En la XXVIII edición (2000), se estrenó la ópera Cien objetos para representar el mundo, del artista inglés Peter Greenaway. Fotografía: Dante Busquets. Archivo: FIC

El polémico montaje de La Malinche, de Víctor Hugo Rascón Banda, estuvo a cargo de la Compañía Nacional de Teatro (México), en la XXVI edición (1998). Fotografía: Dante Busquets. Archivo: FIC

En la danza destacaron las intervenciones de la Compagnie Philipe Saire (1995); el Ballet de l'Opera National de Lyon (1996); Sankai-Juku (1997); Kibbutz Contemporary Dance Company (1998); Nederlands Dans Theater I (1999); Jo Stromgren Kompani, y el Ballet Folklórico de la Universidad Veracruzana (2000).

El fic contó, en el terreno literario y académico, con la participación de autores y especialistas como Eduardo Lizalde, Fernando del Paso, Adolfo Castañón, Ernesto de la Peña, Carlos Monsiváis, Jean-Claude Massonb, Jaques Lafaye, Kurt Pahlen, Raquel Tibol y José Antonio Alcaraz.

La ópera destacó por las representaciones de Catulli Carmina/Dido and Aeneas (1995); La mulata de Córdoba (1996); La vida breve (1996); Don Giovanni (1997); Brundibar (ópera infantil, 1998); The Visitors (1999); Cien objetos para representar el mundo (2000) del también cineasta y artista plástico Peter Greenaway, y Schoenberg Kabarett (2000), de Peter Stein.

Obras como Roberto Zucco (1995); El cántaro roto (1996); Don Juan (1997); La casa de Bernarda Alba (1998); La Malinche (1998); Felipe Ángeles (1999); La muerte se va a Granada (1999); La dama duende; Crónica de una muerte anunciada, y Edipo Rey (en el año 2000) destacaron en el campo de las artes escénicas.

En el área musical participaron la Camerata Académica des Mozarteum Salzburgo (1995); Rudolf Buchbinder (1995); Dresdner Phiharmonie (1996); Niños Cantores de Viena (1996); Academy of St. Martin in the Fields (1997); Quarteto Amati (1997); Orquesta de Cámara de la Unión Europea (1997); Hélène Grimaud (1998); Anonymous 4 (1998); Orchestra da Camara di Montova (1999); Freiburger Barockorchester (1999); K.S. Kurt Moll (1999), y La Petite Bande (2000).

Para que el Festival Internacional Cervantino continúe y fortalezca su vocación de encuentro y enlace entre la tradición y la vanguardia de las expresiones artísticas y culturales del mundo, tendrá que fortalecer su personalidad jurídica al tiempo de ampliar los márgenes de corresponsabilidad entre las instancias que conforman el Comité Organizador.

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