Chiclero obra del reconocido tallador Juan Cimá Barzón
09 de mayo de 2012
***Trabajo de carácter popular convertido en verdadero registro histórico y etnográfico del modo de vida de la comunidad maya, se exhibe en la Casa de la Cultura de Chetumal
Una obra que refleja la actividad chiclera de nuestro estado, titulada precisamente Chiclero del maestro tallador Juan Cimá Barzón, a partir del mes de mayo se exhibe en la entrada principal de la Casa de la Cultura de Chetumal, junto a una pieza de goma de mascar natural, un sombrero, un sabucán (morral) y un machete.
El maestro Cimá es oriundo de la comunidad de Dzulá, municipio de Felipe Carrillo Puerto, lugar donde al igual que el resto de los pobladores se dedicó en un principio a las actividades agrarias, mientras que en sus ratos libres tallaba la madera, creando imágenes de carácter popular que se convierten en verdaderos registros históricos y etnográficos de los modos de vida de la comunidad maya,
El interés en mejorar la calidad de sus trabajos lo llevó, en 1987, a estudiar dibujo. En ese mismo año participó en un concurso de dibujo y pintura en el taller de arte campesino impartido por Rolando Guillermo Prieto en Yecapixtla, Morelos.
Después de sus estudios se dedicó por tiempo completo a su vocación artística. De 1992 a 1995 impartió cursos de tallado en madera en localidades del municipio de Felipe Carrillo Puerto, auspiciado por instituciones culturales.
Ha participado en diversas exposiciones a escala regional y nacional. En marzo del 2000 expuso de manera individual en la prestigiada galería del Museo de Arte Contemporáneo Ateneo de Yucatán.
A partir del mayo del 2001 recibe una beca de la Secretaría de Cultura (en ese tiempo Instituto Quintanarroense de la Cultura) para desarrollar y mejorar sus trabajos.
En referencia a la exhibición, cabe apuntar que la cultura maya es la madre del chicle, ya que fue la primera en explorar las propiedades del árbol de chicozapote, el cual es el más abundante en la zona del gran Petén y se da en los bosques tropicales de la península de Yucatán, Belice y el norte de Guatemala.
La apariencia de la goma recién extraída asemeja a un bloque de resina, en donde sólo viene el látex en bruto (así era como nuestros antepasados la consumían).
Los mayas, según especialistas, eran una de las civilizaciones que más limpios tenían los dientes gracias al uso del chicle natural.
La temporada de extracción se da entre julio y febrero, la localización de estos árboles es rápida, ya que su altura alcanza los 40 metros y su diámetro es superior a los 100 centímetros. En época de lluvias el látex del árbol fluye mejor.
Con un filoso machete los chicleros hacen incisiones en forma de zig-zag, desde la base del tronco hasta sus primeras ramificaciones; la savia escurre por estos canales y es recogida en una bolsa.
A mediados del siglo XIX un estadounidense, de nombre James Adams, notó que el presidente mexicano Santa Anna mascaba una goma y, con una visión comercial, tuvo la idea de lanzar al mercado pequeños pedacitos de chicle con saborizantes y azúcar.
Los primeros fueron aquellos con sabor a hierbabuena y mentol, los cuales contenían extractos de dichas plantas para dar un toque de frescura y de bienestar bucal.