La mexicanidad no existe, es una construcción cultural mutable y elástica: Johanna Lozoya

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Información: PRZ
Comunicado No. 518/2011
22 de marzo de 2011

***La Dirección de Publicaciones de Conaculta publica el libro Las manos indígenas de la raza española. El mestizaje como argumento arquitectónico, que se presentará este miércoles 23 de marzo a las 18:00 horas

En su libro  Las manos indígenas de la raza española. El mestizaje como argumento arquitectónico, Johanna Lozoya dice que las construcciones culturales son dinámicas, que las identidades son armas a partir de las cuales una comunidad hace inteligible su realidad y puede sobrevivir. “Son herramientas construidas, porque no existe la mexicanidad, sino que es una construcción cultural completamente mutable y elástica. No hay mexicanidad a defender, porque ésta se encuentra constantemente construyendo”.

        Doctora en arquitectura e integrante del Sistema Nacional de Investigadores, Johanna Lozoya sostiene que mientras los estudios identitarios sigan hablando de esencias, estamos en un problema. Desde el principio de la charla, asentó que le molesta que se hable de las esencias identitarias, cuando éstas tienen un perfil autodenigrante.

        En su ensayo la especialista considera que las identidades no son esencias como normalmente se consideraban durante  la entrada del nacionalismo, “sino una serie de elecciones e invenciones que están en constante dinamismo y van cambiando a lo largo de los pocos años en los cuales se construyen este tipo de identidades”.

        Autora de Ciudades sitiadas. Cien años a través de una metáfora arquitectónica, que editó el año pasado y en donde también se refiere al tema de su reciente publicación, considera que “el concepto de mestizaje está todo el tiempo dando vueltas en el discurso político y cultural de México. Me empecé a preguntar el impacto que tiene este tipo de temática y por qué ha sido tan viable al menos durante el siglo XX”.

        A la primera conclusión a la que llegó es que “el mestizaje no es una construcción muy longeva en términos historiográficos, sino que realmente se fortalece a partir del cardenismo. Fue una invención identitaria del mundo priista. Pero el mundo ha cambiado y hoy se están trabajando identidades multiculturales que son otro tipo de construcciones para el ámbito nacional, que ya no sólo son inviables sino que tienen toda una serie de grandes contradicciones que no han sido puestas bajo la lupa de la crítica. Las construcciones y el perfil constructivo identitario, además, ha sido profundamente xenófobo a lo largo del siglo XX”.

        Con estas ideas, Johanna Lozoya comenzó a  trabajar el mestizaje y la arquitectura porque su formación fue de arquitecta y por tanto utiliza la arquitectura como un mundo cultural a partir del cual se puede estudiar una serie de posturas políticas, económicas, etcétera.

        “Es también una excusa para plantear cuestionamientos que a veces no tienen nada que ver en principio con el mundo del arte, pero sí con el de la economía, la sociedad, la sociología, etcétera. Propongo en Las manos indígenas de la raza española que ésta invención cultural, en el fondo tan nueva --proviene del mundo del cardenismo--  se fundamenta en una construcción muy compleja de formas en principio antagónicas, que es la del mundo indio y el mundo hispánico que aparentemente tienen que estar en armonía, pero que son antagónicas, porque no hay una formación mestiza. México es de los pocos países que todo el tiempo está diciendo que es mestizo cuando el mundo entero lo es”.

        “La idea de un espíritu indígena que proviene de todo un desarrollo historiográfico y filosófico sobre la participación del indio en el mundo contemporáneo y moderno mexicano, es el que rastreo: cómo va cambiando el hecho de la técnica indígena como algo muy característico de este mundo y se va cambiando hacia el espíritu indígena como el elemento puntual de la nacionalidad mexicana nacionalista. Mi libro aboga por ese cambio que lo produce el indigenismo del mundo del cardenismo y del priista y lo establece homogéneo, monopólico,  en suma, un mundo mestizo indigenista”.

        Asegura que existen varios elementos que deconstruyen el discurso mestizo, entre ellos el monopolio del indigenismo, “por eso explico cómo se construye la otredad, y cómo al final de cuentas hasta al menos en los años treinta, el mundo nacionalista mexicano, si bien tenía un discurso mestizo que no es el mismo que éste, abogaba por una cultura mexicana de corte hispánico”.

        También aborda cómo dicha construcción profundamente xenófoba,  marginó la posibilidad de otro tipo de nación imaginada, de otro tipo de discurso, de otro tipo de arquitecturas.  El tema fue caballito de batalla de una construcción cultural de un mundo totalitario como el priismo: el mundo mental del priismo es muy complejo, interesante y autoritario”.

        Añadió que fuera de la academia existen discursos políticos y sociales, que argumentan, cuando conviene, el asunto del mestizaje por lo que considera que es un tema que se debe trascender.

        Cuestionada acerca de la tercera raíz y del por qué se quiere rescatar, comentó que México, en el ámbito latinoamericano es  ultranacionalista y muy enamorado de la historia, “tenemos una especie de educación histórica bastante puntual  que  le interesa mucho el problema identitario, no ocurre así en otras partes del continente, que no están sumidos en la retórica eterna de que la identidad sea uno de sus grandes argumentos de las construcciones regionales”.

        “La idea de la tercera vía es parte de todo un proceso de  los nuevos estudios del  multiculturalismo y también es una de las temáticas prototípicas occidentales. No solamente hay una tercera o cuarta identidad o vía, México como región ya independiente y producto de las independencias y del pensamiento nacionalista del silgo XIX está formado por múltiples culturas, no solamente las indígenas y toda su pluralidad india. Evidentemente hay el orbe afromexicano, el asiático  y  el europeo que siempre ha sido bastante vituperado.  

        Son interesantes los trabajos que están sacando acerca del perfil afromexicano, en el caso de México, pero mientras estos estudios se vean como algo esencial  que hay que reivindicar, no vamos por mucho mejor camino que el uso del mestizaje durante 70, 80 años”.

        Insistió en que la identidad es un acto creativo constante: “es pedir a las comunidades que se estén reinventando constantemente para poder sobrevivir y vivir un mundo contemporáneo, el de ahora y el del futuro”.

        El libro Las manos indígenas de la raza española. El mestizaje como argumento arquitectónico, será presentado este miércoles 23 de marzo a las 18:00 horas, en el Aula Enrique del Moral de la Facultad de Arquitectura de la UNAM (Circuito Interior s/n, Ciudad Universitaria), con los comentarios de los doctores María de Lourdes Hernández, José María Portillo y la autora.