La modernidad que abrió Salvador Novo es parte sustancial del pensamiento contemporáneo de México: Gonzalo Celorio
Comunicado No. 59/2012
12 de enero de 2012
*** Este 13 de enero se cumplen 38 años del fallecimiento del célebre poeta y ensayista
*** A propósito de este aniversario luctuoso, Celorio charló con Conaculta sobre la manera en que Novo estableció un modelo subversivo en la literatura mexicana
Sin escritores como Salvador Novo estaríamos todavía estancados en el pasado, afirma Gonzalo Celorio, quien está convencido de que la modernidad fue la gran contribución de este escritor y cronista, cuyos textos forman parte sustancial del pensamiento del México contemporáneo.
En entrevista exclusiva para el Conaculta, Gonzalo Celorio, quien ya se había ocupado de Novo en el libro Cánones Subversivos: ensayos de literatura hispanoamericana, recordó al autor de Nueva Grandeza Mexicana, quien falleció el 13 de enero de 1974, como un hombre de matices, contrastes y algunas contradicciones, pero cuyo rasgo distintivo fue apostar siempre por el futuro.
Recordó que Salvador Novo, como es tan sabido, formó parte del grupo de Los Contemporáneos, así llamado por la revista que comenzaron a publicar a partir del año 1928 y donde participaron los poetas narradores, escritores y dramaturgos caracterizados por un anhelo de modernidad un tanto contestataria con respecto a ese proceso de institucionalización de la cultura posterior a Revolución mexicana.
Celorio dijo que junto a Carlos Pellicer, Xavier Villaurrutia Gilberto Owen, Bernardo Ortiz de Montellano y José Gorostiza, habría que ubicar a la figura de Salvador Novo dentro de un contexto iconoclasta, de modernidad y en cuya obra se ponen en tela de juicio muchos de los valores que tendían a sacralizarse dentro de la cultura.
“En este grupo, otro de los escritores más conspicuos e iconoclastas era Jorge Cuesta, quien puso en entredicho la idea misma del nacionalismo, durante la polémica que sostuvo con Ermilo Abreu Gómez, a quien le dijo que hasta el nacionalismo en México podía ser considerado un artículo de importación”.
Gonzalo Celorio aseguró que Salvador Novo es uno de los escritores más representativos de este anhelo de modernidad y de esta intención de ruptura, conceptos que en opinión de Octavio Paz van siempre de la mano, al grado de que romper con la tradición es símbolo de modernidad y se ha vuelto recurrente en el contexto mexicano.
“Por ello habría que hablar no solamente de la ruptura de la tradición sino de la tradición de la ruptura, en ello, Salvador Novo se distinguió no sólo como escritor y dramaturgo, sino como un formidable cronista, sobre todo en su libro La nueva grandeza mexicana, que desglosa y moderniza el gran poema de Bernardo de Balbuena con el que se inaugura la literatura barroca en nuestro continente”.
Al respecto, recordó que Bernardo de Balbuena había escrito un largo poema sobre la Ciudad de México, publicado en octavas reales y donde hay una asociación de elogios desmesurados muy acordes con el espíritu del barroco.
Novo, menciona Celorio, retoma esta idea y la traslada a la modernidad de mediados del siglo XX, publicando la obra en 1946, casi 330 años después de que Bernardo de Balbuena escribiera su gran poema.
“Se distingue nuestro cronista contemporáneo por hacer ante todo un recorrido sabroso, extraordinario y simpático sobre todo los elementos que constituyen una ciudad. Ahí esta el espíritu de Salvador Novo en un texto que es una gran exaltación de la modernidad, uno de sus rasgos principales es que no incurre nunca la nostalgia y el tiempo perdido, sino que se ocupa más del presente y del futuro, frente a aquellos colonialistas que trataban de preservar la ciudad virreinal”.
Como dato curioso, Celorio recordó que el texto de Novo fue escrito para participar en un concurso donde la máxima extensión eran 80 cuartillas, y por ello se vio obligado a poner a prueba su máxima capacidad de síntesis, hasta lo que llamaba la “vitamina adjetival”.
Sobre esos pasajes subversivos que daban cuenta de la clara postura de modernidad por parte de Salvador Novo, Gonzalo Celorio recordó el momento en que habla de los Ladies Bars, donde describe aquellos espacios donde las mujeres, hasta entonces impedidas para entrar a bares y cantinas, encuentran su propio ambiente, mostrando que también sabían divertirse.
“Era allí donde las mujeres tenían autorización para codearse con los hombres y Salvador Novo, haciendo gala de su gran ingenio, dice que no era codearse, sino arodillarse por debajo de las barras y las mesas”.
Recordó otras referencias fascinantes que hace Novo sobre el crecimiento vehicular en la ciudad de México, siendo congruente con otros pensadores de la época sobre la velocidad como un signo y un testimonio del siglo XX.
“Hay un gran elogio al automóvil y el hace una referencia muy peculiar con el pasado, comparando a los antiguos carruajes el virreinato repletos de ornamentos con los taxis de la Ciudad de México que son adornados con chácharas, peluche, elementos que caen en el barroquismo popular”.
Otro dato mostrado como un signo de modernidad en las crónicas de Novo, menciona Celorio, es el alto consumo de refrescos que desde esos tiempos se daba en la ciudad de México y que sigue absolutamente vigente.
“Salvador Novo era un gran conocedor de la literatura y sabía los temas que podían tocar al público. Afortunadamente otro escritor, Carlos Monsiváis, se convirtió en uno de los principales especialistas de Novo y con el tiempo se creó un aspecto de continuidad en las crónicas de ambos”.
Para Gonzalo Celorio, Novo no tuvo mayores miramientos en el manejo de sus fuentes literarias para su trabajo profesional, llegando a afirmar que si invertía más de 15 minutos en redactar una cuartilla ya no era negocio.
“Fue uno de los primeros en cobrar en las conferencias por el número de palabras dichas, y como decía el propio Carlos Monsiváis, cobraba hasta la risa”.
Mencionó que la cultura es un proceso de acumulación de datos, historias y de elementos que llegan a ser parte de un patrimonio colectivo, y lo que hizo Salvador Novo fue utilizar esa rica fuente para recrear nuestra vida cotidiana de manera constante, dándole a menudo un sentido burlesco, paródico y crítico.
No obstante, mencionó el entrevistado, hay otros legados de Salvador Novo que son más oscuros, pues fue muy censurada su postura con respecto al movimiento estudiantil de 1968, su afiliación al régimen de Díaz Ordaz y que ha sido muy criticada a lo largo del tiempo.
En este sentido, señala que otro aspecto obra de este escritor es que es muy irregular, pues escribió muchas veces por encargo y cumplió con funciones como cronista oficial, no nada más en el periodismo escrito sino en la televisión.
“Esto hace que tengan de él textos muy valiosos que permanecen y otros que suelen ser pasajeros, que fueron importantes sólo en su momento. Sin embargo, lo que sí es digno de preservación es ese espíritu crítico, su espíritu lúdico, su gran capacidad subversiva y de oposición a los discursos preestablecidos”.
Y agregó: “Vuelvo a decirlo, sin escritores como Salvador Novo estaríamos todavía estancados en el pasado, pues ante todo, lo que nos legó, fue su espíritu de modernidad, que es lo que más se mantiene vigente de él en el tiempo”, concluyó Gonzalo Celorio.