El colectivo alemán Rimini Protokoll convierte al Teatro El Galeón en una gran consola de videojuegos
Comunicado No. 1091/2010
19 de julio de 2010
***La obra Best Before que conjuga elementos virtuales e interactivos se presentó como parte del XIII Encuentro Internacional de Escena Contemporánea, Transversales 2010
Los videojuegos no perdonan, reclaman hasta el último espacio del hombre ¿terminaremos todos jugando con un control frente a una pantalla o acaso los seres humanos ya formamos parte del gran video juego que la tecnología ha creado en el mundo contemporáneo?
Bajo estas premisas, el colectivo alemán Rimini Protokoll, construye la obra Best Before, propuesta presentada con el apoyo del Conaculta y el Instituto Goethe, en el marco del XIII Encuentro Internacional de Escena Contemporánea, Transversales 2010.
En la obra, más de 150 personas sentadas en las butacas del Teatro El Galeón, se convirtieron la noche del viernes en titiriteros cibernéticos de un avatar llamado Actor, que cumple sus deseos en el escenario.
Formado por ex alumnos del Instituto de Ciencias del Teatro Aplicadas de la Universidad de Gieben, el colectivo mostró que en el siglo XXI aún existen muchas propuestas escénicas que pueden ser exploradas utilizando elementos que se han insertado en nuestra realidad contemporánea.
Helgard Haug, Stefan Kaegi y Daniel Wetzel son los tres integrantes de esta compañía, quienes durante la función convencieron a neófitos y expertos en el mundo de los videojuegos a hacer uso de los controles con los que podían determinar lo que ocurría en escena a partir de una gran pantalla y la transformación de cada uno de ellos en diversos personajes.
Un policía de tránsito, un filósofo, un político que actúa como el presidente de una nación, un sociólogo y un artista electrónico, son algunos de los personajes que fueron representados por la triada de avatars-actores, quienes plasman cada decisión del público en la gran pantalla, conformando con ello un universo de datos y representaciones que por su parecido con la realidad contemporánea resulta aterrador.
Para quienes han participado en las redes sociales que ofrece la internet, el montaje se antoja a momentos bastante familiar al mostrar toda su información personal en público, desde su tendencia política, su postura ante el sexo y las drogas, su opinión del matrimonio, profesión.
El actor Stefan Kaegi animó a intervalos al público a definir la acción en el escenario que a momentos se tornaba caótica por las muchas participaciones cruzadas.
Entre los retos que los intérpretes tuvieron que sortear mediante la decisión del público destacan su participación en una batalla o su incapacidad a causa de una enfermedad o por el contrario una rozagante salud.
Los asistentes al Teatro El Galeón formaron a momento bandos de opinión y apoyaron con sus controles la postura colectiva que definió el transcurso de la obra, donde al igual que en un videojuego los finales están siempre abiertos.
Al final, después de la odisea que concretaron los tres intérpretes, la gran pantalla mostró diversas señales de que el videojuego llegó a su fin, seguido de un gran aplauso que se prolongó por varios minutos en el recinto de la Unidad Cultural del Bosque.