Liturgia es orden y forma, es procedimiento para un rito. Liturgia es ceremonia. El trazo por donde la fe se conmemora, se renueva, en un lenguaje preciso. Liturgia es expresión. Bajo la bóveda celeste camina el creyente una senda bien marcada, ¿pero qué misal rige a los hombres de la iglesia?, ¿qué reglamento sujeta al hombre que reniega de su condición para hacerse la representación terrena de Dios?

Gloria mundi, escrito por Noel René Cisneros, ganador del Premio Nacional de Cuento Breve Julio Torri 2015,  editado por el Fondo Editorial Tierra Adentro de la Secretaría de Cultura, corretea por habitaciones privadas, jardines privados, cuevas y espacios íntimos donde ocurrió y ocurre la verdadera historia de los pontífices de la Iglesia católica.

Rodrigo Borja está en la residencia de Vanozza;  quien un día fuera cortesana, ahora es la mujer, la confidente y la madre del primogénito de Rodrigo. En el jardín, sentado en una silla de tapiz damasquino, bebiendo vino bajo un ciprés,  ve entrar a Juan, su pequeño hijo. La sonrisa del niño es la metáfora de su vida. Todo es tan plácido, y el bienestar parece tan sencillo, pero para que exista el regocijo y en la mesa haya viandas, cada hombre, como él, tiene una oscuridad que recorrer. Por el momento se conforma con ser el vicecanciller del pontífice.

La ley y la rectitud, están hechas para los que, a pesar de no tener apenas nada, deben ser mantenidos a raya, los poderosos, para serlo, deben ignorar esas escalas. Sin reparar a cuál Cristo se consagre, hay que sobornar sin que se vea, trenzar intrigas, no hay trono sin mácula ni en este ni en ningún reino. Esa es la lección que se desprende de la carta de un cardenal próximo a ser electo Papa. Ese a quien Giuliano della Rovere, despreció tal vez desde que Borgia le arrebatara a Vanozzia.

La rencilla, el encono, el odio protagonizados por el italiano y el español mancharon singularmente el púrpura y el blanco, flechados por un mismo apetito: la ambición.

“Quizá los humildes puedan gozar la satisfacción de conocer el verdadero rostro de sus congéneres”, dice algún Papa en el cuento La bondad en el mundo. Pero un príncipe de la Iglesia construye su carrera descubriendo qué se esconde en unos labios fruncidos, en una ceja que se arquea, en una adulación. Poseer los secretos, los miedos, las debilidades solamente se consigue leyendo los otros rostros.

La historia de los hombres del sí a cualquier precio, va siempre flanqueada por la de aquellos que dijeron no en algún momento, el primero de ellos fue Pedro, quien recorre las calles de Roma.  Ajeno a ese mundo  sus palabras son las de un expatriado que se descubre muerto de hambre, agotado, alienado. Rememora aquel mar que dejó atrás, la vida serena que terminó cuando fue señalado: “Señor, ¿por qué me elegiste?, ¿por qué tuve que verte cuando triunfaste sobre la muerte?, ¿por qué yo?”.

Pietro da Murrone vive como eremita en una cueva, fundador de la orden de los Celestinos,  sólo conoce la privación y la entrega en la humildad, cuando es proclamado Papa. Su elección es broma, es hartazgo nacido ante el  cuestionamiento de la existencia de un pontífice. Se niega. Es mantenido preso a pesar de ser ya Celestino V, pero no le teme a esa cárcel: “La cárcel que intuye, hecha de palabras, de dimes y diretes, es la que lo aterroriza”.

El crucifijo es distinto para cada uno de estos hombres, cuelga también de distintas partes, el cardenal Barbo, por ejemplo, llevaba el crucifijo en la vanidad, colgándole del rostro, así intentó hacerse llamar Formoso II una vez que se puso los ropajes del obispo de Roma.

El Papa tamborilea los dedos sin quehacer, observa la punta de sus zapatos, se alisa los ropajes, ha dejado de ser el cargo que porta casi después de la gloria de ser elegido. Le empachó el sabor del anillo. La llegada desvaneció el vigor, ahora solamente sus dedos corren.

Gloria mundi es el nuevo liber pontificalis, que relata cinco minutos antes,  cinco minutos después, ¿de qué está hecho ese reino?, y el consumo invisible de toda índole que implica llevar la corona, el palio, el anillo, del pescador de hombres, siendo tan sólo uno más.

Noel René Cisneros (Cuauhtémoc, Chihuahua, 1984), estudió Historia en la Universidad Autónoma de Chihuahua. Formó parte del taller de poesía Alí Chumacero que imparte Enrique Servín y del taller de narrativa Alma Montemayor, a cargo de Roberto Ransom. Fue becario del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes Jóvenes Creadores en el período 2010-2011 en el área de cuento, y actualmente es becario de la Fundación para las Letras Mexicanas en el área de Narrativa.

Noel René Cisneros, Gloria mundi, Fondo Editorial Tierra Adentro/ Conaculta México, 2015, 105 pp.

Información: ARR

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