Las esculturas de Antony Gormley, obras que invitan a pensar, sentir y reflexionar 17/diciembre/2009 00:00 Se exponen 26 piezas y más de 100 dibujos y litografías, en torno del cuerpo como sujeto, en el Antiguo Colegio de San Ildefonso El artista británico Antony Gormley concibe su trabajo como una confrontación con la existencia, en la que hace uso de su propio ser para lograrlo. Y en ese sentido, dijo reconocer en la escultura una forma de expresión maravillosa porque es estática, silenciosa y desplaza el espacio.           La obra de Antony Gormley se centra en el cuerpo como sujeto, objeto y lugar. En esta muestra, las instalaciones, dramáticas y envolventes, se acompañan de piezas realizadas con anterioridad. Y, al tomar al cuerpo como punto de partida, la exposición se convierte en una invitación a embarcarse en una travesía por diferentes clases de espacios.           Dentro de la exposición, el espacio es definido y articulado por formas corpóreas solitarias y constelaciones de figuras hechas en acero, hierro fundido o plomo. Son piezas figurativas o abstractas, reales o imaginarias, así como sólidas y etéreas.           El conjunto de piezas ha sido distribuido en ocho salas, en los patios de acceso, el Patio de Pasantes, el Patio Principal, además de la intervención de cornisas y escaleras del recinto de San Ildefonso, con proyectos realizados entre 1981 y 2008.           Entre las instalaciones que se presentan, figuran obras clave como Learning to think (1991), Bodies in Space/Lost Dog I (2001) y Breathing Room (2006); además de Bread Room y Firmament, creadas en México en 2008; Blockworks, Insiders, Domains y Expansion.           Gormley ha puesto de manifiesto su admiración por la tradición prehispánica en la escultura, que va desde los mayas hasta los mixtecos, a la que calificó como “una expresión poderosa de la necesidad del ser humano por dejar un rastro, una huella, un dejo de pensamiento y sentimiento humanoâ€.           Sustentado en esta consideración, observó que de alguna manera, “la escultura es una de las formas artísticas más antiguas y resistentes y me parece que es a la que tenemos mayor necesidad de recurrir en esta época digital, porque involucra los materiales reales en el tiempo y espacio realesâ€.           Al referirse a la experiencia de exponer en San Ildefonso, dijo asumirla como un desafío, pues para él por sus características de monumento, antigüedad e historia, implica un espacio de prueba que espera también lo sea para el espectador, en términos de tomarlo como un sitio de prueba para los pensamientos y los sentimientos. “Aquí no existe un sujeto, lo que existe es el sujeto que ustedes encuentranâ€.           “A mí no me interesa la idea romántica de la soledad –puntualizó–, hay que atender el hecho de ser, de estar vivo, de ser nosotros mismos, de estar en un espacio que contiene nuestro cuerpo y donde está contenida nuestra mente. No me da miedo el cuerpo colectivo, ese fue lo innovador de haber venido en 1990 y haberme enfrentado a la imagen del cuerpo colectivo, pero primero tuve que trabajar diez años con el cuerpo individualâ€.           Gormley resaltó que hoy día resulta necesario repensar la función del arte, pues se ha generado una obsesión por el valor de cambio del arte y se ha dejado de lado su valor de uso. “La pregunta que debemos hacernos es si podemos utilizar al arte como un instrumento para la autoreflexiónâ€.           Acerca de sus esculturas, comentó que son cuerpos vacíos, no se trata de héroes ni de representaciones, indican espacios donde estuvo alguna vez un ser humano y que podría estar ahí otra persona. De esta suerte, invitan al espectador a proyectarse dentro de ese espacio.           Agregó que en la muestra cada salón tiene una forma diferente de pensar o abordar la transmisión de las imágenes, que siempre se realiza a través de los pixeles. “Esto tiene que ver con la distinción entre lo virtual y lo real.           En relación con las temáticas y puso el ejemplo de Sublimate, tiene que ver con regresar o recuperar la experiencia de primera mano y rescatarla del mundo de lo digital; hay otras como Ferment, donde el espacio del cuerpo es vacío y está dentro de una nube. “Este es en el sentido contrario, en el sentido de que cada ser vivo en su transmisión de la materia a la energía, está en un campo de entropíaâ€.           Sobre el porqué utiliza la sangre como un pigmento, el artista británico aseguró que en su trabajo echa mano de los que considera materiales de vida. “No me interesa utilizar pigmentos de otro tipo, uso el carbón para hacer el negro, la leche para el blanco y la sangre, todo ellos de alguna manera representan vidaâ€.          La muestra estará abierta hasta el 31 de enero de 2010 en el Antiguo Colegio de San Ildefonso.