Las tribulaciones para escribir un epitafio en la obra Eso es todo

  • Artes escénicas
Información: HBL
Comunicado No. 1341/2012
20 de junio de 2012

***Escrita por el dramaturgo Flavio González Mello, la propuesta escénica presentó como parte del ciclo Teatro Expreso, Montajes al Vapor en el CCB

Aquel breve texto que adornará las lápidas de numerosas personas al momento de su muerte, es sin duda uno de los más importantes, al resumir las creencias, búsquedas, logros, afectos y hasta sueños inconclusos que tuvieron en vida.

Precisamente en torno a esos epitafios, el dramaturgo Flavio González Mello escribió en  2003 un breve montaje para dos actores, donde uno de los protagonistas intangibles es esa frase final que nunca llega a conocerse del todo.

Eso es todo es el título de esta obra en torno a las tribulaciones para escribir un epitafio y que se presentó con la dirección de Arturo Quiroz como parte del ciclo Teatro Expreso, Montajes al Vapor, que organiza el Instituto Nacional de Bellas Artes, a través de la Coordinación Nacional de Teatro, en el Centro Cultural del Bosque.

José Cremayer personifica a un escritor con muchos apuros económicos y a quien un buen día la suerte parece sonreír, pues se encuentra con un millonario excéntrico, caracterizado por Óscar Yoldi, quien le hace un encargo que al principio parece sencillo, pan comido, un juego de niños, pero que progresivamente se va convirtiendo en una pesadilla.

El millonario encarga al escritor escribir el breve epitafio que va a ser grabado en su lápida. No quiere algo muy elaborado, ni muy pomposo, mucho menos filosófico o muy surrealista, se conforma con algo sencillo pero conmovedor, algo digno que resuma su vida en dos líneas.

El suspenso  generado por aquella encomienda, se podía cortar con cuchillo entre los numerosos asistentes a la Sala del Centro Cultural del Bosque, donde a momentos se intercalaban carcajadas ante las ocurrencias y la lluvia de ideas que  se comienza a generar en la cabeza del escritor.

Planeado en un principio para una duración de 30 minutos, el montaje se alargó un poco más, dando oportunidad a los actores de sacar todo el lustre a sus personajes, quienes poco a poco entran en lo que asemeja una dimensión paralela.

El escritor se da cuenta de que realizar ese epitafio es una verdadera tortura por el infinito mar de posibilidades que existe para tratar de resumir una vida humana, que por tradicional  o sosa que pueda parecer, siempre tendrá miles de matices.

Al final de la obra, el autor comienza a dudar seriamente de su capacidad para realizar la encomienda, pero no sólo eso, se pregunta si en realidad tiene algún talento para algo y si aquellos textos que escribió en el pasado son en realidad un chiste.

El público celebró con un largo aplauso el final inesperado de la obra, donde una segunda propuesta, aún más excéntrica sale a relucir, poniendo al autor en una posible situación, ya no de dolor mental, sino físico y clínico.

El ciclo Teatro Expreso, Montajes al Vapor, continuará el próximo 26 de junio, con la obra El día de los tomates, o la triste historia del perro y la mano que le daba de comer, de Martín López Bri con la dirección de Sixto Castro Santillán. Sala CCB del Centro Cultural del Bosque, 19:00 horas. Entrada Libre.