Teatro de títeres, un mundo mágico para chicos y grandes 30/mayo/2014 00:00 Artes escénicas Guiñol, marionetas y sombras, parte de esta expresión En nuestro país existe una gran tradición sobre el teatro de títeres, ya sea con marionetas de hilo o varilla, guiñol, bocones, teatro de sombras o miniatura con figuras recortadas. Exponentes de la talla de Mireya Cueto, sinónimo de guiñol; la compañía Rosete Aranda y la compañía Marionetas de la Esquina han inspirado una gran variedad de propuestas y grupos de titiriteros para deleite de chicos y grandes. Los títeres son mágicos, pues tienen un encanto que conquista por igual a niños y adultos, y provoca que cuando uno asiste a una obra  sea el títere quien le pueda estar hablando y uno le conteste, consideró Juan Jiménez, especialista con más de 25 años dedicado a este sorprendente mundo. Se dice que el teatro de títeres surgió con el hombre primitivo, cuando vio su sombra reflejada por las hogueras en los muros de las cuevas y después creó figuras con diferentes materiales. Hoy continúa esta manifestación, sea con figuras, sombras y hasta objetos, en un tipo de teatro que no necesita grandes inversiones, sino mucha creatividad, para el deleite de chicos y grandes. En nuestro país existe una gran tradición de teatro con títeres, en el que conviven exponentes de la talla de Mireya Cueto, que es sinónimo de guiñol; la compañía Rosete Aranda y la compañía Marionetas de la esquina, que han inspirado a una gran variedad de propuestas y grupos de titiriteros. Y es que en los títeres entran diferentes formas de hacer teatro: el guiñol, las marionetas de hilo y de varilla, el teatro de sombras, los llamados "bocones" (muñecos tipo guiñol pero más grandes, como los utilizados en Plaza Sésamo), así como el teatro en miniatura con figuras planas recortadas y objetos, o bien, el que combina actores con títeres. Juan Jiménez apuntó que en México ha habido tres momentos importantes para los títeres, primero a mediados del siglo XIX, con la compañía Rosete Aranda que los popularizó y después, hacia la década de 1930, cuando se le da un gran impulso al teatro guiñol y nace un equipo de titiriteros y artistas comprometidos como Lola Cueto y Roberto Lago. Posteriormente, en los años 80, el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) creó en el Centro Cultural del Bosque el único espacio para títeres que hubo en la ciudad de México. En el país, comentó Juan Jiménez, el teatro guiñol es el más difundido, porque es el más fácil de diseñar, hacer y manipular, a diferencia de la marioneta que es más compleja por los mecanismos de hilos o varillas, o el teatro de sombras, que a pesar de que es sencillo, requiere una iluminación y una pantalla, para proyectar las imágenes. Para Juan Jiménez, uno de los casos de éxito es la compañía La Trouppe, con 30 años en el gusto del público, o Marionetas de la esquina, que a 40 años de su fundación ha decidido abrir al público, en fines de semana, las puertas de su nueva sede La Titería Casa de las Marionetas, en la calle de Guerrero 7, colonia Del Carmen Coyoacán. Lourdes Pérez Gay, directora de Marionetas de la Esquina, dijo al respecto que su objetivo es mostrar los avances de las obras en las instalaciones de La Titería, y también que los asistentes conozcan el espacio donde se está construyendo el Centro Cultural La Titería, que lleva, dice, un 45 por ciento de avance en su construcción. "En México no existe un espacio de artes escénicas para niños, hay teatros que tienen programación por la mañana, pero no hay en la tarde. Nosotros queremos garantizar eso con trabajos de calidad porque también eso es muy importante para acercarlos al teatro, la música, la danza, los títeres y no que los vacune en contra, eso es imprescindible", comentó. Agregó que esperan dar clases para preparar a aquellos que necesiten asesorías. "Es nuestra obligación asesorar y asistir en un país en el que se necesita una educación y propuestas que toquen temas que reconstruyan el tejido social", dijo la fundadora de la compañía que se ha propuesto contribuir con todas sus capacidades a difundir y elevar el arte del títere. Pablo Cueto, parte de la tercera generación de una familia de titiriteros, iniciada con Lola Cueto y continuada por Mireya, aseguró que actualmente hay mucha creatividad y en el país hay grupos trabajando muy bien. El teatro de títeres, dijo, es una forma de expresión artística y otra forma de hacer teatro con múltiples posibilidades, pues se trata