Para escribir hay que creer en el milagro: Beatriz Espejo 28/mayo/2014 00:00 Libros, revistas y literatura En breve se publicará ¿Dónde estás corazón? Para la cuentista Beatriz Espejo la literatura viene, simplemente, de repente, “como un chispazo, como una dádiva del cielo; yo siempre creo que para escribir hay que creer en el milagro†y así vino ¿Dónde estás corazón?, su segunda novela que está a punto de salir a la luz pública.   Aunque se considera "cuentera" por naturaleza, Beatriz Espejo (Veracruz, 1939) está por sacar lo que será su segunda novela titulada ¿Dónde estás corazón? que seguirá a Todo lo hacemos en familia. Inconforme, porque uno siempre quisiera escribir mejor, aseguró que en este nuevo libro "sí se notan ciertas dotes de virtuosa, porque lo hice durante tres años; me llevó mucha investigación y lo hice lo mejor que pude, es una novela muy dark, sobre un convento, pero al mismo tiempo se ve la verdadera vida de todas las monjas, sus interiores y se mezclan unas historias de amor". En una amena charla, rodeada de libros en la fantástica biblioteca que compartía con su esposo, el escritor, ensayista y crítico literario Emmanuel Carballo (Guadalajara, Jalisco, México, 2 de julio de 1929 - Ciudad de México, 20 de abril de 2014), la escritora indicó que Dónde estás corazón está ambientada en el siglo XVIII, "que es cuando ya nosotros teníamos una personalidad como país, que motivó a principios del siglo XIX, la Independencia de México". Para Beatriz Espejo, Premio Nacional de Cuento 1996, la literatura viene, simplemente, de repente, "como un chispazo, como una dádiva del cielo, yo siempre creo que para escribir hay que creer en el milagro" y así vino ¿Dónde estás corazón? "Todo me fue llegando, incluso los personajes, muchos de ellos son auténticos, los encontré en mis investigaciones, en el Archivo General de la Nación". Sin embargo, advirtió que para escribir no todo es inspiración, ya que también hace falta trabajo, pues "de nada sirve inspirarte si no tienes la constancia de un trabajo detrás, que yo siempre lo he tenido". Y es que desde las 7:00 horas la autora de El cantar del pecador y Los muros de azogue se pone a trabajar, imparte un taller de Literatura en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM que, dijo, "mientras las fuerzas me alcancen y no me lo quiten, voy a seguir dando" y aun quisiera tener una clase en posgrado. Lo que le hubiera gustado es ser poeta, "pero esos son ángeles enviados por Dios, tocados por la mano de la inspiración, ellos sí, el talento supremo y claro me hubiera gustado ser López Velarde o Bonifaz Nuño, pero dentro de mis posibilidades, claro empecé como poeta, como todo el mundo que cree que ser poeta es muy fácil, pero es lo más difícil que hay, poder resumir en unas cuentas palabras, un pensamiento profundo". Así, pronto se dio cuenta que su ámbito era el cuento y el ensayo, ya que este último, dijo, es un género que prácticamente se va haciendo solo, a base de investigaciones, siempre y cuando uno sepa escribir bien. Del cuento, aseguró, "no me cuesta trabajo, aunque el cuento es un género sumamente difícil; la gente cree que cualquier cuentito, cualquier historia, es un cuento, pues no, el cuento está sometido a las unidades básicas, que las puedes romper cuando ya eres muy ducho en la materia". Pese a tener un centenar de cuentos en su haber, considerados de gran belleza y perfección, la autora reveló que solamente dos le han quedado a la primera, a los cuales no ha tenido que corregir ni una coma, ya que es una escritora perfeccionista. Uno de ellos es Alta costura, "lo escribí de pe a pa y esa vez ni una coma le hacía falta, salió redondito, ese fue un clásico regalo de Dios" y el otro es Una mañana de abril, "que también salió redondito y es autobiográfico; de mis cuentos, tengo pocos que sean autobiográficos". Para Beatriz Espejo el cuento es una mezcla de biografía y de invención: "tomas algún detalle, lo corriges, lo sabes contar y ahí está el cuento. El tema no es tan importante como la manera de saberlo contar; si tomas el periódico de hoy te encuentras con cuatro o cinco noticias interesantes, ahora el chiste es saber contar esas noticias, literariamente". Su labor y maestría en este ámbito le merecieron la creación del Premio Nacional de Cuento Beatriz Espejo en el municipio de Oxkutzcab, Yucatán, de donde es originaria su familia, un galardón que ya tiene 14 años. Para la autora este premio es muy satisfactorio, ya que cada vez llegan más y más concursantes, este año fueron más de 300. Como parte del Jurado advirtió que "es muy difícil, porque te pasas 15 días leyendo. Creo que cuando alguien concursa, la obligación de los jurados es leer, hay muchos que se atienen a lo que el otro dice, yo no soy de esos, yo leo de principio a fin todo lo que se presenta". Los cuentos que han sido premiados, apuntó, han sido muy buenos, ya que en nuestro país hay cuentistas excelentes, pero recordó que el cuento requiere de obstinación, pues "a lo mejor tú escribes un cuento excelente, pero si no sigues por el camino duro y dale, te quedas en promesa definitiva, no eres una gente lograda". Con influencias que incluyen a escritores como Virginia Woolf, Julio Torri y Juan José Arreola, la autora comentó que su incursión en la novela se ha dado en momentos de crisis y es que la primera surgió cuando su hijo se fue a estudiar al extranjero y su casa quedó "como nido vacío" y ¿Dónde estás corazón? la empezó cuando se dio cuenta que la salud de su esposo, Emmanuel Carballo, comenzaba a deteriorarse. Tras la muerte del autor de Protagonistas de la literatura mexicana, el pasado 20 de abril, la autora señaló que ya no pudo escribir, pues para ello se necesita paz y tranquilidad, las cuales por ahora no tiene, mejor se dedica a la lectura de "lo que me va cayendo, para serenarme", eso sí, textos "light, atrapantes a la primera, sin que lleguen a ser vanidades", aclaró. Beatriz Espejo recibirá un homenaje este miércoles 28 de mayo en en el Palacio de Bellas Artes dentro del ciclo Una Habitación Propia, algo que, dijo, "me tiene muy contenta y agradecida".