Alberga el Centro Nacional de las Artes un termómetro del arte contemporáneo iberoamericano

• Cine y artes audiovisuales

***Un total de 22 creadores participan en las muestras Iberoamérica en Multimedia y Arte Visual Iberoamericano

***Es el resultado del Programa de Residencias Artísticas para Creadores de Iberoamérica y de Haití en México

Un gran dibujo sobre un muro blanco titulado “La mitad del sueño” parece dialogar con las fotografías en las que aparecen personas que se trasladan en transporte público de algunas ciudades de México; al fondo, un enorme dibujo se alza como si fuera un espejo instalado en la sala de exposiciones y una instalación enfrenta a la cerámica tradicional con la gráfica digital a través de una interpretación contemporánea.

        Son estampas de la exposición Arte Visual Iberoamericano, que junto con Iberoamérica en Multimedia forman parte de la Segunda Muestra de Arte Iberoamericano, la cual es el resultado de la residencia de 16 semanas que los artistas de 19 naciones realizaron en diversos estados de la República Mexicana.

        Los creadores fueron seleccionados por el Programa de Intercambio de Residencias Artísticas para Creadores de Iberoamérica y de Haití en México, convocado, por segunda ocasión, por el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, y por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, con la colaboración de la Secretaría de Relaciones Exteriores y el Centro Nacional de las Artes.

        Ambas exposiciones se erigen como un verdadero termómetro del arte contemporáneo que se hace en Iberoamérica. Se trata de creadores de diversas edades que a través de un discurso visual manifiestan diversas preocupaciones, que además se vieron enriquecidas por los 128 días que estuvieron en convivencia.

        Un ejemplo es el trabajo de la creadora argentina Viviana Blanco, quien lleva a cabo in situ el dibujo titulado “La mitad del sueño”, en el que deja que la cerámica hallada en Oaxaca detone una serie de formas que dan vida a un enorme dibujo. Su objetivo es que los trazos y la cerámica remitan a una experiencia narrativa similar a la lógica de los sueños. Uno de los puntos de partida del trabajo es poner en relación el dibujo como herramienta narrativa, la cerámica como volumen del dibujo en el espacio y el relato como elemento constructor del sentido.

        Otro proyecto de fotografía es el del ecuatoriano David Guzmán, fotógrafo, realizador audiovisual y periodista cuyo proyecto titulado “Solitarios masivos” buscó retratar la sociedad y las relaciones interpersonales generadas en el transporte público. El creador presenta una serie de fotografías y un video en el que plantea interrogantes como ¿cuánto tiempo tardamos en movernos de un lugar a otro?, ¿cuántos se juntan en nuestro camino?, ¿cuánto nos importa?, ¿cuánto nos incomoda?

        La Galería Central del Centro Nacional de las Artes también presenta el trabajo de Tábata Carolina Daza, quien realizó una serie fotográfica en la que con una mirada poética nos hace reflexionar sobre la resistencia de la naturaleza frente la indolencia humana. Son imágenes de espacios arquitectónicos en los que se encuentran los rastros sociales y políticos que guardan las construcciones abandonadas.

        En una combinación entre performance y fotografía la artista española Diana Coca presenta un proyecto fotográfico en torno al cuerpo humano titulado “Naturaleza extrema”, con el que habla acerca de lo privado, la línea entre lo público y lo personal, lo íntimo-social, individual-grupal, interior-exterior, material-emocional, figurativo-abstracto, real-virtual y cuerpo-pensamiento.

        A través de tres fotografías de mediano formato, Diana Coca nos muestra un par de piernas y glúteos desnudos que salen de un muro, cerca de donde también se empeña en crecer un árbol; el color rojo de los zapatos que lleva la modelo contrasta con los verdes arbustos y el café del paisaje natural.

        Afuera de la galería, en un espacio construido ex profeso, se muestra la pieza “Código abierto”, la propuesta del peruano Erick Miraval, la cual deriva a partir del trabajo artesanal del alebrije en Oaxaca, así como del ensayo teórico de la artesanía del alebrije. 

        En dicho ensayo, el creador asegura que cada alebrije es un conjunto sedimentario de referentes, un código: por un lado la talla en madera de copal heredada de las culturas precolombinas y por otro lado la policromía que depende en sus raíces de los diseños textiles y la policromía de santos barroca.

        A partir de lo anterior, Erick Miraval creó una instalación intersticio entre arte-artesanía se activa con la presencia del espectador. La música que acompaña a la pieza fue creada por el compositor cubano Yanier Hechavarría, otro de los artistas del Programa de Intercambio de Residencias Artísticas para Creadores de Iberoamérica y de Haití en México.