La prosa periodística de Alfonso Reyes es absolutamente musical: Humberto Musacchio

  • Libros, revistas y literatura
07 de octubre de 2009

"  Comunicado Núm. 1598   ***Participó en el ciclo conmemorativo por el 120 aniversario del natalicio del escritor regiomontano Autor de una vasta obra, cuya principal característica es el elevado nivel de calidad que muestra en su escritura, Alfonso Reyes es a juIcio del periodista Humberto Musacchio “el gran escritor sin la gran obra”, pues fueron tantas las cosas que escribió y tan pareja su calidad que no se puede hablar del gran libro. Pero en el caso de su prosa periodística, afirmó que tiene un gran ritmo, es absolutamente musical.            Participante en el ciclo conmemorativo por el 120 aniversario del natalicio del escritor regiomontano, organizado por el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA-Conaculta) que se realiza en la Capilla Alfonsina, Musacchio dictó la conferencia magistral Alfonso Reyes periodista.            El columnista e historiador del periodismo cultural mexicano, refirió que si se lee la prosa periodística de Reyes con respeto, con cierto cuidado, se descubre su musicalidad. Agregó que fue un hombre con un gran sentido del ritmo en su prosa, dónde dar las pausas, cómo darlas, dónde meter los acentos y que eso, sólo se le da a los seres privilegiados, quienes tienen un oído extraordinario.            “Conozco a muchos escritores correctos, pero que carecen de musicalidad, porque es un don que tienen unos cuantos. Reyes lo tenía en su prosa diaria, la de periodista, la que usaba en ese trabajo que se hace de prisa y por necesidad, en el que no siempre hay tiempo para cuidar la forma y en la que él siempre imprimió un ritmo preciso, en la que hay un canto interior”, precisó.            Aseguró que si se revisa la producción literaria de Reyes, se comprueba que si bien La visión de Anáhuac es un texto muy citado, muy socorrido, no es precisamente el mejor, pues hay tantas cosas del mismo nivel que nadie puede conformarse con leer ese libro.            “Quien lea, por ejemplo Cien años de soledad, puede decir que tuvo un buen acercamiento a García Márquez, que conoce lo sustancial de su obra, su poder narrativo, su prosa espléndida y su magia. Con Reyes en cambio, no hay un libro que lo identifique. Hay muchas páginas que son él en plenitud, con todo su poderío literario”, abundó.            Desde el punto de vista del periodista sonorense, Reyes escribía de todo y de todo escribía muy bien; tenía una facilidad extraordinaria para expresarse por escrito, para referirse a temas que requieren años de especialización y él, que era un lector voraz y de una memoria extraordinaria, citaba infinidad de cosas con una gran precisión, poseía una especie de magia que lo ponía en contacto con la letra impresa.            Musacchio aseguró que en su caso, leyó todos aquellos artículos escritos a la carrera porque el autor de La cena requería ganarse unos pesos. Recordó que él decía que ponía en lenguaje periodístico lo que él leía en los libros, lo que aprendía en las obras más serias “y para mí fue una revelación encontrarme con aquél hombre que al igual que yo, escribía por necesidad. Era el hombre que me dejaba sus enseñanzas en cada artículo”.            Añadió que leer a Alfonso Reyes, quien escribía de las cosas profundas y de las superficiales siempre con una gran corrección y con mucha gracia, despierta en el lector la aspiración de escribir como él, con esa prosa que cómo alguien señaló muestra una sonrisa, sonrisa que cuando uno lee sus textos se vuelve contagiosa.            Más adelante comentó que en los libros formados con artículos periodísticos, habita el Alfonso Reyes con el que mejor se encuentra, donde navega más a gusto. Y observó que si bien sus trabajos sobre Grecia son hermosos y profundos, es en su prosa periodística donde se siente reconfortado y premiado por la vida.            “En cada frase y en cada párrafo, Reyes dejó la medida exacta de lo que quería decir, ni más ni menos, y lo hizo bellamente, con gracia y con energía. No se puede escribir sobre los mitos clásicos si no se ha vivido lo suficiente para entender la naturaleza humana, porque esos mitos son hijos de nuestras debilidades y nuestras grandezas como seres humanos. Alfonso Reyes lo hizo con gran soltura e hizo gala de esa difícil facilidad para expresarse, para poner por escrito lo que pensaba, lo que creía y lo que sentía”, puntualizó.            Humberto Musacchio aseguró que él encontró en Alfonso Reyes todos esos prodigios, “esos regalos maravillosos que he disfrutado. soy un lector que vuelve a él con mucha humildad. Vuelvo a él cuando estoy necesitado de una prosa tranquilizante, pues en ella nos legó lo mejor de la vida en palabras, nos permite reconciliarnos con el mundo, con la gente y con nuestro alrededor. Es un mejoral extraordinario para el espíritu”.            Humberto Musacchio habló también del Alfonso Reyes que se inició muy joven en el quehacer periodístico. Específicamente, durante una estancia en Madrid, en la que con hojas de papel periódico en el pecho y la espalda para soportar el frío, escribía artículos por necesidad e incluso para hacer frente a las carencias, aceptó hacer trabajo de “negro”; es decir, a redactar textos para que otros los firmaran.            Para concluir, Musacchio subrayó que como periodista, “estoy muy agradecido con don Alfonso, tan agradecido que lamento que mis compañeros periodistas no sean más aficionados a la lectura, que no tengan más amor por los buenos prosistas mexicanos, en particular de aquellos que como Reyes, están a la altura de lo mejor del mundo”. AMS [gallery]"

