Presentan el libro Canciones para adolescentes fumando en el claro del bosque
Comunicado No. 377/2012
23 de febrero de 2012
***El autor Manuel Becerra Salazar, ganador del Premio Nacional de Poesía Ramón López Velarde, dio a conocer la obra en el Palacio de Bellas Artes
***En el acto, organizado por la Coordinación Nacional de Literatura del INBA/Conaculta, también participaron Blanca Luz Pulido y José Francisco Conde Ortega

Al presentar el libro Canciones para adolescentes fumando en el claro del bosque, Manuel Becerra Salazar, ganador del Premio Nacional de Poesía Ramón López Velarde, afirmó que para el poeta hay cosas permanentes, esencias que los acompañan toda la vida.
“Una de ellas es el erotismo, esa puerta que puede abrir la puerta al amor y que, a la manera de Baudelaire, puede estar relacionado con la muerte”, dijo el autor la noche del miércoles 22 de febrero en la Sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes.
Acompañado por Blanca Luz Pulido y José Francisco Conde Ortega, el poeta afirmó que el título del libro, que se basa en el texto principal, se aparta de los típicos nombres de poemarios para ir en busca de las imágenes.
“Sería un nombre más adecuado de un cuadro o incluso de un disco”, dijo Manuel Becerra, quien confesó que desde la edad de 10 años comenzó a escribir sus primeros poemas, tratando de imitar las letras de algunas canciones.
Poco antes de dar lectura a algunos fragmentos de Canciones para adolescentes fumando en el claro del bosque, Manuel Becerra Salazar afirmó que entre los autores que más lo han marcado se encuentran Gilberto Owen y César Vallejo.
“Creo que un poeta es un ente en constante cambio y algunos gustos se transforman y evolucionan, ahora, por ejemplo, tengo un gran enamoramiento con los poetas norteamericanos como Cummings, sin embargo, creo que las raíces siempre tienen un vínculo con aquellos poetas que nos acompañaron desde nuestros primeros años”.
Blanca Luz Pulido afirmó que este libro esta colmado de imágenes y refrendan el gran gusto de su autor por las atmósferas ricas, construidas con palabras.
Por su parte, José Francisco Conde Ortega dijo que el autor, como muchos otros de su generación, ha decidido un camino como respuesta ineludible: el rigor del oficio. Y como rigor, dijo, entiende la necesidad de nutrirse de la tradición.
“Manuel Becerra busca conocer los secretos del verso, castigar la forma, calcular la pertinencia de cada palabra, transitar a escalas rítmicas para conocer su propio ritmo interior. Este libro es una apuesta en el tiempo y muestra la constancia en una vocación puesta siempre a prueba”.
Mencionó que los textos de Becerra parecen cumplir cabalmente la consigna de escribir con los dos cabos del lápiz y de ahí su brevedad, su contención, la necesidad de que en el poema no sobre ni una palabra.
“La poesía sigue siendo una geometría precisa para entender la vida. Esta no es una cifra... Tanto como puede serlo partir de una experiencia del desencanto para cantarle a ciertos adolescentes que, pese a todo, se dan tiempo para fumar en el bosque”.