Ante la poca efectividad de la campaña del gobernador Plutarco Elías Calles en contra de los yaquis, el presidente Carranza ordenó que éste se coordinara con el general Manuel M. Diéguez para modificar la estrategia, la cual incluiría el uso de aviones, no sólo para el reconocimiento de los campos de batalla, sino también para bombardear los campamentos rebeldes. Los pilotos serían los recién graduados de la Escuela de Aviación, quienes se trasladarían, junto con los aviones, en un tren especial hacia Sonora.