Las novelas de Luis Spota dieron cuenta de las transformaciones de México en el siglo XX
Comunicado No. 114/2011
20 de enero de 2011
***Conaculta rinde homenaje al escritor y periodista en el 26 aniversario de su fallecimiento, que se cumple este 20 de enero
Tan prolífica e intensa como su obra fue su vida. Luis Spota es el autor de una treintena de novelas, algunas de ellas traducidas a más de 10 idiomas. Conaculta rinde homenaje al escritor y periodista en el 26 aniversario de su fallecimiento que se cumple este 20 de enero.
Las novelas de Spota, también guionista y director de cine y comentarista de radio y televisión, están escritas con estilo periodístico, tienen un ritmo rápido con acción, y diálogos breves. Su temática está ligada a las transformaciones de México en el siglo XX, gira alrededor de la vida urbana de México, su sociedad y especialmente su clase política.
El filósofo, ensayista y poeta Jaime Labastida ha afirmado que “la obra de Spota tiene una obsesión fundamental: el poder. Pero hay en su visión de poder dos momentos diferentes: el de los años felices del alemanismo, cuando la burguesía se enriquecía y merecía toda la admiración posible del joven escritor fascinado como estaba con el México que se desarrollaba ante sus ojos, y otra es la visión del poder político en el momento en que esa burguesía, ahora convertida en respetable, inicia sus problemas con el gobierno de la época Echeverría-López Portillo.
“Leer a Spota sirve para tener una visión histórica de México, no sólo por los temas sino por la forma de narrar, por las palabras mismas de los que es nuestro país”, expresó alguna vez su esposa Elda Peralta.
En su honor, lleva su nombre uno de los 12 Centros de Educación Artística (Cedart) del Instituto Nacional de Bellas Artes. Fallecido el 20 de enero de 1985 en el Distrito Federal, la misma ciudad que lo vio nacer el 13 de julio de 1925, Luis Spota tuvo una vida llena de aventuras y de producción literaria y artística a muy corta edad.
Siendo apenas un niño, por problemas familiares abandonó la secundaria y viajó a Tampico, Tamaulipas, donde logró emplearse en un barco con destino al puerto de Progreso. Allí conoció el hambre y la soledad. Poco después regresó al Distrito Federal, y tras ganar el sustento diario como repartidor de volantes, vendedor de enciclopedias y hojas de rasurar, es empleado como mesero en el desaparecido Café Regis, donde conoce personajes que le servirán como modelos para sus obras.
Ya con algunos cuentos publicados en El Universal Gráfico, Luis Spota incursiona en el periodismo a los 14 años de edad. Regino Hernández Llergo, director de la revista Hoy lo emplea como office boy y le da la encomienda de entrevistar al piloto aviador Francisco Sarabia. Poco después La Hoja de la Tarde lo envía a Veracruz a fotografiar el arribo de los exiliados españoles. La modesta publicación logró la exclusiva de una noticia tan importante, gracias a la responsabilidad que asumía Spota en sus labores.
También escribió para Excélsior: “Luis Spota ganó el encabezado a ocho columnas de la primera plana de Excélsior durante 43 días consecutivos. Además de que pudo ver publicadas, en esa misma plana, 10 notas suyas un mismo día. Por su juventud y su vertiginosa trayectoria, en los medios periodísticos lo conocían como El Niño Terrible de Bucareli”, ha relatado Elda Peralta.
En Últimas Noticias de Excélsior; escribió la columna Rezagos que reemplazó a Side Car de Salvador Novo y suscribió la columna Pericles, 1943-1944, en la que colaboró con Rafael Heliodoro Valle.
A los 21 años fue nombrado director de Últimas Noticias, Segunda Edición de Excélsior (1945-1947). Escribió en la revista Mañana, donde fue jefe de Redacción y escribió reportajes, como aquel con el cual obtuvo el Premio de Periodismo 1948 de la Asociación Nacional de Periodistas. El artículo se publicó el 7 de agosto de 1948 y versaba sobre el novelista Bruno Traven, cuya identidad Spota trató de desvelar.
También escribió en Mire y dirigió Claridades. Colaboró en Política y en Novedades, 1949. Dirigió la revista cultural Espejo (1967-1969) y fungió como responsable de El Heraldo Cultural (1965-1985), suplemento de El Heraldo de México.
Su incursión en el teatro fue breve, destacan: Ellos pueden esperar (estreno 1947, director José de Jesús Aceves. Teatro de Bellas Artes), El aria de los sometidos (estreno 1998, Teatro Rafael Solana) y Dos veces la lluvia.
Su carrera en la radiodifusión mexicana comenzó en 1949 en la XEW. En 1952 y 1953 ganó los premios al Mejor Comentarista Radiofónico. Su primer encargo en la televisión fue Magazine Televisado (1958). En mancuerna con Rafael Solana presentó Tribunal cinematográfico (1959), programa de crítica en el Canal 4 de televisión.
A partir de 1969 y con una duración de 18 meses, Luis Spota fue el titular del programa Grandes Series de Golf para el Canal 8 de Televisión Independiente Mexicana. En 1973, Spota regresó a Televisa como comentarista. Él y Lolita Ayala conducían un programa diario de entrevistas a invitados: Cada Noche lo Inesperado.
En 1974 ingresó a Canal 13. Como entrevistador tuvo gran éxito con el programa La Hora 25. También fue titular de Diálogo Abierto y Fuera de Serie. En 1978 obtuvo el Premio Nacional de Periodismo.
Luis Spota obtuvo en dos ocasiones el Premio Ciudad de México (1950 y 1954) por sus novelas Más cornadas da el hambre y Las grandes aguas.
Su vasta creación de historias para ser contadas en la pantalla grande se inició en 1949 con Hipócrita, dirigida por Miguel Morayta. Su trabajo en el cine fue reconocido por la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas. En 1951, Spota recibió el Ariel como mejor argumentista de En la palma de tu mano, dirigida por Roberto Gavaldón (1950).
En 1952 dirigió su primera película: Nadie muere dos veces, a la que siguieron: Amor en cuatro tiempos (1954), Con el dedo en el gatillo (1958), serie integrada por cuatro cintas: Con el dedo en el gatillo o El anónimo, El vengador, El dinamitero y La tumba.
Fue miembro activo de la asociación de Periodistas Cinematográficos de México, así como de la Asociación Mexicana de Periodistas y de la Sección de Adaptadores y Directores del Sindicato de Trabajadores de la Producción Cinematográfica (STPC).
Algunas de sus novelas son: El coronel fue echado al mar (1947), Murieron a mitad del río (1948), Más cornadas da el hambre (1950), La estrella vacía (1950), Las grandes aguas (1954), Casi el paraíso (1956), Las horas violentas (1958), La sangre enemiga (1959), El tiempo de la ira (1960), La pequeña edad (1964), La carcajada del gato (1964), Los sueños del insomnio (1966), Lo de antes (1968), La plaza (1971), El viaje (1971), Las cajas (1973), Retrato hablado (1975), Palabras mayores (1985), Sobre la marcha (1976), El primer día (1977), El rostro del sueño (1979), La víspera del trueno (1980), Mitad oscura (1982), Paraíso 25 (1983), Los días contados e Historia de familia, obra que dejó inconclusa.