Ante el incremento de casos de bocio, el 31 de marzo de 1942, en el Diario Oficial, apareció publicado un Decreto de Manuel Ávila Camacho, Presidente de México, en el que declaró de interés público en el país la profilaxis del bocio endémico, al tiempo que señaló como responsable de su curación al Departamento de Salubridad Pública y haciendo énfasis en el consumo de sal yodada. En Tlaxcala, a finales de la década de los cincuenta, la Secretaría de Salubridad, emprendió una campaña contra la referida enfermedad, concientizando a la población en el consumo de sal y caramelos yodados.