Bolsas de madera de coco, producto de la creatividad, la paciencia y la habilidad

Cortesía
Joel crea en este espacio bolsas artesanales de madera de coco y por las tardes hace una copia de "El juicio final", de Miguel Ángel, en la iglesia Señor del Consuelo, de Tepic.
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Joel crea en este espacio bolsas artesanales de madera de coco y por las tardes hace una copia de "El juicio final", de Miguel Ángel, en la iglesia Señor del Consuelo, de Tepic.
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Joel crea en este espacio bolsas artesanales de madera de coco y por las tardes hace una copia de "El juicio final", de Miguel Ángel, en la iglesia Señor del Consuelo, de Tepic.
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Joel crea en este espacio bolsas artesanales de madera de coco y por las tardes hace una copia de "El juicio final", de Miguel Ángel, en la iglesia Señor del Consuelo, de Tepic.
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Joel crea en este espacio bolsas artesanales de madera de coco y por las tardes hace una copia de "El juicio final", de Miguel Ángel, en la iglesia Señor del Consuelo, de Tepic.
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Joel crea en este espacio bolsas artesanales de madera de coco y por las tardes hace una copia de "El juicio final", de Miguel Ángel, en la iglesia Señor del Consuelo, de Tepic.
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Joel crea en este espacio bolsas artesanales de madera de coco y por las tardes hace una copia de "El juicio final", de Miguel Ángel, en la iglesia Señor del Consuelo, de Tepic.
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Joel crea en este espacio bolsas artesanales de madera de coco y por las tardes hace una copia de "El juicio final", de Miguel Ángel, en la iglesia Señor del Consuelo, de Tepic.
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Joel crea en este espacio bolsas artesanales de madera de coco y por las tardes hace una copia de "El juicio final", de Miguel Ángel, en la iglesia Señor del Consuelo, de Tepic.
  • Artes plásticas y fotografía
Información: PRZ
Comunicado No. 39/2010
08 de enero de 2010

***Joel Altamirano pinta además El Juicio final, de Miguel Ángel; proyectos apoyados por PACMyC del Conaculta

*** La imaginación de un artista no tiene límites, asegura


El taller de Joel Altamirano Esquivel huele a aceite de coco, a playa y, en ocasiones, a madera quemada. Sobre las mesas de trabajo reposan arpilleras llenas de cocos, cortadoras, seguetas, caladoras, pinceles y pinturas. Joel crea en este espacio bolsas artesanales de madera de coco y por las tardes hace una copia de El juicio final, de Miguel Ángel, en la iglesia Señor del Consuelo, de Tepic.


       Hace 11 años Joel ideó sus primeras carteras, cuando junto con un grupo de colegas elaboraba artesanías de la región y maderas talladas. Pero el año pasado, la colaboración del Programa de Apoyo a las Culturas Municipales y Comunitarias (PACMyC), del Conaculta, le dio el impulso para dedicarse gran parte de su tiempo a la tarea.


       Recientemente le solicitaron tres creaciones que se llevaron a España.
Sus primeros trabajos los realizó con semillas de coastecomate, una bola redonda y lisa que los huicholes utilizan para hacer sonajas o para preparar una medicina natural.


       Con las semillas de coastecomate, Joel y las también creadoras de arte huichol Brígida, Adela y Pati, López Pérez, hicieron lámparas, cajas y las primeras bolsas con cierres. Más tarde utilizaron cocos que lijaron, tallaron y les agregaron telas, pieles y asas.


       Los resultaron fueron bolsas. Ninguna es igual a otra, no solamente porque los cocos son de diferentes tamaños, sino por como son cortados, pintados o tallados.


       “Las piezas alargadas las transformó en morrales, pero también diseño otras muy elegantes a las que añado organza y telas finas; hago bolsas informales en las que cincelo figuras representativas y semejan objetos étnicos”.


       Joel Altamirano Esquivel imparte cursos de verano y dirige talleres de arte. Tiene la licenciatura en educación especial por la Universidad Pedagógica. También es sastre y hace poco participó en un coro de cámara.


       Quizá, rememora el creador, su gusto por el arte nació cuando era niño y veía a su abuelo, quien era músico y laudero, trabajando con sus herramientas: “recuerdo el aroma del aguarrás, las tintas y las maderas. Lo observaba trabajar con la barrena, con escaminas, formones y gubias. Yo solía jugar en su taller y mi inquietud nació al ver cómo iba dándole forma a los violines o a las guitarras. Empecé haciendo alebrijes y juguetes con ramas de árboles”.


       Años más tarde Joel estudió dibujo técnico y tomó clases en la Escuela de Artes Plásticas, donde fueron sus maestros Jorge Partida Brizo y su esposa Leticia.


       Le satisface que las personas admiren su trabajo: “no dan crédito a que un coco, después de que uno se bebe el agua, se le quite la estopa y se le dé un tratamiento, se convierta en bolsa. Algunas personas bromean y dicen que es también un artículo de defensa, por lo duro de la madera.”


       “Pero también saben que portan un trabajo exclusivo porque no encontrarán otro igual. De 1998 a la fecha, con imaginación y con paciencia he ido agregando bordados de figuras en punto de cruz, o materiales y arreglos que me solicitan.”


       Sus bolsas no tienen todavía un registro de marca y el artista ha encontrado otras del mismo material en la playa Guayabitos, en el sur de Nayarit.


       Trabaja con materiales naturales y reciclables. Emplea caracoles en lugar de botones, la estopa del coco la utiliza para ahuyentar a los moscos. Hace también alhajeros, llaveros, aretes, dijes, pulseras, servilleteros, saleros y vasos.


       “La imaginación de un artista no tiene límites. Quiero motivar a la gente a proteger la naturaleza. En mis talleres informo cómo hacerlo e insto a cuidar palmeras, que nadie cultiva y son importantes para nuestra alimentación”.


       Creativo, paciente y hábil, Joel trabaja al unísono con la mente y las manos: “siempre me ha gustado crear con ellas; son los elementos que dan forma a mis pensamientos”.


       Joel viste jeans, playera y tenis, lo mismo en su taller que cuando pinta murales. Sabe que hacer una bolsa le lleva casi seis días; en cambio desconoce en cuánto tiempo concluirá el mural, al que dedica las tardes calurosas de Tepic.