Noticias


Publica Conaculta el poemario México-Pekín, de Claudia Hernández de Valle-Arizpe

19 de agosto de 2013

  • El volumen figura en la colección Práctica Mortal de la Dirección General de Publicaciones y evoca las similitudes y diferencias entre las ciudades

“Puentes imaginarios para salvar la distancia, puentes como ráfagas de kilómetros”, es eso lo que hace la metáfora,  construir puentes  que unen todo lo que en principio es disímil, pero cuya lejana semejanza siempre encuentra.  Esa la propiedad de la poesía a la que apela  Claudia Hernández de Valle-Arizpe, en su poemario titulado México-Pekín, publicado por la Dirección General de Publicaciones de Conaculta en su colección Práctica Mortal.

Las ciudades nunca son una misma, las ciudades se construyen por el ojo que las mira, por la piel en la que vibran o enmudecen. La poeta se funde en los paisajes y se separa de ellos a lo largo de los distintos cantos que cabalgan entre lo poético y lo narrativo.

Juego de naipes inaugura el libro, en el que las dos ciudades van apareciendo tan azarosamente como en una tirada de cartas, guiando al lector entre una y otra por la forma del acróstico. Por las letras que configuran sus nombres una y otra son descritas. Cuando la atención abandona la métrica ocurre en el lector un fantástico juego en que México puede ser Pekín, o viceversa.

El siguiente canto, La extranjera es la huella de la vivencia, el extrañamiento de los espacios y las costumbres. El tiempo de estrenar calles, rutinas, mercados. El pestañeo que cae lentamente sobre las luces, las horas y los rascacielos.

Las plazas principales de las ciudades guardan historias imperecederas, las plazas son hondas pisadas en la memoria de los pueblos. Esta afirmación recorre En las plazas donde el yo poético confirma su “ajenidad”.  Donde ese mismo yo poético se reconoce, en ese viaje continuo de una a otra ciudad, de una plaza a otra.

Y aparecen después Los parques “Beihai  Mitad lago, mitad tierra esculpida, hay lotos: circunferencia donde flotan pabellones sus rojas columnas. Se confunden los jardines en sus mapas bilingües. Chapultepec el sauce de China y el ahuehuete mexicano crecen su tronco invisible. Una pagoda en la colina o un castillo en el cerro recuerdan lo mismo: el trazo de edificios reales que existían para unos cuantos”.

La China sin memoria ya de sus hambrunas se refleja en Los comedores. La abundancia que termina en la basura, patos, langostinos, frutas se vuelven masa desechable al final del día. Los absurdos de la vida moderna.

La religión es una bocacalle en estas dos culturas, no escapa esto a la poeta, de ahí que el canto Templos sobrevuele lo arquitectónico para aterrizar en la experiencia. Del templo del Buda reclinado desembocamos en La Basílica. La subterránea relación entre trazos y místicas potenciándose o anulándose es la sutil sugerencia que nos entrega este apartado.

Claudia Hernández de Valle-Arizpe es autora de varios libros de poesía, entre ellos  destacan: Deshielo,  Premio Nacional de Poesía Efraín Huerta (1997) y Perros muy azules, Premio Iberoamericano de Poesía Jaime Sabines para Obra Publicada (2010).

México-Pekín es la pisada impresa en la sensación, la huella de la experiencia de dos ciudades que es  a veces inabarcable, a veces incomprensible.

Diez cantos componen este poemario, cuya extensión es de 88 páginas. Fue escrito en 2011 gracias al apoyo del Sistema Nacional de Creadores y la primera edición aparece en 2013.

ARR

México,Distrito Federal