Ampliación de la participación social y movilización

de recursos para la cultura

La existencia del conaculta ha querido entrañar por sí misma una declaración de principios de la política cultural, la de que la acción del Estado en el ámbito de la cultura no puede consistir ni en sustituir a los creadores, generando la cultura; ni a la sociedad, detentando la creación o un patrimonio cultural que no es de las instituciones sino de toda la sociedad. Su función es simplemente crear un fuerte enlace, ser un puente o un eslabón, entre los creadores y la sociedad, entre el pasado y el futuro de la comunidad nacional.

Por eso, su campo de acción se define con lo que debe ser unpreciso deslinde de la responsabilidad y las tareas de las instituciones determinando, primero, en qué ámbitos el Estado no puede delegar su responsabilidad; en cuáles su intervención es innecesaria o incluso interfiere con las iniciativas de la sociedad; y en cuáles la colaboración entre el Estado y la sociedad no sólo es conveniente sino indispensable.

Este deslinde llevado a cabo con la operación del conaculta ha permitido a México realizar grandes esfuerzos en el campo del desarrollo cultural en los cuales tienen participación todos los niveles de gobierno, el sector privado, la comunidad cultural y la sociedad civil en su conjunto.

Esta participación es creciente y se produce en todos los campos de la vida cultural. La participación activa en la preservación del patrimonio cultural, mediante comisiones estatales y locales, programas de adopción de obras artísticas y bienes culturales para su restauración y conservación, fideicomisos para obras en zonas arqueológicas y patronatos y asociaciones de amigos de los museos; en el fomento a la creación artística mediante contribuciones directas a los fondos existentes o fondos especiales que se decida crear; en el patrocinio de exposiciones y actividades artísticas; en la donación de colecciones, equipos técnicos o fondos para instituciones culturales, es un factor promovido sistemáticamente mediante una política de incentivos fiscales y reconocimientos públicos a empresas, asociaciones civiles, organizaciones no gubernamentales y particulares en el país.

A partir de 1995 se buscaría profundizar sistemáticamente entodas las experiencias obtenidas y consolidar el papel del Estado nocomo el ejecutor directo y prácticamente único del fomento a la cultura que fue durante mucho tiempo, sino esencialmente como promotor, organizador y facilitador de la acción colectiva.

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