Con el propósito de impulsar una política audiovisual
y cinematográfica integral, que vinculara más
estrechamente la producción, la formación de
profesionales y el aliento a la creación con los objetivos
de preservación y difusión del acervo fílmico
mexicano, en 1997 la Cineteca Nacional, hasta entonces adscrita
ala Secretaría de Gobernación, se incorporó
al Consejo Nacionalpara la Cultura y las Artes.
Esta
medida dio inicio a una nueva etapa en este campo, ya que
la Cineteca Nacional quedó sectorizada junto con las
instituciones afines: el Instituto Mexicano de Cinematografía,
el Centro de Capacitación Cinematográfica y
los Estudios Churubusco.
A
partir de ese año, la Cineteca Nacional dio paso a
un proceso de reestructuración que contempló
la modernización de sus instalaciones y el fortalecimiento
de sus objetivos de rescate, clasificación, restauración,
preservación y difusión del patrimonio fílmico,
lo cual permitió brindar un mejor servicio a sus usuarios,
y cumplir con las metas que le fijaron las reformas a la Ley
Federal de Cinematografía en 1999.
La
labor de guardar y conservar las películas se remonta
a mediados de la década de los treinta cuando surgió
la noción del cine como arte y documento de la historia
contemporánea. Apenas unos años después
del nacimiento de los primeros acervos fílmicos y con
ellos, de las primeras cinematecas o cinetecas encargadas
de su resguardo y exhibición, se fundó la Federación
Internacional de Archivos Fílmicos (fiaf), de la cual
es miembro la Cineteca Nacional desde 1977.
Casi
a la par que en el resto del mundo, en México la preservación
de películas se inició entre algunos aficionados.
Pronto asumió la labor el Estado, primero a través
de la Secretaría de Educación Pública
y posteriormente de la Secretaría de Gobernación,
que desde la cuarta década del siglo se encarga de
la regulación de la radio, la televisión y la
cinematografía.
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