El teatro, un laboratorio de las emociones y de las ideas: Flavio González Mello

  • Artes escénicas
Información: CGP
Comunicado No. 683/2011
11 de abril de 2011

***El autor El padre pródigo, obra que recién inició temporada en el Teatro El Granero del Centro Cultural del Bosque, recibió el Premio de Dramaturgia Juan Ruiz de Alarcón 2011, que otorgan el Gobierno de Guerrero, el Instituto Nacional de Bellas Artes y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes

El ganador del Premio Internacional de Literatura Letras del Bicentenario Sor Juana Inés de la Cruz, en la categoría de Dramaturgia en el 2010, afirma que todas sus obras tienen un valor importante, pues reflejan sus intereses y preguntas en distintos momentos de su vida, como es el caso de El padre pródigo.

        La referida obra aborda un asunto que para él mantiene interrogantes y es diferente a lo que ha trabajado en otras obras, pero que al mismo tiempo lo hace regresar al tema de la familia, tal como lo hizo al inicio de su carrera como director de cine en el mediometraje Domingo siete, que de ser una tesis escolar, se convirtió en la ganadora de un Ariel al Mejor Mediometraje de Ficción otorgado por la Academia Mexicana de Ciencias y Artes Cinematográficas en 1996.

        “¡Es un lujo ganar un Ariel con una tesis escolar, recuerdo que ese día llegué yo y junto a mi asiento estaba el nombre de Columba Domínguez! Finalmente para mi desgracia no llegó a sentarse ahí y llegó directo al escenario porque le iban a dar un reconocimiento, pero inmediatamente te conecta con el imaginario que tenemos desde niños”, comenta al referirse a la destacada actriz de la llamada Época de Oro del Cine Mexicano.

        Domingo siete trata la historia de una adolescente que se embaraza y cuyos padres, para guardar las apariencias, se apresuran a organizar la boda que poco a poco terminará por convertirse en una pesadilla, mientras que El padre pródigo explora las relaciones de una familia de clase media que entra en crisis cuando el padre (Hernán) regresa a casa después de 20 años de ausencia.

        González Mello estudió en el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC) de la UNAM y en el Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC) del Centro Nacional de las Artes (Cenart), y si bien disfruta el séptimo arte tanto como el teatro, reconoce que es en las artes escénicas en donde encuentra mayor libertad para que sus historias cobren vida.

        “Lo fascinante del teatro y adictivo es el hecho de que sea un evento vivo que se transforma, que no permanece igual, y que requiere siempre de estar tratando de imaginar algo nuevo. Yo no soy actor pero le envidio un poco esa parte a los actores que lo viven durante una temporada. Durante el proceso de ensayos cuando me toca estar ahí es muy disfrutable porque es como un laboratorio de las emociones y de las ideas donde hay seres humanos”, expresa González Mello.

        “El cine no puede hacerse si no hay aparato técnico o locación y dependes de eso, pero la parte que tiene que ver con lo primigeniamente humano está en el teatro”, señaló el dramaturgo.

        Aunque no podría hablar propiamente de temas recurrentes en sus obras, admite que le interesa la historia, lo que lo ha llevado a realizar piezas como 1822, el año que fuimos imperio, y Lascuráin o la brevedad del poder.

        “Me  parece fascinante averiguar qué hicieron los que nos antecedieron aquí en este mismo lugar. Otro tema es la familia y muchas veces el teatro mismo. Evidenciar la maquinaria teatral  es algo que me fascinaba desde que empezaba a hacer teatro en la secundaria y en la prepa y leía a Pirandello, me gusta mucho el juego de las comedias teatrales”, refirió Flavio González Mello.

        Y en busca de nuevos desafíos no descarta la posibilidad de incursionar en otro tipo de géneros.

        “Quiero escribir una ópera o una obra musical –expuso--; ya lo he hecho como adaptador pero ahora quiero hacerlo desde cero. Antes me chocaba me parecía horrible, antinatural, y ahora esas mismas cosas que no me gustaban son las que  me parecen atractivas, jugar con una cosa tan artificial como que de pronto se pongan a cantar los personajes y dialoguen en canto me parece que puede ser muy interesante y es un reto”.

        Sobre sus influencias, explica que las detecta mientras escribe, pero  busca la manera de evitarlas. “Durante mucho tiempo me consideraba admirador incondicional de Bertolt Brecht, adapté muchas de sus obras y me interesaba mucho su concepción del teatro como un mecanismo que puede parecerse a la novela o el llevar recursos de una novela al teatro y hacer que el espectador tenga una actitud  emotiva pero también crítica ante lo que ve”.  

        También estudió a William Shakespeare, su manera de construir las obras y abordar la historia más como una fábula que como un documento, además de que no pueden faltar las referencias  cercanas.

        “Valle Inclán, por supuesto, me parece el  dramaturgo probablemente con la riqueza verbal más grande de nuestra lengua, de los mexicanos, Ibargüengoitia, Usigli, Juan Tovar”.

        La mayor parte de las obras de Flavio González Mello están publicadas en libros de diferentes editoriales. Fue becario del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes de Conaculta en dos ocasiones y ganador de la Distinción Universidad Nacional para Jóvenes Académicos.

        Piezas enfocadas al mundo adolescente como Un día en la vida de alguien más, Así como la ves… y Cómo escribir una adolescencia, han sido presentadas en foros universitarios y en escenarios de Japón y Australia.

        Fue socio del Centro Mexicano de la Asociación Internacional de Teatro Amateur de la UNESCO. Fundó y se desempeñó como director del grupo teatral Sin Telón.

        Por otro lado, dentro de  su labor cinematográfica se encuentra Pachito Rex (Me voy pero no del todo) (2001) y los cortometrajes, En vivo (2002), El número 23 (2002), Medalla Al Empeño (2004)  y 40 grados a la sombra,  ganador del Séptimo Concurso Nacional de Proyectos de Cortometraje que convoca el Imcine en el 2007 y galardonado con el premio Danzante en el Concurso Iberoamericano organizado dentro de la 37 edición del Festival Internacional de Cine de Huesca en 2009.