La Biblioteca José Luis Martínez esboza todo un panorama cultural del siglo XX: Laura Emilia Pacheco
Comunicado No. 489/2011
18 de marzo de 2011
***Presentaron el libro La biblioteca de mi padre, de Rodrigo Martínez Baracs, editado por la Dirección de Publicaciones de Conaculta
El Fondo Bibliográfico José Luis Martínez, diseñado por el arquitecto Alejandro Sánchez García, fue visitado y apreciado con mucha curiosidad por numerosos visitantes, gracias a que durante la presentación del libro La biblioteca de mi padre, de Rodrigo Martínez Baracs, se contaron anécdotas sobre cómo obtuvo el maestro José Luis Martínez algunas de su obras, como las de Herman Melville y otras piezas literarias que mucho le interesaron.
Durante la mesa realizada para hablar del texto de Martínez Baracs, publicado por la Dirección de Publicaciones del Conaculta, Fernando Álvarez del Castillo, director general de bibliotecas recordó que el pasado 19 de enero, el Presidente de la República Felipe Calderón, inauguró la Biblioteca José Luis Martínez en la Biblioteca de México, “el mejor destino para una biblioteca conformada por su creador a lo largo de más de siete décadas”. Mientras que del libro La biblioteca de mi padre resumió que es una narración del origen, desarrollo y la integración de lo que ahora se conoce como Biblioteca José Luis Martínez.
Mencionó que la presidenta del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Consuelo Sáizar, posee un interés fundamental por articular un proyecto que rescate las bibliotecas más importantes del siglo XX para depositarlas en lugares que permitan su conservación y su consulta.
La Biblioteca del maestro José Luis Martínez –refirió Fernando Álvarez del Castillo-“fue construida, como lo ha expresado Enrique Krauze, con infinita paciencia para servir en el mejor espíritu de educación vasconceliana, al lector mexicano interesado en la literatura, la historia y la historia literaria: sobre esa labor ardua y encomiable habla Rodrigo Martínez Baracs, quien conoce el germen de la colección, pues mientras él contaba los años de su vida, a la colección se sumaban libros en sus estantes hasta que ésta lo desplazó de su recámara y de la casa paterna”.
Laura Emilia Pacheco, titular de la Dirección de Publicaciones del Conaculta, y especialista en letras hispánicas e inglesas y responsable de la edición de esta obra, reconoce que la Biblioteca José Luis Martínez, es considerada la “más grande del país sobre temas mexicanos, e imaginó a los hermanos Martínez: José Luis, Rodrigo y Andrea Guadalupe, recorrer las biblioteca de su padre, descubriendo universos, hallando su vocación y enamorados de los libros. Y como su padre, tienen un sexto sentido, desarrollan una memoria fotográfica de su biblioteca y la tienen grabada en las yemas de los dedos.
El autor de libros imprescindibles como El mundo antiguo de Fray Bernardino de Sahagún, desde muy temprano sintió afición por la lectura y por atesorar libros, hábito que adquirió desde los 18 años, aunque el verdadero y más profundo contacto con la belleza y la calidez verbal lo obtuvo con la canciones de su madre Julia Rodríguez y su nana Guadalupe”.
Para Laura Emilia, el libro de Rodrigo Martínez, es una bella y amorosa descripción del miembro primordial y aglutinante de la familia: la biblioteca, viva y palpitante que demandó el cuidado de todos los integrantes de la familia: “el texto habla de sus temores, de sus amigos, y del incesante amor que sentía por este país. Es una obra conmovedora, graciosa, llena de información bibliográfica del más alto interés, pero sobre todo nos permite recorrer de su mano los contenidos de esta gran biblioteca que traza no sólo la historia de su familia sino que esboza todo un panorama cultural del siglo XX.”
Reconoció la visión de quienes hicieron posible que la biblioteca esté albergada en la Biblioteca José Vasconcelos para que los visitantes puedan "descubrir un universo, encontrarnos a nosotros mismos o desterrar la soledad."
