Las mujeres vivimos el espejismo de la igualdad pero todavía está lejos: Amelia Valcárcel
Comunicado No. 419/2011
09 de marzo de 2011
***En el tercer día del Primer Congreso Internacional La Experiencia Intelectual de las Mujeres en el Siglo XXI participaron en la mesa Filósofas y Pensadoras Juliana González, Luz Marina Barreto y Anmelia Varcárcel
Las mujeres hemos cosechado muy pocos laureles y además los pocos que tenemos están siempre muy disputados. Llevamos 100 años de efectivas conquistas, sobre todo las enormes derivadas de la agenda sufragista, que es lo que realmente poseemos: el derecho a la educación y los derechos políticos, y con ellos hemos ido cambiando nuestros derechos civiles, afirmó la filósofa española Amelia Valcárcel, durante el tercer día de trabajos del Primer Congreso Internacional La Experiencia Intelectual de las Mujeres en el Siglo XXI, que se realiza en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.
La maestra Valcárcel destacó que la agenda sufragista es “nuestra posesión verdadera: todo el resto de nuestra agenda está en trámite y en severísima discusión: la de las libertades de las mujeres en el planeta Tierra está abierta por páginas muy diferentes, según en donde uno nace porque en muchísimos lugares de este planeta, todavía nacer mujer es estar condenada al infierno de por vida y eso no debemos olvidarlo”.
“Vivimos, el espejismo de la igualdad pero todavía está lejos. A la habitación principal, las mujeres ni siquiera en Occidente encargadas del saber, de títulos, de habilidades y de talento, a esa, todavía no hemos entrado, porque para deconstruir el patriarcado no hay libro de instrucciones y además el patriarcado ha mostrado una vitalidad en la cual sutura con gran efectividad cada avance que tenemos”.
Ejemplificó que las mujeres siguen ocupando los tramos inferiores del poder y que las victorias de las mujeres no son difusivas, “por el contrario, simbólicamente, lo que una gana no lo gana para todas, lo gana para ella misma. Eso es exactamente lo que nuestros medios hacen constantemente: no visibilizan nuestros logros, sin visibilizara a la vez las partes más humilladas del colectivo femenino”.
“Las mujeres empujamos en las áreas del saber, en el de la creatividad, la opinión, los medios de comunicación, las empresas, las corporaciones económicas, la religión, el poder público y el poder político. Todos al día de hoy frentes activos de trabajo, de esfuerzo y de confrontación de las mujeres; son una línea de vanguardia abierta, pero en ellos hay discriminación de élites”, señaló la filósofa española.
Amelia Valcárcel añadió que el talento, lo más maravilloso que tenemos, es extraordinario, es luminoso pero es caníbal. “el talento que no te dejan ejercer te devora por dentro hasta que acaba contigo y esto es lo más terrible de esta lucha: Asistir realmente a los talentos que se han ido canibalizando a sí mismos y ver las derrotas de las mujeres extraordinarias. Me estremece verlas. Esta es la parte que nos ha tocado.
“No nos ha tocado ganar cosas evidentes, el voto; no nos ha tocado ganar cosas evidentes, la educación; no tenemos que conquistar el Castillo de Kafka, sin planos, en la sombra y sabiendo que por lo menos sepamos las tácticas más elementales para poder enfrentar alguna de ellas y en estos espacios de poder que todavía no están iluminados, que no tienen guía de empleo, las mujeres son siempre invitadas”, consideró la ponente de la mesa Filósofas y Pensadoras.
Sugirió hacernos de una solidaridad asertiva, muy fuerte para deshacemos de las trampas y ganar cada día un infinitésimo de libertad. “Porque cada vez que se logra ese infinitésimo de libertad, tenemos que hacer la libertad de todas. No olvidemos nunca la sensación de Eureka cuando hemos sabido que estamos sobre la tierra a título de dueñas y seamos dueñas, por favor, de nuestra vida porque es la parte de la agenda que nos ha tocado”.
Juliana González, quien moderó la Mesa Filósofas y Pensadoras, expresó que el Primer Congreso Internacional La Experiencia Intelectual de la Mujer en el Siglo XXI, lleva implícitos al menos dos elementos: que por un lado subyace, el gran problema, de la igualdad y la equidad de género, y por otro lado, que se enfoque en el Siglo XXI, pletórico de promesas, para la mujer pero también, con una enorme cantidad de amenazas.
