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Este miércoles 5 se abirá la muestra Santos vivientes

Realiza Michael Landy pieza especial para su exposición en el Antiguo Colegio de San Ildefonso

04 de noviembre de 2014

  • El artista británico presenta en México su nueva obra interactiva San Esteban
  • Mi pieza más dramática es Santo Tomás, porque transmite una sensación de violencia y anarquía, expresa

Inspirado en la pintura San Esteban, que pintó en 1476 el italiano Carlo Crivelli y que actualmente resguarda la National Gallery de Londres, el artista conceptual Michael Landy creó una pieza que se presenta por primera vez al público en México, dentro de la exposición Santos vivientes, en el Antiguo Colegio de San Ildefonso.

A partir del 5 de noviembre los visitantes pueden interactuar con esta pieza e incluso arrojarle alguna de las tres rocas elaboradas por el artista británico, las cuales pesan varios kilogramos. San Esteban, del británico Michael Landy, es una cabeza hecha con un polímero duro que mide más de un metro de longitud y cuelga de una cadena, como si fuera una piñata. La instalación es provocativa y el artista no sabe todavía qué ocurrirá con ella durante los cuatro meses que estará en exhibición, es decir hasta marzo de 2015.

“La gente puede interactuar con ella de diferentes maneras, tienen la opción de arrojarle piedras a la cabeza que representa a San Esteban, o no lanzarla. Se podría romper, podríamos repararla o quizá no. No lo sabemos todavía, pero en parte de esto se trata la exposición. Es un ejercicio iconoclasta, así como el de aquellos grupos que querían destruir las imágenes y visiones preestablecidas de la divinidad”, explicó en entrevista con el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), el artista británico quien además de la pieza San Esteban presenta otras siete esculturas monumentales e interactivas, así como 40 dibujos.

Algunas de las piezas adquieren movimiento e incluso generan sonidos cuando el visitante pisa un pedal. Para otras hay que girar una palanca o depositar una moneda. En otras hay brazos o torsos que se golpean a sí mismo o a alguna parte del cuerpo de otro santo y es previsible que se dañarán conforme pase la exhibición. En algunos casos el estruendo que causan las piezas automáticas, al recibir un golpe de piedra, es tan fuerte que el eco del estruendo se escucha en otras de las salas de exhibición.

“Desde mi punto de vista, la pieza más dramática es la que se llama Santo Tomás, en la que una brazo, que representa al apóstol incrédulo de la resurrección de Cristo, golpea al torso que representa al maestro crucificado y resucitado. Esa pieza tiene una máquina que hace que el movimiento parezca de un golpe a una bolsa de box. Además tiene otros movimientos que transmiten la sensación de que se puede romper. Hay algo que parece anarquía y violencia”, afirmó el artista, quien actualmente tiene en Londres una obra en proceso llamada Art Bin, en la que pretende llenar un recipiente de 600 metros cúbicos con obras de arte que deberían ir a la basura y que son seleccionadas por él. Al final esas obras serán destruidas.

En contraste con la pieza Santo Tomás que es inquietante, hay otra escultura gigante que toma la imagen conocida de San Francisco, pero ésta da regalos. Se trata de una escultura tridimensional de una túnica, la cual no tiene cabeza. Cuando el público llega a ella puede apretar un botón rojo y entonces una tenaza y un cable entran a la túnica de san Francisco, como si fueran las máquinas de feria que capturan muñecos de peluche.

En este caso se puede extraer como regalo una camiseta de la exposición con las palabras “Pobreza, confianza y obediencia”, que eran los valores que defendía san Francisco, quien dejó una vida de comodidades para imponerse como martirio individual la pobreza.

“La exposición quiere provocar una experiencia diferente con cada espectador, dependiendo de la manera como interactúe con las obras. Puede interactuar o no, apretar un pedal o no, girar una rueda, arrojar una piedra o no hacer nada. Se puede sentir que el arte puede ser violento y también puede darnos regalos”, agregó Landy.

Nacido en el seno de una familia irlandesa, profundamente creyente, Michael Landy tomó por primera vez el tema de los santos y su iconografía entre 2010 y 2012, cuando fue seleccionado para realizar una residencia en la National Gallery de Londres. En esos dos años realizó un estudio en el sótano de este importante museo y se dedicó a conocer y estudiar la colección de obras de arte de más de dos mil años. Así descubrió la enorme riqueza iconográfica del Renacimiento relacionada con los santos.

Sus primeras ideas consistieron en copiar algunas de las antiguas pinturas por medio de dibujos y fotografías, después comenzó a realizar collages en torno a la imagen de la llamada Rueda de Santa Carina, que identificó en más de 30 pinturas antiguas de la National Gallery y así pensó en las máquinas de autocastigo y otras esculturas móviles o arte kinético que tratan sobre la penitencia auto-impuesta. 

“Para mí es importante que la gente no se sienta separada de la obra de arte, sino que camine alrededor de ella, que la toque, que interactúe. Con esa idea realicé las esculturas de gran dimensión, hechas de piezas recicladas. Cada una está construida con partes que son copias de otras piezas de arte famosas. Por ejemplo, en la pieza Multi-Santo hago un collage que tiene las piernas de un San Miguel Arcángel, piezas de una máquina y partes de otros santos”, agregó.

Landy es uno de los artistas contemporáneos más reconocidos en Reino Unido por lo radical y crítico de sus propuestas. Analiza los valores impuestos por un mundo donde se ha exagerado el mercantilismo y el consumo. En 2001 saltó a la fama al realizar una instalación y performance llamado Break down, en el que destruyó en público todas sus posesiones, en una especie de banda industrial donde había 10 trabajadores. Desmembró, desarmó y rompió más de 7 mil 200 objetos que eran su patrimonio: desde hilos, postales y pasaportes, hasta piezas que le habían regalado importantes artistas, como Demien Hirst.

La propuesta artística de Michael Landy llega por primera vez a México gracias a la colaboración de la National Gallery de Londres y el British Council, quienes unen esfuerzos con la Universidad Nacional Autónoma de México, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y el Gobierno del Distrito Federal, para que el público mexicano conozca el arte del artista inglés en el marco del Año Dual México–Reino Unido 2015.

ACB

México,Distrito Federal