José de la Colina, secretario de Redacción de la Revista Biblioteca de México y amante de los libros, contó la anécdota de un libro que le regaló Luis Buñuel sobre las Mil y una noches, que finalmente se lo vendió a José Luis Martínez “un hombre que lo había leído todo” y quien le pidió un breve texto en el que hablara sobre cómo adquirió esa obra.
Narró cómo conoció “a ese monstruo, a ese Moby Dick que era la biblioteca de José Luis Martínez, que dicho con admiración era el vientre de la ballena en que José Luis vivía. No habitaba en una casa sino en una biblioteca y no tanto en una biblioteca como en un paraíso de libros”.
Para el escritor, académico y crítico Adolfo Castañón, La biblioteca de mi padre presenta una descripción y una historia del vasto acopio libresco impreso que el escritor historiador y coleccionista reunió a lo largo de las décadas. “Tiene su origen en la necesidad de dar un informe y descripción de la legendaria biblioteca del padre del autor para que fuese adquirida por parte de las autoridades el gobierno federal y fuese salvada de su dispersión. Gracias a Consuelo Sáizar y a todos los que hicieron posible, el acervo se encuentra abriendo camino para otras bibliotecas".
Lo escrito por Martínez Baracs, consideró Adolfo Castañón, va más allá de la simple y fría relación de un catálogo, “sus páginas están llenas de observaciones intencionadas, acuciosas, irónicas, como por ejemplo, hacerle saber a uno que firmar los libros, ponerles una fecha, según platicaba José Luis Martínez, era una fea vulgaridad. Es un autorretrato del historiador adolescente y del buen padre que fue José Luis Martínez, bueno como el pan negro, de corteza dura pero de sabrosa y nutritiva sustancia. El libro de Rodrigo es un acto de piedad filial, un destello de luz comunitaria emitido desde la entrañas heredadas, tiene algo de canción de cuna susurrada".
Sugirió a los asistentes, que busquen las diversas ediciones de Moby Dick (porque don José Luis era un buen catador de traducciones) de Herman Melville, uno de los centros de atracción del crítico literario que fue José Luis Martínez. La obra es un modelo, un breviario personal y de historia de la cultura mexicana de los siglos XX y XXI.
Rodrigo Martínez Baracs agradeció a la presidenta del Conaculta, Consuelo Sáizar su entusiasmo, inteligencia y pasión por hacer bien el trabajo para que la biblioteca de su padre quedara bien instalada a disposición del público; a Paulina Lavista por haber autorizado la publicación de sus fotos, así como a todos los que intervinieron en la edición y explicó que el libro nació como un instrumento de trabajo.
“Opiniones muy autorizadas como las de Enrique Krauze, Gabriel Zaid, Adolfo Castañón y Vicente Quirarte fueron decisivas para que el gobierno mexicano tomaran la decisión, a través del Conaculta, de rescatar el trabajo de mi padre. Por eso sugerí escribir un texto breve que describiera la riqueza de sus fondos y el contenido y nacimiento de la biblioteca; es una guía general del Fondo José Luis Martínez o un aperitivo para recorrer sus estantes.
“El pasado 19 de enero de 2001, fecha de los 93 años del nacimiento de mi padre, tuvimos el gusto de ver inaugurado el Fondo, hoy 17 de marzo, a tres días del cuarto aniversario de su fallecimiento, nos une la gran alegría de saber que su sueño de ver su biblioteca abierta al público, mantenida, cuidada y viva se cumplió plenamente", concluyó Rodrigo Martínez Baracs.
Al acto acudieron Alejandro Sánchez García, diseñador del Fondo José Luis Martínez , Soledad Loaeza, Luis Chumacero, Celia García Chávez de García Terrés, Margarita de Orellana y Andrea Guadalupe Martínez, entre otros.