Revela Pablo Weisz Carrington su mundo fantástico
Información: MAC
Comunicado No. 378/2010
09 de marzo de 2010
Comunicado No. 378/2010
09 de marzo de 2010
***En el marco del XXVI fmx Festival de México, el Museo José Luis Cuevas inaugura la exposición Ventana hacia el interior; la muestra es organizada con apoyo de Conaculta
***“Claro que tengo la influencia de mi madre, Leonora Carrington, pero creo que hay suficiente diferencia para atreverme a enseñar mi trabajo”, señala el pintor y escultor

En esta muestra, Pablo Weisz Carrington presenta lo más reciente de su obra plástica: más de 100 piezas entre acrílicos de gran formato, acuarelas, dibujos y esculturas que en su mayoría comenzó a crear hace un año y medio, cuando recibió la invitación del Museo José Luis Cuevas para mostrar los que guarda su mundo interno.
Pablo Weisz Carrington es hijo de uno de los más famosos fotógrafos húngaros, Emérico Chiki Weisz y de la pintora surrealista Leonora Carrington. Creció en un ambiente en el que sus padres convivían con un grupo de artistas también refugiados de la Segunda Guerra Mundial, como André Bretón, Remedios Varo, José y Katy Horna, también convivió con artistas mexicanos como Diego Rivera, Frida Kahlo y Juan Soriano; con los escritores Octavio Paz, Juan Rulfo y Carlos Fuentes, entre otros.
“Crecí en un medio donde mi madre, como gran pintora fantástica, creó muchas imágenes, entonces yo desde chiquito estuve rodeado de maravillosos artistas. Claro que tengo la influencia de mi madre, pero creo que hay suficiente diferencia para atreverme a enseñar mi trabajo”, señaló durante un recorrido por la exposición, acompañado por representantes de los medios informativos.
Al hablar de su trabajo, Pablo Weisz aclara que más que surrealista, su obra son eventos que podrían pasar pero no pararán por razones de naturaleza física, química y biológica. “La mayor parte de las acuarelas son ejercicios que consisten en descubrir imágenes del fondo, mientras que en los acrílicos las ideas se plasman de antemano. En todas ellas todo sería posible, pero hay algo raro”, dice.
Las pinturas de Pablo Weisz están pobladas de animales: caballos, aves, perros, gatos, elefantes, pegasos, jirafas, lobos. Y no es extraño, al igual que su madre, el autor tiene un enorme respeto por el mundo animal y considera que los hemos desplazado cuando debemos protegerlos porque son un legado que nos fue dado.
Reconoce también que en sus cuadros constantemente hace referencia a imágenes bíblicas, como la de Daniel en el foso de los leones. “La Biblia es un libro maravilloso, es un libro muy importante porque expresa el rencor y el amor, todo pasa ahí. Mi propósito es que la imaginación viaje, que el mundo constrictivo que tenemos hoy sea un poco menos arduo, más imaginario, con ideas irreales en las que uno pueda sumergirse”, indicó.
Pablo Weisz realizó su primera exposición de dibujos a la temprana edad de 14 años, en la Galería Juan de Dios Moreno. En 1969 sus dibujos fueron publicados en la revista de literatura El Rehilete, de la UNAM. En 1972 expuso por primera vez en Estados Unidos en el Teatro Latinoamericano del Instituto de Nueva York y cuando tenía 25 años se fue a vivir a ese país del norte, donde reside en la actualidad.
Desde su primera muestra ha expuesto en diversos museos y galerías de Japón, Estados Unidos en ciudades como Nueva York, Washington, Chicago y San Antonio, Texas; en México, en Monterrey, Ciudad de México y Aguascalientes, entre otras.
“Mi mamá es una persona sumamente generosa. Max Ernst tenía un hijo llamado Jimmy y nunca lo dejó pintar, no quería que pintara. En contraste, mi madre me apoyó muchísimo, me dijo: por qué te quieres dedicar a la medicina, dedícate al arte, y yo opté por las dos cosas, soy patólogo, por ello verán que los cuadros tienen una inclinación geométrica-artística, una mirada desde el punto de vista científico. El mayor consejo de mi madre ha sido: siéntate y pinta”, concluyó Pablo Weisz.
La exposición Ventana hacia el interior, es organizada por Conaculta y la Secretaría de Cultura del Distrito Federal. Se presenta a partir del 11 de marzo en las salas Marta Traba, José Gómez Sicre y Fernando Gamboa del Museo José Luis Cuevas, donde permanecerá en exhibición hasta el 22 de abril.
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