"Snake Oil Road Show", performance del circo extremo en México

  • Artes escénicas
Información: AMS
Comunicado No. 626/2010
26 de abril de 2010

***El colectivo finlandés ofreció su propuesta en Ex Teresa Arte Actual

 


¿Acto sadomasoquista, exploración de los límites del dolor, circo extremo? ¿Qué es Snake Oil Road Show? Quizá la mejor respuesta sea: todo eso y algo más. Para el colectivo que presenta este segundo espectáculo del proyecto de comunicación de la Radio y Teatro de Finlandia, representa una propuesta performativa extrema que amalgama diversas técnicas escénicas para plantear una reflexión sobre los placebos de la sociedad contemporánea.

     Ex Teresa, espacio destinado a las expresiones del arte actual, fue el escenario de esta única función, el fin de semana en la ciudad de México, del grupo Snake Oil Incorporated. Tanto en la publicidad como en la puerta de entrada de acceso al espacio, se hacía una advertencia al público que más bien la tomaba como parte del juego de esta acción: “No se recomienda para los niños, los serios o los débiles de corazón”.

      Snake Oil Road Show toma como punto de partida el llamado “Aceite de serpiente”, producto de la medicina china tradicional para tratar el dolor de articulaciones, pero lo asume desde el sentido despectivo que se confiere a aquellos compuestos medicinales falsos, fraudulentos o ineficaces y que se aplica también, a productos con exagerada comercialización o de calidad cuestionable.

      Con el acompañamiento en vivo de Triciclo Circus Band, en la interpretación de la música original de Steven Brown, los cuatro actores que integran la compañía, generan una mezcla en la que echan mano de teatro, modificación corporal, técnicas circenses, sideshow, así como danza Butho y burlesque.

      Una vez iniciada la función, los ahí presentes pudimos constatar que la advertencia sí tenía sentido, que no se trataba del simple juego implícito casi por regla general en las acciones performáticas. Efectivamente, demandaba del espectador un amplio criterio, además de un cierto control nervioso y de un estómago fuerte, para asimilar lo que los finlandeses califican como “exploración artística de los límites del dolor corporal”.

      Al principio, todo parecía normal y relajado; incluso, la música de Steven Brown creó una atmósfera festiva y relajada. La escena no daba muestras de algo fuera de lo común. Los actores, se desplazaban por el escenario, sin diálogos, entre gesticulaciones y movimientos teatrales.

      Fue una sucesión de actos de autoflagelación, teatralizados o más bien dotados de un aire circense, en los que, cual faquires contemporáneos, los finlandeses se infringieron cualquier cantidad de laceraciones corporales que llevaron al público de la incredulidad al asombro e incluso, a verdaderos estados de angustia, apenas atemperados por la música un tanto relajada de Steven Brown. 

      Muy en el estilo circense, los tres actores, acompañados por una bella ayudante exploraron los límites del dolor de muy diversas maneras como atravesarse la mejilla con una enorme aguja, engraparse flores en el tórax y la frente, jeringas de gran tamaño que atravesaban su piel, cadenas insertadas en las orejas, barriles cargados con los genitales, fuego aplicado sobre la piel, entre muchas otras “suertes”.

      Sin embargo, faltaba el acto estelar con el que cerró el espectáculo de la compañía Snake Oil Incorporated, cuando como parte de la trama, uno de los actores muere y los otros le colocan ganchos tipo anzuelo en la espalda, así como a lo largo de los brazos, de los cuáles fue enganchado a una polea, para levantarlo en vilo a una altura superior a los cinco metros, donde permaneció suspendido por al menos 10 minutos.

      Como preludio al descenso del actor que ya mostraba el escurrimiento de delgados hilos de sangre en la espalda, el volumen de la música aumentó significativamente, tal vez en un intento de sacar a la concurrencia de la estupefacción y dar paso al aplauso, el que, por cierto, tardó en llegar, pero al final se hizo homogéneo y premió el arrojo de los actores de este espectáculo, también conocido como sado circus.