Presentan el libro El rumbo en los días de Waldo Leyva

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Información: LCL
Comunicado No. 1068/2011
01 de junio de 2011

***Con este texto, el poeta, ensayista, narrador y periodista obtuvo  el X Premio Casa de América de Poesía Americana en 2010

Es un canto inagotable de amor que se desborda a través de la palabra con un hilo conductor sutil, de gran ternura, en donde se entremezclan el recuerdo, la ausencia, la distancia, la reflexión inevitable, el sello inagotable del tiempo ya vivido y sin embargo también la luz de la esperanza a través del sueño, la lluvia o el deseo. Así definió el consultor, profesor, investigador y director Roberto Arizmendi, el libro El rumbo de los días, el trabajo más reciente en poesía del cubano Waldo Leyva que se presentó este martes en el Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia del INBA-Conaculta.

Acompañado por el poeta Alí Calderón y el mismo autor Waldo Leyva, Roberto Arizmendi, señaló que este libro se suma a los más de treinta libros mediante los cuales Waldo Leyva comparte con sus lectores la perfección del ser y del mundo  a través de su mirada, la palabra y las voces que le permiten entrelazar poesía y tiempo y en donde va dejando impresa su presencia, su ansia por construir un mundo basado en los espacios del sueño.

“A través de sus palabras el lector escucha el sonido del mar, percibe el canto de la noche, siente la textura de la piel al deslizar su remembranza, la inagotable fuerza del amor con todos sus ángulos posibles, el lacerante recuerdo de los amigos que se fueron o el horizonte inacabado que abre la puerta al porvenir sin nombre.

        “Hay versos de un aliento musical que pareciera interminable como imágenes profusas de un horizonte ilimitado pero toda su obra es una riqueza que nos llena de formas, trazos y colores aplicados a lo esencial del ser humano, su tiempo y su historia. Al hombre empeñado con la esperanza de una memoria precisa contra el porvenir, contra casualidad y circunstancia”.    

        El libro, que fue presentando por Conaculta a través de la Coordinación Nacional de Literatura del Instituto Nacional de Bellas Artes es de la Colección Visor de Poesía, tiene 72 páginas y está estructurado en cinco apartados: El juego de ausencias, A veces vienen ruidos,  Una gota en la rama, Correspondencia on line y Los muertos beben solos.  

        “El libro transita desde El juego de ausencias que es un conjuro contra la soledad, la tristeza o el hastío. Continúa con A veces vienen ruidos, un cúmulo de reflexiones espontáneas a partir de circunstancias concretas, luego Una gota en la rama que reúne poemas breves, lapidarios que mueren a la reflexión natural, Correspondencia on line es una apartado de cartas o mensajes enviados desde diversas circunstancias y perspectivas dentro del acierto de la palabra dicha a tiempo y que muestra el sentimiento que la sustenta.

        “Cierra con Los muertos beben solos cuyas imágenes de la muerte sin embargo, no son de tristeza ni decadencia sino de decisión para otorgar lugar a los ausentes de múltiples maneras, agigantando el recuerdo permanente para que no se nos escapen nunca porque el recuerdo es lo único que mantiene presente a quien se ausentan. Gracias a ellos conocemos el oficio literario de Waldo mediante el cual transforma su ser y su mundo para ofrecerlo sin recelo, sin límites a sus lectores”, puntualiza Roberto Arizmendi.  

        Durante su participación, Alí Calderón, destacó que en este libro se pueden observar los motivos fundamentales de la poesía de Leyva: la memoria, la imposibilidad y el hombre rasgado por el tiempo. Así mismo destacó que el texto permite ver cómo es que apela a dos de las intenciones fundamentales en la poesía; la evocación y la invocación, cualidades que aproximan a la intimidad de las cosas, a aprender lo inasible, objetivar lo subjetivo.

        “Sus mejores poemas son irremediablemente evocativos, añora sin embargo el tiempo incumplido, el futuro. La imposibilidad es tema central en la poesía de Waldo Leyva, una especie de principio ordenador de su discurso, un patrón de pensamiento. Una de las cualidades de su poesía es que le da presencia a lo no visto, a lo que pasa inadvertido, esto le ha permitido ser uno de los poetas de primera línea de nuestra lengua, quizá de los más inspirados de nuestro presente poético”.    

        Por su parte el también actual Consejero Cultural en la Embajada de Cuba en México, Waldo Leyva, destacó que El rumbo de los días es “un recorrido por los libros que he escrito y por eso se me ocurrió empezar por un poema de 1974”, en los cuales refleja parte de sus gustos, deseos e intereses, por ejemplo, los trenes o el amanecer. “Me gusta el amanecer-agrega-, escribo básicamente en ese momento ya que es el tiempo en el que mejor me siento”.  

        Para finalizar la presentación del libro, Leyva, leyó  22 poemas entre los que destacaron El monólogo de Aquiles, País de la memoria, fragmentos ignorados, La noche irremediable, Solo de flauta, El hombre con una vara de pescar, Cara o cruz, El origen de la sabiduría, Jueves  y La parte invisible de la foto, un poema que es un homenaje a su padre.

        “Su libro nos deja un grato sabor de vida y de esperanza, cada poema lleva inmanente la invitación a leer otro y otro más, a encontrarle las diferentes lecturas a cada texto pero con la certeza de que abonará sin duda en la conciencia, en lo cotidiano, en lo esencial de la existencia”, finaliza Roberto Arizmendi.