mucha inquietud, primero sobre la escultura contemporánea, sobre cómo son las instituciones, cómo se buscan los apoyos, cómo se hace una carrera, cómo se desarrolla a través de los años, pero también sobre  cómo son en México las  artes plásticas, qué tipo de arte se produce. Primero nos invitaron a la universidad de Ankara, Turquía, y ahora tenemos prometida una plática en la Universidad de Liege en Bélgica y en Budapest, en la Escuela Nacional de Arte.

—¿Ha percibido algunas inquietudes constantes en esas charlas con universitarios?

—En la escuela aprendí de materiales, de técnicas, de historia del arte, arte primitivo, conceptual, pero mercado del arte, o difusión, o medios, galerías, museos, para mí fueron temas completamente nuevos que tuve que ir descubriendo. Me da pena ver a muchos artistas que sufren una verdadera intimidación al estar fuera de la escuela, viendo lo complejo que es el tema del arte y lo integral que es y se dan cuenta de que se quedaron muy chiquitos con la educación. En esto, o sales despavorido, o le entras al reto y te vas informando sobre la marcha.

—¿Está trabajando en un nuevo proyecto actualmente?

—Todavía no, lo que más quiero es volver a mi taller y ponerme a trabajar porque justamente uno de los temas que se presta más a controversias, a pláticas y a dudas es el tiempo de los artistas, cuánto debe ser el tiempo para trabajar, si hay una rutina de trabajo, cómo se estructura la vida profesional de un escultor y es un tema complejo porque ahora yo quisiera más tiempo para trabajar en mi parte creativa, pero entiendo que estoy en un momento de darle mucho apoyo a la difusión de mi trabajo, es el momento de hacerlo, es un tema muy cíclico, después vendrá un tiempo de paz, de introspección y de encierro en mi taller para ponerme a producir, son momentos muy distintos los que hoy te pide una carrera profesional de arte.

—Cuando ya está inmerso en esa rutina de trabajo en su taller, ¿cómo la desarrolla, se levanta temprano, trabaja por la noche?

—Soy diurno y soy muy rutinario, eso me ha ayudado enormemente, es un gusto que se trae de nacimiento o adquirido, son dos cosas que me gusta aplicar en mi vida: la rutina y los horarios diurnos, creo que ambos son una ventaja casi para cualquier trabajo. La rutina que parece casi la antítesis de cualquier artista, a mí me va de perlas. Voy al taller, tengo citado al modelo o los modelos, de tal a tal hora, y religiosamente trabajamos, para mí es ideal un día así, pero no siempre se puede. Estoy estructurándome para tener por lo menos dos meses con una rutina de trabajo para concretar mis ideas.

—¿Lleva un cuaderno de bocetos para sacar ideas de la vida cotidiana?

—Si, contra el mito de las musas y de que uno se va al paraíso a inspirarse, las ideas vienen en cualquier sitio. Creo que cuando se tiene una cierta sensibilidad para percibir el mundo e interpretarlo plásticamente, ahí estará para bien o para mal. De acuerdo con las vivencias de cada día, que pueden ser lo más convencional del mundo se puede disparar la creatividad y reinterpretar en cualquier momento y cualquier situación. Trato de dibujar mis ideas un rato cada día o por lo menos apuntarlas. Estoy descubriendo que es muy fácil describir lo que quiero modelar. Cuando me atoro con el dibujo, lo describo en un texto y funciona”.

—¿Cómo vislumbra el mercado del arte, el circuito de galerías, los curadores?, ¿cómo  cree que va a evolucionar en los próximos años?

—Considero que existen uno y mil trucos en lo que es el arte y su difusión, promoción y comercialización para alcanzar fines que no necesariamente son en pro de una expresión propia del arte, sino que tienen un fin comercial o un fin social.  Es un tema bien complejo porque es subjetivo, no tienes los parámetros en la escuela ni en ningún lado, hace falta mucha sensibilidad y sentido común para poder ir viendo por dónde se perfilan las modas, por dónde las expresiones propias, no todo lo que brilla es oro, no todo lo que se reconoce oficialmente es lo valioso, y en ese sentido creo que el arte se seguirá manejando como hasta hoy, no con toda la claridad y sensatez de los valores salvaguardados, sino con muchos intereses particulares inmiscuidos, y no queda más que tener la sensibilidad para hacer una selección personal de lo que se considera valioso, independientemente de las opiniones de críticos, curadores, museógrafos y analistas de arte.

—¿Ha cambiado su emoción de cuando veía por primera vez al público asistir a sus exposiciones  a lo que percibe ahora?

—La emoción de saber o presentir que una persona está teniendo una comunicación o un diálogo propio con mi escultura me emociona muchísimo, porque para mí es un punto fundamental el que mi trabajo se comunique con otras personas, eso me da mucha emoción y la certeza de seguir en esto. Y esto se complementa platicando con esa persona y viendo lo que puede enriquecer una experiencia plástica generada con mi trabajo. Si alguien ve una obra de arte y le causa algo es un fenómeno valiosísimo a nivel humano, y si esa obra es mía son los momentos que vale la pena vivir”.

HBL

México,Distrito Federal