Once talentos de la Compañía de Flamenco se presentaron en el Teatro de la Danza
Comunicado No. 1403/2010
10 de septiembre de 2010
***La agrupación ofreció dos veladas consecutivas con un amplio repertorio con zapateado, requiebre de caderas, alegría, siluetas con las manos en el aire y una música desbordada
La Forja planeó la noche para conquistar al público, sensibilizarlo, consentirlo, amarrarlo y no soltarlo, para saciarle los oídos y la vista con intensidad y encantarlo. Una fusión de talentos en el escenario provocó en no más de 15 minutos los primeros ¡Olé! entusiastas en medio del resonar de la danza, canto y música flamenca.
Once talentos mexicanos en escena: tres bailaoras, dos cantaoras y seis músicos que armonizaban el escenario con guitarra, saxofón, flauta transversa, bajo eléctrico, guitarra, batería, cajones flamencos, bongó, conga, tumba y djembe. Cada quien con una tarea que conjugaba la armonía y daba luz al trabajo en conjunto.
Mientras tres mujeres se disputaban el escenario a capa y espada, seis pares de tacones resonaban en la duela. Por momentos era sólo un par el que prevalecía para mostrar dotes y virtudes. Angélica Marbella, Beatriz Torres y la invitada Maleni Jiménez, ya se habían ganado, para ese entonces, a sus propios fans entre la butaquería.
Palmas que chocan entre sí, que persisten en redoblar el ánimo de quien baila en el escenario. Todas son estrellas, todas derrochan sensualidad, delicadeza, pasión, mucha pasión.
Requiebre de caderas, alegría, siluetas con las manos en el aire, figuras que tejen dibujos con delicadeza con el vestido por arriba de las rodillas. Un guiño en la mirada, una sonrisa en el rostro sudoroso para conquistar y rematar, a quien ya sucumbió a los encantos de alguna de las bailaoras.
Taconazos cadenciosos fuertes y suaves, pero nunca lejanos. Ya están metidos todos en el ánimo del espectador. Ellas van y vienen, entran y salen del escenario para cambiar su vestimenta, mientras a músicos y cantaoras les llega su turno, entran como solistas, se meten al quite para mostrar sus virtudes musicales y se renueva y persiste el flamenco jazz y una versión novedosa del bolero Un poco más, de Álvaro Carrillo.
Un tanto avanzado el espectáculo, cuando la gente ya estaba en sus manos y ellos tocaban en la profundidad de sus corazones, la consola de sonido “se pasmó de pronto y no hubo más remedio que resetearla”.
El encargado de coordinar los sonidos, las percusiones menores, luchaba por recobrar el esplendor de la música apagada, sin perder la calma. El público supo esperar unos instantes y La Forja, siguió tocando, pese al bajo sonido.
Fue cuando se disponían a interpretar el mosaico Los rebozos, que entre el público surgió una voz femenina para darle su reconocimiento a la Compañía de Flamenco, del mejor modo que pudo ocurrírsele. Firme y dulce, gritó: ¡Qué bonito!
Aunque desde 1995 han pisado los escenarios más diversos de la República Mexicana por primera vez La Forja se presentó la noche de ayer en el Teatro de la Danza del Centro Cultural del Bosque.
Las presentaciones de miércoles y jueves fueron parte de la temporada de Flamenco 2010 que se lleva a cabo por el Bicentenario de la Independencia y Centenario de la Revolución, apoyado por Conaculta e INBA.
David Chávez, primer cajón flamenco, fue el vocero de La Forja. Compartió la felicidad de la Compañía de Flamenco porque la gente acudió a su convocatoria, no obstante el caos de la ciudad por “el cierre del Ángel, en un día difícil como es el miércoles. “Fue fabuloso”, casi llenamos la sala de teatro; “trabajamos mucho para este montaje, concluyó.
Por último es importante mencionar que las coreografías presentadas fueron: Jaleo, Tangos, Lánzate al vuelo, Casino del mar (rumba instrumental); Solo de baile por tientos, San Marcos, Solo de baile por Guajira, Sevillanas del Romero, Bolero Un poco más, Tanguillo Los Rebozos y Bulería del Quijote.
Los rebozos es un montaje que se caracteriza por la fusión de la música mexicana y el ritmo flamenco del tanguillo, donde se cambian mantones por rebozos y se utiliza una letra tradicional del pueblo de Santa María del Río, San Luis Potosí. Esta es una aportación de La Forja al festejo del Bicentenario.