La filósofa mexicana citó las trascendentales y heroicas luchas revolucionarias y transformadoras de las mujeres para lograr el reconocimiento de su constitutiva igualdad frente al género masculino, en los campos concretos de la libertad y la igualdad jurídica, laboral, sexual, educativa, económica y, desde luego, política.
Resaltó a una mujer excepcional que realizó su plena condición humana como ser pensante, activa y creativa como lo fue, paradigmáticamente, en el Siglo XVII, Sor Juana Inés de la Cruz.
“Sor Juana, transgredió su tiempo y su mundo con la osadía de pensar por cuenta propia, de vivir el asombro ante la realidad, la externa y la interior, de ser una gente de una profunda curiosidad, de aprender a preguntar, dudar, buscar, de trascender los dogmas sobre todo y las verdades absolutas, idénticas e inmutables. Tuvo la audacia de reconocer su ignorancia y con ella su incontenible y apasionante deseo de conocer”, refirió Juliana González.
“Y hay, además, en Sor Juana, una expresa proclama feminista en el sentido más puro del término; una apasionada defensa de los derechos igualitarios de las mujeres. En su raíz central la conciencia feminista es en el fondo conciencia humanista. El ser humano es un portento, decía Sor Juana, y lo es ante todo por su inteligencia, por el ser humano; pero el ser humano lo constituyen hombres y mujeres que pueden ejercer con igualdad y total autenticidad y plenitud su inteligencia y su condición humana”, expuso la investigadora especializada en ciencia y ética desde la perspectiva filosófica.
Figuras como la de ella son paradigmas fecundos y verdaderas fuentes nutricias, para el desafío del presente y del futuro de expandir y consolidar una cultura igualitaria, estimpo al referirse a Sor Juana Inés dela Cruz.
Ojalá que el Congreso, promovido y organizado por el Conaculta ayude a este propósito: el de hacer cultura, que no es simplemente el difundir o transmitir valores, ideas y demás. Hacer cultura de igualdad, de justicia, de libertad, de -esa pobre palabra- llamada fraternidad, reflexionó la pensadora.
La filósofa venezolana Luz Marina Barreto reconoció que el medio filosófico es muy masculino no solamente en Venezuela sino en muchos lugares y por lo tanto a veces muy rudo, y centró su charla en el sexo, la sexualidad humana y la hostilidad, con base en los estudios del padre de los estudios de género: Robert J. Stoller, quien nació en 1924, y fue un psicoanalista y profesor universitario estadounidense, recordado por sus estudios pioneros sobre género.
El psiquiatra, con formación psicoanalítica elaboró una teoría sobre el desarrollo de la conciencia de género que está en la base de los estudios de género actuales y su interés por la etiología de las perversiones sexuales le permitió a Stoller y a sus discípulos definir un concepto de género que debe ser distinguido de la identidad sexual signada biológicamente.
La tesis de Stoller es que la sexualidad misma puede ser neurótica, su idea es que a menos que uno madure hacia una relación verdadera en la que no hay temor a la intimidad, uno puede permanecer preso de expresiones sexuales neuróticas, o peor aún sucumbir a expresiones sexuales claramente perturbadas. De las ideas de Stoller se desprende también esta otra intuición, que una sexualidad al servicio del amor es la excepción más que la regla, refirió Luz Marina Barreto.
La sugerencia de Stoller es que la relación amorosa pueda llegar a ser el micro clima ideal para el despliegue de odios muy profundos y sugirió que las ideas de Stolller, quien tuvo una muerte prematura, deberían dar lugar a investigaciones empíricas más detalladas y, eventualmente, a políticas educativas y públicas de concientización y prevención, refirió la investigadora venezolana.
La presidenta del Conaculta, Consuelo Sáizar, agradeció “a las extraordinarias mujeres que encabezaron el panel de las filósofas” y les dijo que en efecto el Congreso empezó como un sueño, un sueño colectivo, “para reunir a las mujeres que hablamos español para reconocernos, para visibilizarnos y para ayudar a las generaciones que nos seguirán a cumplir sus sueños”.