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El fotógrafo Fernando Montiel Klint muestra su visión de China

07 de junio de 2013

•    El fotógrafo expone en Nueva Zelanda la muestra China en el marco del FesAuckland Festival of Photography

El fotógrafo Fernando Montiel Klint está convencido de que las culturas se descubren mejor con ojos ajenos, con esa visión que desde el exterior puede dotar de profundidad a los rasgos culturales que para muchos se han convertido en tradición.

Precisamente con esa mirada Montiel Klint emprendió desde hace cinco años la tarea de descubrir China, un país que en su opinión está colmado de nuevas maravillas y misterios culturales si se le mira dejando de lado los clichés.

Producto de ese acercamiento con la cultura oriental, el fotógrafo conformó la exposición titulada China, que actualmente se expone en Nueva Zelanda en el marco del FesAuckland Festival of Photography.

-¿Cómo se inició el proyecto de esta exposición?

-El 2008 fue mi primer contacto con China, Pedro Meyer, el fotógrafo, me invitó a exponer y fue mi primer acercamiento a ese país y su cultura. Fue una apertura y una inspiración al instante, por eso yo me quedé un tiempo, como un mes en ese viaje, trabajando, haciendo imágenes, y el año pasado me invitaron a otra exposición, en el festival de Pingyao, por parte de un curador australiano y estábamos tres fotógrafos mexicanos en el festival.

-Estuve en ciudades como Beijing, Shangai, en Pingyao, que es una ciudad antigua y Guangdong que es en el sur pegado a Hong Kong.

-Para mí China es una inspiración, yo hago un trabajo más construido, con una concepción de la imagen previa a hacer la imagen. Pero en China yo quería explorar otra manera de trabajar que era salir a la calle a hacer fotografías en busca de lo que me inspiraba o me llamaba la atención del país y su cultura.

-¿Qué rasgos característicos encontraste entre una región y otra?

-En México estamos tan alejados de China, pero al mismo tiempo tenemos ciertos puntos de contacto. En principio se me hizo  interesante el cómo perciben la vida y ese bloque tan cerrado que se ha vuelto el boom capitalista. Eso lo vemos reflejado ahora también en México, donde nos convertimos cada vez en seres egoístas e individuales que nos encerramos en medios tecnológicos. La tecnología allá en China permea mucho y cada vez se va aislando más la sociedad, es lo que percibo. Son tanta gente, pero tan aislados de cierta manera, aunque siguen siendo gente muy de tradiciones. No me  interesó buscar esa mirada cliché que ya conocemos de China, yo quería dar otra percepción y otra visión, no quería caer en lo político ni en temas sobados, sino buscar otra reinterpretación.

-¿Qué son esos temas clichés para ti?

-Serían los mercados, el Tíbet, retratos de la gente, las tradiciones, los dragones, la comida, yo quise profundizar más y no quedarme en la superficie de lectura. Entonces fui buscando, y me di cuenta, por ejemplo, que hay posturas corporales muy típicas de allá, las personas se hincan o más bien se sientan o descansan de manera distinta que aquí. Era como buscar esas visiones particulares. También los baños son de otra manera y se sientan de otra manera, y eso permea la cultura, a lo mejor son detalles tontos pero a mí me interesaba buscar esos elementos.

-¿Entre región y región también encontraste diferencias?

-Es un país muy rico, cada región tiene sus costumbres, sus platillos, es como acá en México, diferentes tipos de sabores, a mí me gusta mucho la comida, entonces en cada estado de China, encontré diferentes platillos.

-¿Cómo viste a la juventud?

-Se les permite tener por ley sólo un hijo, eso genera una sociedad de primogénitos, con una cultura diferente, el hijo único es una persona muy querida muy sobreprotegida, trata de imaginar a todo el país de esa manera, se genera una sociedad muy particular.

-¿Encontraste una globalización marcada?

-Del primer viaje, que fue antes de las Olimpiadas, a éste, sí sentí más caro y comercializado el país, lo que me gusta es que en China, al igual que en México, se puede encontrar desde lo más barato a lo más caro. Hay una parte infantil que me gusta mucho, tienen mucha influencia de los juguetes y los comics, algo muy interesante. Son muy familiares, muy unidos, eso me gustó, es una sociedad en que la familia sigue siendo el núcleo. En ese aspecto hay muchas coincidencias con México. Son muchísima gente, es como la Ciudad de México al mil.

-¿Cuántas fotografías hay en la exposición?

-Para la exposición son entre 80 y 100 imágenes, tengo videos, los cuales no se presentaron, los voy a mostrar en un futuro. Después de Nueva Zelanda, posiblemente la exposición se mueva a Australia, aún no es seguro, y luego me gustaría buscar otros lugares en donde exhibir.

-Es interesante alejarte del cliché, pero a la vez, ¿no resulta un riesgo en un mundo acostumbrado a las fórmulas?

-Definitivamente, pero desde el principio pensé que no me interesaba hacer una imagen de ciertos paisajes que pueden ser muy bonitos, lo que quería era que el espectador pudiera tener diferentes lecturas y el salir a la calle a hacer fotografías me cambió la percepción, usar cámaras digitales, celulares, video, jugar con diferentes formatos, me interesó, y por eso, en la exposición hay imágenes desde 3 cm a 1 metro y medio y son tanto diferentes formatos como diferentes momentos de búsqueda.

-Como fotógrafo ¿cómo te sientes actualmente en una sociedad en que todo el mundo tiene cámaras en sus celulares, donde todo el mundo saca fotos con cualquier dispositivo?

-Me gusta, creo que la fotografía se ha convertido en algo fundamental para la comunicación humana y con el celular todo el mundo puede tomar imágenes, pero es como si te dijera yo o un chef cómo hace los huevos revueltos, hay una gran diferencia. Poder generar un discurso a través las imágenes es una diferencia autoral. Para un amateur no hay una búsqueda más allá de comunicarse a través de imágenes. México es un país muy visual, y ahora cada vez más gente voltea hacia la fotografía, estamos conectados al internet, viendo todo el tiempo imágenes y videos, pero de ahí cada quien va filtrando qué imágenes son las interesantes y se va generando una alimentación visual personal en ese abismo negro del internet.

-¿Ese filtro natural, ese gusto, podría llegar a perderse en el tiempo con tantas imágenes disponibles?

-Es que es peligroso el internet en cuanto a las imágenes se refiere. Yo soy adicto, creo que mucha gente lo es, es como una búsqueda sin fin, puede existir demasiada información donde no hay una dirección, pero uno tiene que aprender a filtrar. Por eso con esta exposición sobre China, lo que quise es filtrar todas las imágenes clichés que ya conocía sobre ese país y descubrirlo por mi cuenta; eso es un proceso mágico que nos recuerda que todo se renueva con una nueva mirada.

HBL

México,Distrito Federal