Como un performance que lleva la experiencia del cuerpo a la página, calificó la poeta Cristina Rivera Garza su más reciente libro que, titulado La imaginación pública, que está en la colección Práctica Mortal de la Dirección General de Publicaciones (DGP) de la Secretaría de Cultura del Gobierno de la República.

Durante la presentación del volumen, realizada en el Bar Bucardón, la autora precisó que este libro va del cuerpo y sus distintas relaciones: con la tecnología, con la violencia, con el lenguaje.

Y es que, dijo, “el gran reto de la escritura es traer la experiencia a la página, en otras palabras, convocar el cuerpo a la página, un reto ético y estético; y éste es una especie, con el uso de otro soporte y una mutación de otros libros que he escrito, como Los muertos indóciles y Dolerse, de performance de todas estas ideas con las que he lidiado en los últimos cuatro o cinco años, con ese soporte que conocemos con el mote de poesía”.

Rivera Garza, quien en esta presentación estuvo acompañada por colegas y amigos, como Mónica Nepote, Carla Feasler, Sara Uribe, Roberto Cruz y Fernando Rivera Calderón, aseguró que La imaginación pública es un libro que podrán disfrutar todo tipo de personas.

“El lector que se aventura, el que no le tiene miedo a la relación del lenguaje y la tecnología; a los hipocondriacos que buscan definiciones de enfermedades en Wikipedia, para los que se preocupan por los cuerpos desaparecidos que también nos crean identidad en el mundo en que vivimos actualmente; creo que por ahí encontrarán algo que les llegue”.

Durante el evento, Alejandro Merlín, director editorial y de Producción de la DGP, invitó a los asistentes a conocer la colección Práctica Mortal que, comentó, tiene como fin publicar más poesía, pero sobre todo hacer apuestas arriesgadas de libros que de otra forma difícilmente y por la lógica del mercado podrán ser editados.

En la amena velada literaria, la también poeta Mónica Nepote aseguró que La imaginación pública hace una señalética alternativa a nuestra propia aproximación al cuerpo y que en momentos el volumen puede parecer un catálogo de achaques para después ser como un zoom que amplifica y distorsiona la imagen.

Por su parte, Carla Feasler consideró que en esta obra la autora interroga a la literatura y al poder, a través de la poesía; mientras Sara Uribe indicó que La Imaginación pública es un volumen que dialoga consigo mismo, a pesar que es algo social, público y real, que cuestiona y reformula el registro de lo cotidiano.

El también poeta Roberto Cruz advirtió que el libro de Cristina Rivera presenta las diversas maneras para nombrar y aproximarnos a un cuerpo, el cual fue escrito a partir de las definiciones de varias de las enfermedades que la autora sufrió en 2012.

El músico Fernando Rivera Calderón recordó que en este libro el cuerpo se revela como una experiencia más allá, donde la enfermedad se muestra cono una experiencia artística y una obra de arte, el hipocondriaco como un hacedor de arte y los doctores como “curadores”.

El cantante de lo cotidiano tomó su guitarra y con diversos acordes puso música a uno de los poemas que vienen en las 111 páginas de La imaginación pública, libro que ya está a la venta en la Red de Librerías Educal.

Información: AGB

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