En
el periodo 1995-2000, el cch favoreció el uso pleno
de su infraestructura por parte de la comunidad teatral del
país, integrada por los teatros Helénico, La
Gruta, La Capilla y El Claustro. Por las características
de los recintos, el Centro favoreció una amplia y diversa
oferta de montajes de alta calidad; estimuló una programación
que atendiera a los más diversos públicos, con
énfasis en el teatro
infantil; facilitó la producción de las obras
de muchos autores jóvenes, algunos de ellos derivados
de apoyos y becas del fonca; produjo puestas en escena de
corte comercial fincadas en la excelencia dramática;
llevó a cabo actividades culturales como festivales,
encuentros, conciertos y talleres; y consolidó la cooperación
tanto entre los organismos del conaculta, como de otras instituciones
dedicadas al teatro.
El
Centro Cultural Helénico recibió alrededor de
300 000 espectadores en las más de 4 700 funciones
que tuvieron lugar. Con la finalidad de ampliar sus públicos,
mantuvo una política de descuento a estudiantes y personas
de la tercera edad, además de realizar funciones especiales
a grupos de escolares y de organismos privados.
Teatro
Helénico
Por
sus dimensiones, equipamiento y arraigo entre el público,
el Teatro Helénico (con capacidad para 460 espectadores),
desplegó una intensa actividad que lo llevó
a mantener hasta 4 obras en cartelera durante ciertos periodos.
Fue destinado fundamentalmente al montaje de piezas clásicas
y contemporáneas de amplia convocatoria, algunas de
ellas bajo esquemas de producción comercial, lo que
redituó en el manejo financiero del mismo.
En
este espacio se presentaron obras con temporadas exitosas,
entre ellas Entre Villa y una mujer desnuda, escrita
y dirigida por Sabina Berman; ¡Ay! Carmela, de
José Sanchís Sinisterra, dirigida por Otto Minera;
Un tranvía llamado deseo, de Tennesse Williams,
dirigida por Francisco Franco, y Arte, de Yazmina Reza,
que contó con la dirección de Mario Espinosa.
La
Gruta
Por
su tamaño, capacidad para 100 personas, y su característica
esencial de foro de "caja negra", fue idóneo
para las propuestas de las jóvenes generaciones de
creadores, distinguidas por la innovación tanto en
términos de lenguaje como de contenido y forma, lo
cual incidió en la formación de nuevos públicos.
Asimismo, su versatilidad escénica permitió
la programación de numerosas
obras
presentadas en distintos días de la semana. |