Recuerdan con coloquio al compositor Julián Carrillo en el Palacio de Bellas Artes 14/octubre/2015 00:00 Música En el marco del 50 aniversario de su fallecimiento El compositor y violinista Julián Carrillo Trujillo (Ahualulco, San Luis Potosí, 28 de enero, 1875–Ciudad de México, 9 de septiembre, 1965), fue un hombre del siglo XIX que se vio afectado por los cambios epistémicos del siglo XX, quien supo que el arte en momentos de revolución política también tenía que ser revolucionaria, lo anterior fue una de las descripciones que se escucharon sobre el también director de orquesta en el Coloquio Julián Carrillo. Homenaje en su quincuagésimo aniversario luctuoso, organizado por el Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información Musical Carlos Chávez (Cenidim). Yael Bitrán Goren, directora del Cenidim, al inaugurar la tarde del 13 de octubre el coloquio en la Sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes, indicó que estudiar al compositor es una asignatura pendiente. “Diversos asuntos relacionados con Julián Carrillo han surgido en una y otra ocasión, trayendo más sombras que luces. En este coloquio pretendemos enfocar al personaje en el ámbito académico y desde distintos puntos de su trayectoria profesional y académica. “Para el Cenidim es importante ser el representante de este homenaje por parte del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), esperamos que al final tengamos una imagen más interesante y profunda del compositor, la cual abra la puerta a una discusión a fondo de un personaje en quien la musicología mexicana sigue hoy en deudaâ€, apuntó la funcionaria. En el primer día de actividades del coloquio se realizaron siete ponencias divididas en dos mesas: Contextualizando a Julián Carrillo, con Juan Sebastián Lach, Samuel Larson, Luis Fernando Padrón-Briones y Aurelio Tello,  e Introducción al estudio de la obra de Julián Carrillo, con Mariana Hijar, Manuel González y Eduardo Contreras Soto. El compositor y violinista Julián Carrillo Trujillo (Ahualulco, San Luis Potosí, 28 de enero, 1875–Ciudad de México, 9 de septiembre, 1965), fue un hombre del siglo XIX que se vio afectado por los cambios epistémicos del siglo XX, quien supo que el arte en momentos de revolución política también tenía que ser revolucionaria, lo anterior fue una de las descripciones que se escucharon sobre el también director de orquesta en el Coloquio Julián Carrillo. Homenaje en su quincuagésimo aniversario luctuoso, organizado por el Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información Musical Carlos Chávez (Cenidim). Yael Bitrán Goren, directora del Cenidim, al inaugurar la tarde del 13 de octubre el coloquio en la Sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes, indicó que estudiar al compositor es una asignatura pendiente. "Diversos asuntos relacionados con Julián Carrillo han surgido en una y otra ocasión, trayendo más sombras que luces. En este coloquio pretendemos enfocar al personaje en el ámbito académico y desde distintos puntos de su trayectoria profesional y académica. "Para el Cenidim es importante ser el representante de este homenaje por parte del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), esperamos que al final tengamos una imagen más interesante y profunda del compositor, la cual abra la puerta a una discusión a fondo de un personaje en quien la musicología mexicana sigue hoy en deuda", apuntó la funcionaria. En el primer día de actividades del coloquio se realizaron siete ponencias divididas en dos mesas: Contextualizando a Julián Carrillo, con Juan Sebastián Lach, Samuel Larson, Luis Fernando Padrón-Briones y Aurelio Tello,  e Introducción al estudio de la obra de Julián Carrillo, con Mariana Hijar, Manuel González y Eduardo Contreras Soto. En conferencia magistral, Roman Brotbeck, musicólogo y crítico literario por la Universidad de Zúrich, se refirió a la vida de Julián Carrillo de forma cronológica, en la que habló de sus estancias en Nueva York y en Europa, así como el apoyo que recibió por el gobierno de Porfirio Díaz para estudiar en el extranjero. Expuso que fue en 1917, a la edad de 42 años, cuando el compositor diseñó el llamado Sonido 13, el cual lo mantendría