Fue Mauricio Magdaleno artífice y promotor de un imaginario nacional
Comunicado No. 1056/2012
12 de mayo de 2012
***Conaculta recuerda al escritor, periodista y guionista mexicano vital para la Época de Oro, nacido el 13 de mayo de 1906
***Su labor en la construcción del personaje de “La doña”, María Félix, es fundamental, asegura la investigadora española Marina Díaz

Si bien Mauricio Magdaleno Carmona desarrolló una destacada labor como escritor y periodista, es su faceta como guionista en plena Época de Oro del cine mexicano la que llama la atención al formar parte de uno de los equipos creativos más connotados integrado por Emilio El Indio Fernández como director y Gabriel Figueroa como cine-fotógrafo.
La exitosa unión de talentos dio como resultado 22 filmes, entre los que destacan María Candelaria, Las Abandonadas, Salón México y Pueblerina, clasificadas entre las mejores de la historia del cine hecho en México.
Es en el marco del 106 aniversario del natalicio de Mauricio Magadaleno que las investigadoras especialistas en cine mexicano, Marina Díaz, actual técnica de cine y audiovisuales del Instituto Cervantes, y la historiadora mexicana Julia Tuñón, abordan la importancia y aportaciones de los guiones del creador zacatecano ganador de un premio Ariel en 1949, por el argumento original de la cinta Río Escondido.
De acuerdo con Tuñón, el cine construye imaginarios, es decir, permite concretar las ideas abstractas en imágenes concretas que son de fácil integración para la manera de pensar de la gente.
“Estas películas transmitían las ideas que se tenían, pero también las construye y las reedifica. Dieron una imagen de México y los mexicanos que sostuvieron imaginariamente a los habitantes de este país”.
Por su parte, Marina Díaz consideró que tras el conflicto revolucionario, en pleno periodo de estabilización para el país y en camino hacia el modernismo, el entorno cultural experimentó una sinergia en la que el cine se llevó la mejor parte.
“Magdaleno asumió sus presupuestos, los de El Indio, para hacer de ese trasfondo ideológico verdaderas obras de arte. Las historias, la definición de los personajes, la puesta en escena y la fotografía y, claro, los actores, consolidaron un imaginario que adelantó una mirada ‘de autor’ a la cinematografía de Fernández, dos décadas antes de que el cine se presentara y vendiera de esa manera”.
Para Diaz, Magdaleno destacó por controlar perfectamente la plena coherencia y el armazón del ritmo narrativo y otorgar cohesión a sus personajes, en una época en la que la tradición literaria se tenía que convertir en cinematográfica.
“También hay que tener en cuenta que su conocimiento del diálogo, con su experiencia teatral de teatro político y de perfil de clase media, le permitieron establecer una tipología de guión que tenía como interlocutores a distintas clases sociales”.
Agregó que entre sus principales aportaciones se encuentra su diálogo expreso con las convenciones respecto a la diferencia sexual que estaba motivando el cine de la época y con la que Emilio Fernández estableció su propio diagrama, y la construcción del personaje de “La doña”, María Félix, que comienza a gestarse en cintas como Pueblerina.
“Su labor en la construcción del personaje de ‘la doña’ es fundamental y habría que estudiar cómo las películas que va forjando María Félix en la construcción de su estrellato tienen en muchas de ellas la mano de Magdaleno detrás. Otra función elemental que realiza Magdaleno es la adaptación de un sinfín de textos mexicanos clásicos”.
Mauricio Magdaleno nació el 13 de mayo de 1906 en Villa del Refugio Zacatecas (hoy Tabasco). En 1934 publicó su primera novela titulada Campo Celis. Entre 1941 y 1952 escribió alrededor de 52 guiones cinematográficos; además fue autor y coautor del guión de El compadre Mendoza, pieza cardinal de la cinematografía nacional, dirigida por Fernando de Fuentes (1933).
Ocupó varios cargos en el gobierno, entre ellos fue jefe de los departamentos de Bibliotecas y Bellas Artes de la Secretaría de Educación Pública y coordinador de la Secretaría de Gobernación, donde dirigió el programa radiofónico "La hora nacional" (1943-1950).
En 1981 obtuvo el Premio Nacional de Letras, Ciencias y Artes y fue miembro de la Academia Mexicana de la Lengua.