El montaje desentraña las historias de migrantes de diferentes puntos del mundo a quienes el viento de los cambios políticos y sociales de finales del siglo XX trajo a Monterrey y quienes siguen en busca de su identidad. El Recolector de historias los reúne a través de la memoria, la culpa y los sueños frustrados. La pieza nos revela que a veces, el fin del mundo es algo muy personal y cotidiano. Puede suceder en el temprano atardecer otoñal, en algún minuto, cuando la luz ya se ha ido y la oscuridad todavía no llega. En este largo minuto ocurren las historias aquí contadas.