“En el escritor Sergio Galindo la forma y el fondo se unían para la expresión del arte”

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Información: RGT
Comunicado No. 2/2011
03 de enero de 2011

***Se cumplen 18 años del fallecimiento del autor de Otilia Rauda; la Universidad Veracruzana y la Feria Internacional del libro Universitario han instituido el premio que lleva su nombre

Autor de cuatro libros de cuentos y nueve novelas, varios de ellos traducidos al inglés, al polaco, al francés y al alemán, Sergio Galindo es uno de los destacados autores mexicanos del llamado Medio Siglo (mitad del siglo XX). Este 3 de enero se cumplen 18 años de su deceso.

      Nacido en Xalapa el 2 de septiembre de 1926, Sergio Galindo comenzó su carrera literaria a los 25 años y es autor de novelas como Polvos de arroz y Otilia Rauda, así como fundador y director de la editorial de la Universidad Veracruzana (UV) y de la revista La Palabra y el hombre, entre 1957 y 1964.

      “Fue un escritor sereno, lleno de conocimientos técnicos que estaban al servicio de la historia que quería contar y sin la pretensión de alardear con juegos pirotécnicos lanzados al vacío, entregado a su labor narrativa sin grandes aspavientos y asumiendo a conciencia que el fondo y la forma estaban unidos para complementarse y para expresar el arte”, escribe sobre Sergio Galindo, el novelista Joaquín Armando Chacón.

      “El escritor nace como tal –señaló alguna vez Galindo-, debe luchar a costa de lo que sea por serlo. Hacer a un lado los obstáculos que se lo impidan, y ser fiel a su vocación de escritor.”

      Galindo exploró las técnicas realistas de la novela moderna, a la que agregó toques fantásticos y una gama de personajes fatalmente desesperanzados, incapaces de comunicarse, creados a manera de un muestrario de seres adscritos a las nuevas reglas de la sociedad industrial y al mismo tiempo, incapaces de ajustarse a ellas.

      “A mí me da más por la tragedia, quizá porque ha sido más próxima a mí, o tal vez porque no tengo la vena necesaria para hacer reír, cosa tan saludable y envidiable”, señalaba Sergio Galindo acerca de sus personajes.

      Los escenarios de sus novelas son ante todo pueblerinos. Una de sus narraciones más conocidas es Polvos de arroz (UV, 1958), que lleva al lector a conocer a Camerina Rabasa, una anciana de 100 kilos que ha vivido despechada y casta, encerrada junto a los recuerdos de un lejano novio infiel y las desgracias económicas de su padre, a la que la visión de dos albañiles sudorosos y semidesnudos despierta un apetito sexual casi olvidado que la empuja a intercambiarse cartas de amor con un joven de la capital.

      Dos años después, publicaría El bordo (Fondo de Cultura Económica), donde recupera en la memoria colectiva de una familia de clase alta y provinciana con la que se explica la trágica vida mexicana al término de la Revolución, y que transcurre entre la guerra cristera y las reformas del presidente Lázaro Cárdenas.

      Sergio Galindo inició estudios de letras en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), los cuales terminó en Francia de 1951 a 1952, gracias a una beca del Departamento de Turismo de la Secretaría de Gobernación. Fue profesor de Estética en la Escuela de Teatro de Xalapa (1953). De 1955 a 1956, fue becario del Centro Mexicano de Escritores.

      Entre 1970 y 1972 laboró en la Dirección General de Divulgación de la Secretaría de Educación Pública. De 1972 a 1976 trabajó para el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), del que llegó a ser director general.

      Galindo publicó  en 1951 su primer libro de cuentos, La máquina vacía. En 1958 da inició a la legendaria colección Ficción de la editorial de la UV con la novela Polvos de arroz. Escribe su primer obra extensa de ficción en 1959, La justicia de enero, gracias a la beca que le otorga el Centro Mexicano de Escritores.

      En 1964 aparece La comparsa, su cuarta novela y, en 1970, Nudo, su novela más compleja. En 1975, publicó la colección de cuentos ¡Oh, hermoso mundo!; ese mismo año escribe El hombre de los hongos, la cual fue llevada al cine por Roberto Gavaldón, y fue la presentación de Galindo a su ingreso a la Academia Mexicana de la Lengua. Asimismo, el escritor realizó las adaptaciones para teatro de Este laberinto de hombres y Un Dios olvidado, de Mauriac.

      Fue reconocido con los premios Mariano Azuela (1984) -por el conjunto de sus novelas-, Bellas Artes de Literatura (1984), Xavier Villaurrutia (1986) -por su novela Otilia Rauda, llevada al cine en el 2000 por Arturo Ripstein- y José Fuentes Mares (1987).

      Recibió las condecoraciones Honorary Officer of the Most Excellent Order of the British Empire, de la Gran Bretaña en 1975; Mérito en la Cultura, de Polonia en 1976, y Orden de la Estrella de Yugoslavia en 1977. El Ayuntamiento de Xalapa lo nombró Hijo Predilecto en 1984. Su obra ha sido incluida en numerosas antologías de México y el extranjero.

      En 1985 publicó su último libro de cuentos, Terciopelo violeta (Grijalbo, 1985), una selección de algunos de sus mejores relatos a los que se agrega el que da título al libro. En 2004 publicó una pieza de teatro, Más encima... el cielo. En 2006, el FCE publicó la antología titulada Cuentos.

      En 1993, Sergio Galindo recibió la prescripción médica de regresar a vivir a su natal Xalapa, donde la brisa del mar y el clima cálido podían ayudarle a sobrellevar una enfermedad que se le había acrecentado tras la muerte de su hijo, Sergio José, cinco años antes. Ahí, en la misma ciudad que le vio nacer, moriría a los 67 años de edad.

      Desde el 2006, la UV, a través de la Dirección General Editorial y la Feria Internacional del Libro Universitario, convoca al Premio Latinoamericano de Primera Novela Sergio Galindo.