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Durango: Dos rutas misionales Guías del Patrimonio Cultural y Turismo
DURANGO:
DOS RUTAS MISIONALES
PATRIMONIO MISIONAL EN EL SUR DE NUEVA VIZCAYA
RUTA DE MISIONES FRANCISCANAS
RUTA DE MISIONES JESUITAS
PATRIMONIO CULTURAL INMATERIAL EN LAS RUTAS DE DURANGO
GASTRONOMÍA
TRADICIONES
LEYENDAS, RECUERDOSY CUENTOS
PATRIMONIO MISIONAL EN EL SUR DE NUEVA VIZCAYA

La colonización del septentrión novohispano representó para la Corona española un enorme reto. Las condiciones naturales del territorio y la presencia de pueblos originarios resistentes a aceptar su dominio, dificultó el proceso de “pacificación” y poblamiento del territorio. Ante tales circunstancias el gobierno español utilizó principalmente cuatro tipos de centros poblacionales: el real de minas, la misión, el presidio y la hacienda. Cada una de estas instituciones de frontera tuvo un papel trascendental en la Nueva Vizcaya.
Las instituciones de frontera tenían como ob-
jetivo principal la ocupación de los territorios, que posteriormente serían unificados y pacificados. Este asentamiento generó una estructura económica y territorial, que se vinculó mediante una red de caminos, y relacionó los distintos núcleos de producción (haciendas y ranchos) y consumo (misiones, reales de minas, presidios y villas) con un importante número de pueblos cuyos habitantes constituían la necesaria base de mano de obra.
En el septentrión novohispano, el eje articulador de este proceso lo constituyó sin lugar a duda El Camino Real de Tierra Adentro.
Durante este periodo, Durango desempeñó un papel fundamental con su proclama como sede del obispado en 1620 y con la declaración como villa y capital del reino de la Nueva Vizcaya en 1630.

                           

Patrimonio misional en el sur de Nueva Vizcaya

Durante más de siglo y medio los franciscanos y jesuitas desempeñaron una amplia actividad entre los diversos grupos de indígenas que habitaban la Nueva Vizcaya. Para llevar a cabo su labor, los religiosos emplearon el sistema de reducciones por medio del cual los nativos eran congregados en poblados misionales, que son el antecedente de muchos de los actuales. Los misioneros pretendían que en esos lugares las comunidades aprendieran a vivir en “cristiana policía”, es decir, adoptaran la religión, las costumbres y el gobierno de los españoles. De esa manera las misiones se convirtieron en centros de concentración demográfica en el vasto septentrión novohispano y en abastecedores de mano de obra para los establecimientos españoles.
Las misiones del sur de la Nueva Vizcaya fueron secularizadas en 1753, por lo que mucho de su patrimonio ha desaparecido, sin embargo, todavía sobrevive parte de los templos e imágenes religiosas.

 

Durango, punto de partida

En primer lugar se recomienda visitar el municipio de Durango debido a que éste es el punto de partida hacia las dos rutas, además de contar con un bien conservado Centro Histórico.

Durango fue sede de los poderes civiles y eclesiásticos durante trescientos años. A la anterior peculiaridad se le suma un extraordinario mosaico cultural, en donde confluyen la historia y la arquitectura, que se ven reforzados por los parajes naturales, la etnografía de la región y las manifestaciones arqueológicas de las culturas prehispánicas. Este acervo ha sido utilizado en diversas locaciones fílmicas nacionales e internacionales.
En la ciudad de Durango solamente se presentan dos estructuras asociadas a la misiones; la primera es el ex Colegio de la Compañía de Jesús y Seminario, construcción que data del siglo XVIII, hoy rectoría de la Universidad Juárez del Estado de Durango (UJED). La segunda corresponde al templo de San Juan Bautista de Analco, ubicada en el sitio donde se encontraba la primera construcción religiosa de la ciudad, la visita franciscana del mismo nombre.
En cuanto a sus edificaciones históricas se recomienda visitar la Catedral Basílica Menor. Este edificio se comenzó a construir en 1635 y se terminó entre los años 1841 y 1844, fecha en la que se concluyeron los altares de estilo barroco. Las dos torres de tres cuerpos sobresalen a más de 35 metros sobre el nivel del suelo, y sirven de marco para la cruz de hierro forjado que corona la entrada principal de la fachada. Las portadas laterales son de estilo barroco salomónico. En su interior sobresale una sillería de madera tallada cubierta de oro, además de tener pinturas con motivos religiosos. También se sugiere conocer el Palacio de Gobierno, la Plaza IV Centenario, la Presidencia Municipal y La Casa del Conde del Valle de Súchil, la cual es una lujosa casona de la ciudad, ahora propiedad de una institución bancaria. Joshep del Campo Soberón y Larrea, Conde del Valle de Súchil, la mandó construir en 1763. Los detalles interiores y exteriores dieron como resultado un portentoso edificio de estilos barroco y rococó.
Uno de los mejores ejemplos de la arquitectura colonial de estilo neoclásico afrancesado es el Teatro Ricardo Castro. En cuanto a construcciones religiosas se pueden visitar el Edificio del Arzobispado, el Templo de San Agustín, fundado por el primer obispo de Durango Fray Gonzalo de Hermosillo en 1631, La Ermita de los Remedios y el Templo de Nuestra Señora de los Ángeles.
Por otro lado, la ciudad también cuenta con varios recintos culturales como el Museo Regional de Durango, el Museo de la Revolución y el Museo Temático del Cine, entre otros.
Vale la pena acudir al Mercado Gómez Palacio, localizado a 100 metros de la Catedral, donde se pueden encontrar artesanías como cestería, bolsas, petates, canastas, sombreros, curiosos objetos decorativos y delicadas figuras talladas en madera.

 

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