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La escultora mexicana Yvonne Domenge será la primera mujer en exhibir en el Millennium Park

  • Artes plásticas y fotografía
Información: MAC
Comunicado No. 674/2010
06 de mayo de 2010

*** En este parque, ubicado en la ciudad de Chicago, se encuentra el pabellón Jay Pritzker Pavilion, cuyo diseño pertenece al arquitecto Frank Gehry, así como la popular escultura del escultor Anish Kapoor, entre otras obras.

*** Actualmente, Domenge exhibe la escultura monumental Olas de viento, como parte de la Bienal de Vancouver, Canadá; es miembro del Sistema Nacional de Creadores de Fonca-Conaculta

Yvonne Domenge es una escultora que no sabe vivir despacito. Tiene cerca de 100 esculturas públicas de gran formato en diversas partes del mundo, suma una serie exposiciones individuales, colectivas y reconocimientos que la colocan entre las creadoras más destacadas de México. Su más reciente orgullo es que será la primera mujer en exhibir su trabajo en el Millennium Park, en Chicago, a lado de artistas como Anish Kapoor y el arquitecto Frank Gehry.

Actualmente, Yvonne Domenge (Ciudad de México, 1946), exhibe la escultura monumental Olas de viento, como parte de la Bienal de Vancouver 2009-2011, Canadá, en el Garry Point Park, en Richmond. Se trata de una obra monumental de cuatro metros de diámetro, fabricada en acero al carbón que representa a México en este certamen que reúne a artistas de 25 países.

      “Mis piezas son embajadoras de México”, dice en entrevista con Conaculta Yvonne Domenge, miembro del Sistema Nacional de Creadores. “Olas de viento es una esfera de 14 toneladas que está colocada en un parque que tiene como fondo el mar. La gente se sube a ella, se protegen del sol, se toman fotos. Es una pieza muy digna, muy transparente, pensada así para que se pudiera ver la belleza de la naturaleza”.

      Además de escultora, Domenge es una sicóloga que desde los seis años de edad comenzó a modelar figuras con migajón y barro. Tiene una carrera de más de 30 años como escultora profesional y es de las pocas mujeres que hace piezas urbanas de gran formato.

      Hace tres años, cuenta la escultora, ganó el derecho de crear una serie de piezas gigantes para el Millennium Park de Chicago, ciudad norteamericana que ha declarado el 2010 como el “Año de México en Chicago” y que realizará varias actividades en el contexto del Bicentenario del inicio de la Independencia y el Centenario del inicio de la Revolución Mexicana.

      El Millennium Park es un desarrollo urbano recreativo y artístico que ocupa diez hectáreas localizadas entre las avenidas Michigan, Columbus Drive y las calles Randolph y Monroe. Ahí se reúnen varias obras de arte y arquitectura que individualmente han destacado en sus campos. La obra más notoria es el Pabellón de Conciertos Jay Pritzker, diseñado por el arquitecto canadiense Frank Gehry, el cual puede recibir a siete mil personas.

      Millennium Park también alberga la fuente interactiva Crown Fountain, de Jaume Plensa; el jardín Lurie Garden, cuyo diseño estuvo a cargo del equipo de Kathryn Gustafson, Piet Oudolf y Robert Israel; y la popular escultura del artista indo-británico Anish Kapoor, Cloud gate, la cual tiene forma de una inmensa habichuela de metal.

      “Ahí colocaré siete piezas de gran formato, algunas son esferas transitables y otra es un árbol de la vida con semillas en el piso. Más allá del hecho de que yo gane el privilegio de estar ahí, considero que mis piezas son embajadoras de México, por lo que trato de hacer un trabajo muy digno”, dijo la escultora.

      La pasión que el volumen le provoca a Yvonne Domenge le hace pensar que sus piezas tridimensionales son como nuestros hermanos: con una piel propia, una presencia, una memoria y un lugar en el espacio.

      “Yo no trabajo en ningún movimiento ecologista, pero lo que quiero es que los seres humanos vean que somos parte de la belleza de la creación. Mis esculturas ensalzan la belleza la de la creación misma, no me estoy peleando, no me estoy quejando, estoy haciendo visible la evidencia de la belleza de lo que somos parte, porque todos somos cosmos, todos somos parte de la geometría de la naturaleza. Quiero que así nos miremos y nos respetemos”, explica.

      Para Domenge, la escultura es una forma de intervenir el espacio con algo que tenga influencia directa con el transeúnte. “Es un privilegio colocar una presencia plástica en un espacio donde no había nada, y que ésta cambie el carácter del lugar, pero a la vez que vaya de acuerdo con el lenguaje arquitectónico y su entorno, porque una escultura acentúa lo que hay en ese lugar”.

      La escultora creció escuchando pláticas familiares acerca de temas filosóficos de Diógenes, Aristóteles y Leibniz, de quienes retoma la idea de que el hombre es un resumen del universo o del macrocosmos. “Casi toda mi escultura está basada en absolutos, es parte del cosmos, de la espiritualidad, de la verdad, los laberintos, péndulos y relojes solares que hablan del tiempo. En cuanto a la plástica, me gusta la limpieza, el trazo que no se rompe, la continuidad de la mirada, la línea. Quiero que mis piezas se vean ligeras, aunque son muy pesadas, y que parezcan sencillas, cuando son complicadísimas y llenas de cálculos matemáticos”.

      La obra de Yvonne Domenge se encuentra en el acervo de varios museos, como el de Arte Moderno del INBA, el Museo Universitario del Chopo, Universum, Museo de Arte Moderno del Estado de México; Centro Cultural Tijuana; Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez, Zacatecas; y Museo de Arte e Historia de Guanajuato.

      En el extranjero, su obra se encuentra en el Banco Mundial, Washington D.C; Toyamura General Center, Abutagun Hokkaido, Japón; en las empresas PG & Energy Services Company y Novell Inc., San Francisco, California; Chevron Texaco, San Ramón California; así como la Casa de México en Francia ubicada en la Ciudad Universitaria de París, entre muchos otros lugares.

      “La escultura urbana es alimento del alma, por eso es necesario que las ciudades cuenten con ellas. Si están hechas con responsabilidad respecto al lugar donde serán ancladas, son reflejo de lo que somos, pero hay que tener mucho cuidado con el orden urbano para que sea un cambio de conciencia y un alimento para el alma y no un estorbo”, concluyó.