Rodrigo Eduardo González Guzmán, Rockdrigo, (Tampico, Tamaulipas, 1950 - Ciudad de México, 1985) era capaz de captar a cualquier público y eso le ha dado permanencia, pues si bien formó parte de una determinada generación y tiempo, sus canciones siguen siendo vigentes. Los oyentes de hoy día pueden identificarse con muchas de sus letras, planteó Ricardo Bravo, en la sesión de escucha de la Fonoteca Nacional dedicada al músico mexicano desaparecido en el terremoto del 19 de septiembre de 1985.

El curador del ciclo musical Iconos del rock mexicano, explicó a los presentes en la Sala Murray Schafer que la discografía de Rockdrigo fue posible gracias al trabajo de sus amigos, quienes se propusieron llevar las grabaciones semiprofesionales que dejó el artista a los discos de vinil para rescatar su música y dejarla para la posteridad, pues el autor de El campeón nunca fue grabado por una compañía disquera. 

La sesión contó con la participación del músico Fausto Arrellin y el programador musical Rodrigo de Oyarzabal, quienes recordaron la obra y legado de su amigo, y compartieron cómo fue la realización de los cuatro materiales discográficos del popular compositor.

Rodrigo de Oyarzabal comentó que Rockdrigo llevó a cabo por cuenta propia la grabación de un cassette bajo el nombre de Hurbanistorias, el cual él mismo vendía en las tocadas donde se presentaba y en el Tianguis del Chopo. 

“Para el primer material discográficos decidimos conservar el cassette original y llevarlo a un disco de acetato.  En el temblor se recuperó el lado B, el lado A se sacó de una grabación del cassette a cinta de carrete en Radio Educación”, detalló.

Sobre el segundo material El profeta del nopal, explicó Rodrigo Oyarzabal, se tenía que decidir qué hacer con el material. “Teníamos la cinta que rescatamos del temblor, teníamos un concierto de los Arte Zánganos en Aguascalientes. Decidimos hacer una especie de cronología".

Respecto al tercer disco Aventuras en DeFe, Fausto Arrellin explicó que usó piezas consideradas por él medulares. “Me interesaba la parte más urbana, concentrado en las aventuras”. Sobre el cuarto material, No estoy loco, también a su cargo, dijo, presenta las obras más locas e imaginativas.

En la velada se recordó que Rodrigo González creó un movimiento musical denominado Rupestre, en el cual participaron muchos personajes musicales como Rafael Catana, Roberto González y Roberto Ponce, y del cual Fausto Arrellin leyó parte de su manifiesto. 

“Los Rupestres por lo general son sencillos, no la hacen mucho de tos como tanto chango, pero tienen tanto que proponer con sus guitarras de palo y sus voces acabadas de salir del ron. Son poetas y locochones, rockanroleros y trovadores, simples y elaborados, gustan de la fantasía, le mientan la madre a lo cotidiano, tocan como carpinteros venusinos y cantan como becerros en un examen final del Conservatorio”.

Sobre dicho movimiento, Rodrigo Oyarzabal comentó se trataba de un colectivo para buscar lugares dónde tocar. “Como colectivo se tenía más peso que de manera individual. Se consiguieron muchos espacios que nunca hubieran imaginado, el movimiento tomaba fuerza. Era muy interesante ver cómo gente tan disímbola tocaba junta y que abrieran espacios. Es una lucha que ha permitido que sigan trabajando y grabando su música, pese a los medios, el tiempo y todo”.

En el evento, donde se escucharon las canciones No tengo tiempo (de cambiar mi vida), Estación del Metro Balderas, Tiempo de Híbridos, Asalto chido, Préstame tu máquina del tiempo, y No estoy loco, se comentó sobre la estatua del compositor, realizada por el escultor Alfredo Casanova, develada en 2011 en la estación del Metro Balderas del Sistema de Transporte Colectivo. 

“Se tuvo en un principio la idea de instalar la estatua en el parque Manuel Tolsá pero finalmente se decidió colocarla dentro del Metro. Recuerdo que el escultor tuvo que improvisar sus gestos, pues no había fotografías fieles de Rodrigo González”, relató Fausto Arrellin.  

Al recordar al rockero rupestre al momento de estar sobre el escenario, Rodrigo Oyarzabal comentó siempre tuvo un dominio escénico interesante. “Sacaba algo que hacia memorable el concierto”.

El músico Fausto Arrellin abundó que Rodrigo González usaba en sus canciones un lenguaje diferente que se escuchaba muy normal y natural. “En sus letras  encuentro una comprensión rítmica. La permanencia de Rodrigo llegó y penetró como sea, de manera muy sensible".

En opinión de Ricardo Oyarzabal, la música de Rockdrigo es trascendente pues tiene un manejo del lenguaje muy interesante y siempre encontraba como resolver la historia que relataba. “A muchos compositores mexicanos les cuesta mucho trabajo concluir, redondear lo que narran. Él es de los grandes compositores que ha dado México”, afirmó.

A su manera de ver, su muerte lo convirtió en un mito por lo que habría que desmitificarlo y darle un valor más allá de ese hecho. “Hay que meterse  a su obra, entenderla, disfrutarla. Él es un disfrute. Me parece importante romper el mito”.

En cuanto al rumor de la existencia de material para realizar otro material discográfico de RockdrigoGonzález, Fausto Arrellin, precisó que sí hay grabaciones inéditas, con otra música, y otros tipo de letra, en las que se encontrará, por ejemplo, un Rodrigo extremadamente alburero, pero agregó que para que dicho material se realice se requiere de la autorización de la hermana del compositor para, en un primer momento, mostrar el material.

La velada de recuerdos del compositor tamaulipeco cerró con la interpretación con guitarra de El campeónpor parte de Fausto Arrellin, lo que desató una fuerte ovación de los presentes.

Los cuatro materiales de Rodrigo González Rockdrigo se pueden escuchar  en la Fonoteca Nacional, ubicada en Francisco Sosa No. 383, colonia Barrio de Santa Catarina, Coyoacán. Horario: lunes a viernes de 9:00 a 14:00 horas y 13:00  a 18:00 horas.

Información: DAF

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