?Niños tristes, libro sobre personas disfrazadas de adultos que pretenden comprender la vida? 24/julio/2014 00:00 Libros, revistas y literatura De la colección Fondo Editorial Tierra Adentro Niños tristes, libro de nueve cuentos escritos por Gabriel Rodríguez Liceaga, en opinión de la escritora Lola Ancira está conformado por imágenes estremecedoras que, por su verosimilitud, el lenguaje coloquial da cuenta de ciertas particularidades del estilo del escritor nacido en la Ciudad de México. La publicación del Fondo Editorial Tierra Adentro fue presentada la noche del 23 de julio en la Casa Refugio Citlaltépetl. El libro Niños tristes es un recuerdo de que todos en algún momento de nuestra existencia fuimos y tal vez seguimos siendo desdichados infantes anhelando lo imposible, terribles niños disfrazados de adultos pretendiendo comprender la vida y saber vivirla, expuso Lola Ancira, editora de la revista digital Zarzamora. La noche del 23 de julio en la Casa Refugio Citlaltépetl fue presentado el libro de cuentos Niños tristes, de Gabriel Rodríguez Liceaga, quien estuvo acompañado, además de la escritora queretana, de Luis Bugarini, César Tejeda y Herson Barona. La autora de Tusitala de óbitos dijo ante un auditorio juvenil que en Niños tristes se indaga en seres humanos ordinarios que están resignados a vivir en desdicha. Indicó que en el libro se conocerá a una pareja que tiene relación de amor-odio, al conductor del transporte público con el que existe una indiferencia recíproca, el guardia que custodia la entrada de cualquier lugar donde hay presupuesto para contratarlo (por ínfimo que sea lo resguardado), amigos que mueren antes de lo pensado. En su participación señaló que en la obra del Fondo Editorial Tierra Adentro los lectores también se encontrarán con aquellas personas que surgen de una realidad excluida, así como con los cadáveres de animales urbanos que se pueden admirar cotidianamente en el asfalto o la acera. "En Niños tristes sobresalen ideologías impuestas con opresión y tiranía que muestran la violencia permanente de nuestra sociedad. El cuento En el instructivo dice que los arrojes a la basura aún vivos, sorprende por el grado de indiferencia y apatía que puede suscitar otra vida, lo práctico que resulta la cultura insensible en la que vivimos, lo accesible que se muestran ciertos mecanismos de tortura que remiten a atrapar y simplemente desechar esas vidas minúsculas que deben aborrecer más que nosotros su existir en el mismo espacio". Lola Ancira agregó que la obra editorial ganadora en la categoría de Cuento, del Premio Nacional de Narrativa María Luisa Puga 2010, es una evocación a lo que alguna vez fueron todos los protagonistas de estas historias: niños tristes que devienen adultos aún más tristes, en trágicos y desesperados seres humanos que han cobrado conciencia de su existencia y a pesar de todo continúan con la farsa día tras día. "Niños tristes está conformado por imágenes estremecedoras que por su verosimilitud, el lenguaje coloquial permite una lectura íntima que junto con la asociación de singulares escenas da cuenta de ciertas particularidades del estilo del escritor. Estos nueve cuentos son fragmentos de vida teñidos por la melancolía que se precipitan a diferentes velocidades en abismos individuales y que durante el viaje arrastran a quienes están más cerca", puntualizó. Al tomar la palabra César Tejeda, quien fue becario de la Fundación para las Letras Mexicanas 2011-2013, compartió con los presentes el día que conoció a Gabriel Rodríguez Liceaga. Sobre la publicación indicó que los personajes de Niños tristes se encuentran en una frontera que el autor inventó, la cual comparte de manera violenta y con singular alegría al país de la ira y el país de las carcajadas. El autor de Épica de bolsillo para un joven de clase media expuso que Gabriel Rodríguez Liceaga "dibuja una línea especial que permite reír o llorar, encontrando la distancia exacta entre estas acciones". Por su parte, el escritor y crítico literario Luis Bugarini comentó que el también autor de las novelas Balas en los ojos y El siglo de las mujeres "saca" en Niños tristes el desparpajo y la broma. "Leemos las historias y podemos pensar que la historia del microbusero (Desenlace sobre Tlalpan en día de clásico) aparece en la página entre ocurrencias y juegos de palabras del habla popular, pero la verdad es que va mucho más allá de eso. "Gabriel da muestras claras de una construcción de un proyecto narrativo muy sólido que esperaría ampliara a la poesía o al ensayo. Este libro es una propuesta seria", aseguró Luis Bugarini. La velada cerró con la participación de Gabriel Rodríguez Liceaga, quien compartió con los asistentes un texto donde cuestiona qué es lo mueve a una persona a escribir. "Constantemente me pregunto qué es lo que induce a un hombre a ponerse a escribir. Jamás llego a una conclusión que me relaje. Escribir no es más que otra forma de renunciar a la realidad o prescindir de ella, como el soñar, asistir al cine o leer". Mencionó que hay 400 mil cosas más importantes de hacer antes que escribir. "Necios y desesperados escribimos, dejamos testimonio de que alguna vez formamos parte de este mundo tan feo, que alguna vez utilizamos a nuestro favor este idioma tan hermoso que nos fue heredado; el mundo que habitamos es feo y todos los escritores somos críticos de él, de la realidad, por eso tratamos de reescribir el mundo, de reestructurarlo a párrafos", indicó. Agregó que necio y desesperado escribió su libro de cuentos, los cuales "prefiere" que se defiendan por sí mismos. "Hemingway dice que cada libro publicado es un león muerto. Antes de que Niños tristes empiece a apestar lo dejo en sus manos, es decir, en buenas manos".