de un lenguaje que está creciendo mucho y desarrollándose mundialmente, como por ejemplo el teatro en miniatura, realizado con objetos, con personajes recortados, figuras recortadas planas, que aunque no es tanto como el títere, porque no están articulados, forma parte de esta expresión. El heredero de Mireya Cueto aseguró que actualmente, a nivel mundial existe un auge en este movimiento, toda vez que acaba de realizarse un festival de títeres en Cuba, con la participación de representantes de 82 países, al que acudieron tres grupos de México. En nuestro país, agregó, "el movimiento titiritero va bien, siempre hemos estado ahí y somos buenos", muestra de ello es que con su grupo, Pablo Cueto ha hecho más de 30 viajes al extranjero y que el Premio Nacional de Teatro Universitario lo ganó una obra de títeres. En un mes, viajará a Guatemala y también planea ir a Boston con el director de orquesta Benjamín Juárez para presentar una ópera con títeres, así como al Festival de Teatro de Títeres para Adultos en Perú. Ahora prepara un montaje sobre la Intervención Francesa para teatro en miniatura, que abarcará el tema desde finales de 1861 hasta el fusilamiento de Maximiliano. Por otro lado, comentó que recientemente adquirió un microbús, el cual tiene planeado acondicionar como oficina itinerante, para viajar y llevar teatro escolar por toda la República Mexicana. Sí hay público para estos muñecos, expresó por su parte Juan Jiménez, quien recordó que en su momento la obra Barrionetas fue la primera obra de escuelas de teatro que llegó a las 100 representaciones, con el Teatro Orientación lleno. También destacó el Festival de Marionetas Mireya Cueto, creado por Alas y Raíces del Conaculta, institución que, dijo, sí apoya esta manifestación, ya que en su repertorio de grupos incluye a titiriteros y hasta imparte talleres de títeres para niños. Fue en octubre del 2013 que se celebró la decimotercera edición de este Festival con más de 40 funciones gratuitas dirigidas al público infantil y juvenil. Además, anualmente se realiza el Festival Rosete Aranda de Tlaxcala, al cual asisten varios grupos de toda la República. En esta coyuntura, Juan Jiménez dijo que durante los últimos años se ha dedicado a la teoría del mundo de las marionetas, a promover a los grupos, a impartir talleres y junto con otros titiriteros tiene el plan de hacer un Diccionario de los titiriteros, donde uno pueda buscar a Mireya Cueto o Don Ferruco y conocer lo que hicieron. En cuanto a la dramaturgia, comentó que generalmente los grupos hacen adaptaciones de cuentos o de obras, y muy pocos son los que se lanzan a crear montajes originales, como fueron Barrionetas, Pandemonium, Informe negro, Historias de duendes y otras realidades, que era teatro de sombra, así como La muerte no mata a nadie, Persfone y El pozo de los mil demonios, que también dejaron huella. Pablo Cueto es uno de los pocos que se dedican a crear nuevos montajes, como es el caso del espectáculo Nuestras raíces, sobre la cosmogonía mexica, el quinto sol y el Mictlán, que se presentó con gran éxito en nuestro país y recientemente en el festival de Cuba. También en su momento ha reconocido que su madre, Mireya Cueto se caracterizó por tratar temas que en una época no se consideraban para niños y los presentaba de forma inteligente: "Ahora ha avanzado mucho el teatro para niños y se tratan temas como violencia intrafamiliar o la adopción". En ese sentido, la dramaturga de la Compañía Marionetas de la Esquina, Amaranta Leyva recordó que su incursión en la dramaturgia para títeres surgió ante la falta de historias más profundas y complejas dirigidas a los niños. "Antes, la forma de acercarse a los niños era didáctica pero no consideraban que podían ser un público que explorara en el teatro asuntos profundos. Ahora el creador adulto se está atreviendo a tocar temas que antes eran tabús, a crear trabajos más complejos y generar mayor interés en los niños al decirles más cosas". Para la titiritera Lourdes Pérez Gay, el hecho de que un niño llegue a un espectáculo en vivo que sucede en el mismo momento, lo hace vibrar de otra manera, en una época en la que los pequeños están acostumbrados a funcionar frente a pantallas. "Llegan aquí y es tal su emoción que interactúan con los títeres y les hablan de lo que les pasa. Esta parte de emocionarse colectivamente se dice fácil pero se ha ido perdiendo, nos emocionamos más individualmente, pero eso es lo que hacen las artes escénicas y las marionetas".