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Se realizó la sesión La sangre en blanco y negro dentro de la Semana de Arte y Ciencias Penales

  • Libros, revistas y literatura
Información: JRA
Comunicado No. 1687/2011
19 de agosto de 2011

***Los autores Paola Tinoco, Carlos Meza y Juan Manuel Servín reflexionaron sobre la creación artística, el delito, el delincuente y la pena

***Conaculta, a través del INBA, y el Instituto Nacional de Ciencias Penales (Inacipe), organizan esta serie de conferencias y exposiciones

Con el propósito de reflexionar sobre la relación que existe entre la creación artística con el delito, el delincuente y la pena, como parte de la Semana de Artes y Ciencias Penales, se llevó a cabo la conferencia La sangre en blanco y negro.

Organizada por Conaculta, a través del INBA, y en colaboración con el Instituto Nacional de Ciencias Penales (Inacipe), en el encuentro participaron los escritores Paola Tinoco, Carlos Meza y Juan Manuel Servín.

La sesión se llevó a cabo en el Instituto Nacional de Ciencias Penales (Inacipe). Para la ocasión la sala sede fue acondicionada como si se tratara de una corte. Es decir, los autores invitados estaban detrás de una barandilla y los espectadores en butacas, lo cual creó el ambiente propicio para abordar el tema.

        Paola Tinoco comentó que ciertas características de los asesinos reales han dado forma a personajes de la literatura.

        “Lo cual en el terreno de la escritura es una veta de inspiración interesante, pero me parece que en los últimos años, y por influencia de la televisión, se ha perdido la perspectiva respecto a la seriedad del tema y de los crímenes cometidos.

        “Es común que la industria del entretenimiento de Estados Unidos nos ofrezca series de televisión que abordan el tema, y libros sobre las mismas. El orden de aparición en este caso es lo de menos, lo relevante es el resultado”.

        Tinoco destacó que los programas sobre asesinos seriales, policiacos o de investigación estadounidense o mexicanos, presentan personajes que poco tienen que ver con la realidad, lo cual provoca un efecto de aceptación y conformidad en el espectador.

        “Ocurre que es mucho más cómodo pensar que esas situaciones están lejos de nosotros, que pertenecen a otras sociedades o bien, que estamos en una situación de confort y seguridad que nos aleja de esas situaciones.

        “Pero resulta ser simplemente una forma de evasión, pues la realidad es que asesinos seriales o no, están en todos lados. Son personas de apariencia normal, integrados de manera favorable a la sociedad pero capaces de cometer crímenes atroces”.

        En ese sentido, Tinoco comentó que este tipo de conferencias ayudan a quienes se dedican a esclarecer este tipo de casos, a clarificar los elementos importantes para resolver un asesinato pues tanto en la literatura como en la criminalística, la investigación a fondo es un recurso clave.

        A esta opinión se sumó Juan Manuel Servín, quien señaló que si bien la literatura en México cuenta con ejemplos muy interesantes sobre los casos de asesinos que se han vuelto famosos o bien, que incluso han escrito libros sobre sus vidas.

        Citó como ejemplo el caso de Goyo Cárdenas, quien estando en prisión se recibió como técnico en criminalística y escribió un libro con sus memorias que fue bien recibido por el público y la crítica de la época.

        “Si se buscan razones y orígenes para la situación actual de la aplicación de la ley, del funcionamiento del sistema penal y jurídico, esta es la mejor referencia que podemos tener pues el reconocimiento que recibió fue en la cámara de diputados.

        “Claro, ellos lo presentaron como un ejemplo de la que las leyes y su aplicación servían para rehabilitar a una persona a la sociedad. Pero bien se dice, que si tratas de cambiar a un asesino con educación, lo único que se consigue es a un asesino educado; es evidente que los caminos son otros”.

        Mientras que Manuel Cruz Meza señaló que si bien la relación entre el arte y la criminalidad ha existido desde épocas muy lejanas, siempre ha sido como una manera de reflejar la manera que una sociedad ve y trata a los asesinos.

        “Así que no es posible pensar que es un error que el arte se nutra de atrocidades, ni que se deba prohibir el derecho de un artista a emplear esos casos para dar forma a su obra, pues se cometería de esa forma un agresión igualmente extrema.

        “Lo interesante, me parece, es que al estudiar criminalística se puede tomar como referencia la producción literaria al respecto, para nutrir los propios criterios o bien para evitar cometer errores del pasado. Como por ejemplo convertir a los asesinos o criminales en figuras públicas, en estrellas de rock, por decirlo de una manera contemporánea”.