Una velada de cuentos y nota roja en voz de Bernardo Esquinca y J. M. Servín
Comunicado No. 2386/2011
02 de noviembre de 2011
***El ciclo Narrativa, lectura en voz de sus autores, organizado por el Conaculta, tuvo como sede el Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia

Los narradores Bernardo Esquinca y J. M. Servín participaron en el ciclo Narrativa, lectura en voz de sus autores, en el cual ofrecieron cuentos inéditos y narraciones de nota roja. El evento es organizado por el Conaculta, a través de la Coordinación Nacional de Literatura del INBA.
La serie de charlas tiene como finalidad promover la convivencia entre un escritor y sus lectores. En esta ocasión, la elección de los invitados está asociada con la festividad del Día de Muertos.
Esquinca es un escritor interesado en cultivar el género de terror dentro de la literatura mexicana. Actualmente se encuentra trabajando en un conjunto de cuentos de terror, de los cuales leyó algunos en esta ocasión.
Además de dichos cuentos inéditos, leyó fragmentos de su más reciente obra La octava plaga, novela que funde los géneros policiaco y fantástico, dando lugar a una historia que, además, le rinde homenaje a la nota roja.
Se trata de una novela de misterio y suspenso que profundiza no sólo en la nota roja, sino también en nuestra relación con los insectos: “Es como fijar la mirada hacia esa ventana de aspectos oscuros del alma humana y de esos instintos propios del ser humano que están muy hermanados con lo animal, con lo oscuro que es el crimen, la traición y las pasiones más bajas”.
El escritor se define como “un seguidor de la nota roja” porque percibe en ella ciertas claves del comportamiento de la sociedad a partir de la cual podemos indagar en la parte más oscura del ser humano.
“A veces no nos gusta mirar hacia rincones oscuros, pero asomándonos a esos abismos podemos ver la otra cara de la moneda de la sociedad, podemos encontrar una luz para saber cómo nos comportamos los seres humanos”.
La posibilidad de trascender la separación entre los géneros policiaco y fantástico, para borrar sus fronteras y fusionarlo en uno solo, representó para Esquinca todo un riesgo.
Uno de sus intereses es el de contar misterios, actividad que sólo pudo realizar de la mano del género policiaco. Pero a la vez quería evitar hacer una copia de la realidad, como usualmente ocurre con este tipo de narraciones. A partir de esta intención creativa, explicó el autor, surgió la necesidad ─y placer─ de mezclar la narración de misterio con el género fantástico.
Para Esquinca, en la literatura mexicana se vive un repunte en el género policiaco y de fantasía, gracias a los lectores que lo piden y a los autores que están apostando por hacerlo.
Sin embargo, considera como una crítica errónea a quienes ubican a dichos géneros fuera “de la gran Literatura, en mayúsculas”. Por el contrario, asegura el autor, los géneros policiaco y el fantástico van ganando un terreno legítimo.
“Es una literatura tan válida como cualquier otra. No creo que exista un género más literario que otro, sólo existe la buena o la mala literatura, hay que quitarle las etiquetas”.
J. M. Servín nació en 1962 en un dispensario médico del barrio de Tepito de la ciudad de México. Ha sido colaborador en medios de circulación nacional. Algunos de sus relatos y crónicas forman parte de antologías y compilaciones.
En 2001 obtuvo el Premio Nacional de Testimonio 2001 y en 2004 el Premio Nacional de Periodismo Cultural Fernando Benítez. En 2005 fue beneficiario del Programa de Residencias Artísticas México-Colombia.
Desde 2006 es miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte. Ha publicado Periodismo Charter (2002); Cuartos para gente sola (1999); y Por amor al dólar (2006).