ocupado el resto de su vida y que se atrevió a publicar hasta 1923. "Una y otra vez Julián Carrillo perdió la oportunidad de alcanzar un gran éxito, en parte se debió a sí mismo, a su megalomanía, exigencia y al mismo tiempo a su carácter sumiso y en general difícil", comentó Roman Brotbeck. Indicó que con la abdicación de Porfirio Díaz en 1910, Carrillo perdió a su mecenas más importante y bajo el gobierno de Victoriano Huerta lo nombraron director del Conservatorio Nacional de Música, lo que en su opinión fue un error político. Ahondó que Julián Carrillo se dedicó a construir instrumentos que emitieran sonidos microtonales, y destacó que en uno de sus viajes a Nueva York, en 1926, se le sugirió componer en microtonos para solistas, no para orquesta. Roman Brotbeck dijo que durante un tiempo Julián Carrillo ganó cierta importancia en la escena francesa, se le reconoce una estética en su música y en uno de sus últimos textos escritos en 1965 muestra la esperanza de que el gobierno de México conserve sus instrumentos microtonales, en particular la colección de pianos, los cuales ahora son exhibidos en el Centro Julián Carrillo, en San Luis Potosí. Roman Brotbeck, quien el Fondo Nacional de Suiza le comisionó la investigación sobre microtonalidad en la música del siglo XX, dijo tener esperanzas de que a 50 años de su muerte sea posible la restauración de los instrumentos de Julián Carrillo en San Luis Potosí. "El cumplimiento a mi esperanza sería restaurar con los moldes originales una o dos copias de los pianos, para después encargar composiciones y organizar una gira internacional". Indicó que con la inauguración del Centro Julián Carrillo nació una segunda esperanza: que el recinto desarrolle un centro internacional para la investigación y propagación de la música microtonal. "Tengo la esperanza que después de 50 años sea posible integrar la microtonalidad en dos o tres escuelas mexicanas. […] Hoy día entendemos la microtonalidad como una red oscura y precaria en la historia de la música del siglo XX, esto se debe a la resistencia de una red de compositores solitarios que trabajaban cada uno en contra de los demás, es responsabilidad de las generaciones actuales vitalizar esta red, restablecer las relaciones que los compositores durante sus vidas fueron incapaces de establecer", puntualizó. Por su parte, Mariana Hijar, quien ofreció la ponencia Cómo aproximarse al archivo Julián Carrillo, señaló que dicho archivo no sólo permite conocer la vida de un compositor, sino observar los momentos de transición y de inflexión que se vivieron a través del siglo XX. "Nos encontramos con un archivo que se desborda en documentación, rico para la historia de la música en México y del siglo XX, el cual ayuda a comprender la historia moderna del país", indicó. Mientras que Eduardo Contreras Soto, quien habló de la fonografía de Julián Carrillo, expuso que es bueno que haya grabaciones de este creativo mexicano, pero sería mejor encontrar más, que las ya existentes se pudieran o hacer las que tuvieron un valor histórico y que merecen intérpretes nuevos, afirmando que no sería fácil grabar sus obras. El 14 de octubre continuará el Coloquio Julián Carrillo. Homenaje en su quincuagésimo aniversario luctuoso, en la Sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes, con las ponencias de Jimena Palacios, Mario García Hurtado y Pablo G. Ascencio, en la mesa Introducción al Sonido 13; de Francisco Javier Carrillo Soberón, José Luis Navarro y Miguel Salmón del Real, quienes participarán en la mesa Aproximaciones diversas: aspectos íntimos y académicos sobre el compositor de Ahualulco. Posteriormente se realizará la mesa redonda La obra de Julián Carrillo. Diagnóstico, perspectiva y retos, con Gabriel Pareyón, Miguel Salmón del Real, Mauricio Gómez, Roman Brotbeck y Luis Fernando Padrón-Briones. El coloquio cerrará con un concierto integrado por algunas de las obras del pionero del Sonido 13, como Plenilunio en Tepepan y Miércoles Santo; de los Seis preludios para piano, el preludio de la Suite impromptu para guitarra en cuartos de tono, el Capricho para viola, la cadenza del Capricho para corno y orquesta o el Vals en el lago para salterio, bandolón y guitarra.