Tengo dos segundos para pensarlo. Y sentirlo

  • Danza
Comunicado No. 0/2014
08 de abril de 2014

 

 


Sus miradas me acosaban. Insistían en levantarme. Venían a cada rato nomás para incordiarme, aventarme señales grotescas.


Yo estaba postrado. La temperatura alta impedía mis pasos. Madre con un pañal que era zapeta, húmeda, intenta amainar la calentura, la posaba en mi frente, me decía silencios de ternura.


Y estaban allí, ellos, hostigándome a veces, haciéndome reír también. Halaban de una cuerda, hacían gestos, revoloteaban en mi vista.


Los he vuelto a ver. Anoche, en el Teatro de la Ciudad, en el contexto de Un Desierto para la Danza edición veintidós.


Los encontré bailando y me fui de facto al catre con ixtle donde solía dormir esas tardes en verano, debajo del eucalipto. Eran ellos, ahora organizados en la compañía Rolando Beattie Ensamble Danza Contemporánea. Vinieron a acosarme otra vez, revivir las brumas, los gritos, la estridencia, los dedos índices para juzgarme.


La violencia otra vez. Las miradas sumisas de las madres de mis amigos en el barrio. El erotismo natural e implacable en sus cuerpos.


Rolando Beattie tirando dardos desde las ideas. Construyendo un discurso donde yo como espectador, no sé los otros, quise trepar al escenario, indicar desde arriba bajar el volumen de la música, y defender a cada uno de los bailarines. Defenderlos de su propia desgracia que es la mía.


Porque el cuerpo allí es la beligerancia. La insaciable búsqueda y mover, moverse sin descanso. Armonía, sí. Pero qué hacer con nuestros fantasmas que afloran entre la iluminación lánguida. Qué hacer si la dama a mi lado es una niña que se come las uñas, los dedos, nomás de tanto sonido que le perturba también la emoción.


En mi catre, bocarriba y mirando el cielo, intentaba correrlos, pedirles por piedad que me dejaran en paz. Venían y se mofaban, a carcajadas, halando siempre una cuerda como destino final. Los he vuelto a ver. Eran ellos, son ellos los que me recuerdan el origen. La insalvable aventura de encontrarme otra vez al contemplar el arte, la danza.