Manuel Rodríguez Lozano, pensamiento y pintura, 1922-1958, se expone en el Museo Nacional de Arte
Comunicado No. 1469/2011
21 de julio de 2011
***Está dividida en cuatro núcleos que abarcan la vida del artista
***La colección incluye obra de sus discípulos
Un año y medio le llevó al curador Arturo López preparar la exposición monográfica Manuel Rodríguez Lozano, pensamiento y pintura, 1922-1958, que ayer inauguraron Alejandra de la Peña, subdirectora de Patrimonio del INBA y Miguel Fernández, director del Museo Nacional de Arte.
Como se explicó durante el recorrido y más tarde en la inauguración, sobresalen dos sentidos, el primero, examinar al artista como parte de una de las vocaciones que el museo tiene desde 1982, realizar exposiciones monográficas de los artistas de su acervo y el segundo, recordar al autor por sus 40 años de su fallecimiento que se cumplieron en marzo pasado.
La muestra fue dividida en cuatro núcleos: La mirada colosal, que aborda la época “monumental” de Rodríguez Lozano; Un fovismo mexicanista, en el que se plantean los inicios del artista en los años 20; Un país luminoso, que muestra un conjunto de obras basadas en "el alma mexicana" y El silencio y la tragedia.
Arturo López se refirió a las 130 obras, entre libros, documentos y fotografías, de la exposición que se propone contribuir al enriquecimiento de la historia biográfica del creador, revalorar sus aportaciones a la plástica mexicana y presentar la obra de sus discípulos, entre ellos, Ángel Torres Jaramillo (Tebo), el fotógrafo Antonio Reynoso, Francisco Zúñiga, Abraham Ángel, Julio Castellanos e Ignacio Nieves Beltrán (Nefero).
Incluyó además el acercamiento de Rodríguez Lozano al grupo de los Contemporáneos en los años 20 del siglo pasado, su relación con su mecenas Antonieta Rivas Mercado, su casamiento con Nahui Ollin y su participación en la Revista Ulises.
La exposición enfatiza momentos muy importantes de la vida del creador: los años 40, tras su encarcelamiento en Lecumberri, al ser inculpado injustamente del robo de cuatro grabados de Durero de la Escuela Nacional de Bellas Artes, de donde era director.
El curador recordó que durante el tiempo en que permaneció encarcelado se dedicó a dar clases de pintura a los presos y a realizar su primer mural, La Piedad en el desierto, al tiempo que se transfiguró porque de la cárcel obtuvo grandes enseñazas no sólo pictóricas sino emotivas.
Tras ese periodo emergió El holocausto, que plasmó en 1944 para la casa de Francisco Sergio Iturbe, ubicado en la calle de Isabel la Católica, número 30 en el Centro Histórico, donde se presentará el catálogo de la exposición el 31 de agosto.
Las piezas provienen de diversas colecciones nacionales, además de las del acervo del Munal, y mencionó entre las más importantes y que no habían sido exhibidas, los retratos de Jaime Torres Bodet y de Daniel Cosío Villegas así como algunos paisajes de los años veinte.
Entre otras ideas, recordó que Rodríguez Lozano ha tenido dos grandes muestras: una retrospectiva en 1971, en Bellas Artes, y la segunda, organizada por el Museo de Arte Moderno en 1997, de donde salió el catálogo Rodríguez Lozano, una revisión finisecular.