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Comunicado Núm. 1598


***Participó en el ciclo conmemorativo por el 120 aniversario del natalicio del escritor regiomontano


Autor de una vasta obra, cuya principal característica es el elevado nivel de calidad que muestra en su escritura, Alfonso Reyes es a juIcio del periodista Humberto Musacchio “el gran escritor sin la gran obra”, pues fueron tantas las cosas que escribió y tan pareja su calidad que no se puede hablar del gran libro. Pero en el caso de su prosa periodística, afirmó que tiene un gran ritmo, es absolutamente musical.


           Participante en el ciclo conmemorativo por el 120 aniversario del natalicio del escritor regiomontano, organizado por el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA-Conaculta) que se realiza en la Capilla Alfonsina, Musacchio dictó la conferencia magistral Alfonso Reyes periodista.


           El columnista e historiador del periodismo cultural mexicano, refirió que si se lee la prosa periodística de Reyes con respeto, con cierto cuidado, se descubre su musicalidad. Agregó que fue un hombre con un gran sentido del ritmo en su prosa, dónde dar las pausas, cómo darlas, dónde meter los acentos y que eso, sólo se le da a los seres privilegiados, quienes tienen un oído extraordinario.


           “Conozco a muchos escritores correctos, pero que carecen de musicalidad, porque es un don que tienen unos cuantos. Reyes lo tenía en su prosa diaria, la de periodista, la que usaba en ese trabajo que se hace de prisa y por necesidad, en el que no siempre hay tiempo para cuidar la forma y en la que él siempre imprimió un ritmo preciso, en la que hay un canto interior”, precisó.


           Aseguró que si se revisa la producción literaria de Reyes, se comprueba que si bien La visión de Anáhuac es un texto muy citado, muy socorrido, no es precisamente el mejor, pues hay tantas cosas del mismo nivel que nadie puede conformarse con leer ese libro.


           “Quien lea, por ejemplo Cien años de soledad, puede decir que tuvo un buen acercamiento a García Márquez, que conoce lo sustancial de su obra, su poder narrativo, su prosa espléndida y su magia. Con Reyes en cambio, no hay un libro que lo identifique. Hay muchas páginas que son él en plenitud, con todo su poderío literario”, abundó.


           Desde el punto de vista del periodista sonorense, Reyes escribía de todo y de todo escribía muy bien; tenía una facilidad extraordinaria para expresarse por escrito, para referirse a temas que requieren años de especialización y él, que era un lector voraz y de una memoria extraordinaria, citaba infinidad de cosas con una gran precisión, poseía una especie de magia que lo ponía en contacto con la letra impresa.


           Musacchio aseguró que en su caso, leyó todos aquellos artículos escritos a la carrera porque el autor de La cena requería ganarse unos pesos. Recordó que él decía que ponía en lenguaje periodístico lo que él leía en los libros, lo que aprendía en las obras más serias “y para mí fue una revelación encontrarme con aquél hombre que al igual que yo, escribía por necesidad. Era el hombre que me dejaba sus enseñanzas en cada artículo”.


           Añadió que leer a Alfonso Reyes, quien escribía de las cosas profundas y de las superficiales siempre con una gran corrección y con mucha gracia, despierta en el lector la aspiración de escribir como él, con esa prosa que cómo alguien señaló muestra una sonrisa, sonrisa que cuando uno lee sus textos se vuelve contagiosa.


           Más adelante comentó que en los libros formados con artículos periodísticos, habita el Alfonso Reyes con el que mejor se encuentra, donde navega más a gusto. Y observó que si bien sus trabajos sobre Grecia son hermosos y profundos, es en su prosa periodística donde se siente reconfortado y premiado por la vida.


           “En cada frase y en cada párrafo, Reyes dejó la medida exacta de lo que quería decir, ni más ni menos, y lo hizo bellamente, con gracia y con energía. No se puede escribir sobre los mitos clásicos si no se ha vivido lo suficiente para entender la naturaleza humana, porque esos mitos son hijos de nuestras debilidades y nuestras grandezas como seres humanos. Alfonso Reyes lo hizo con gran soltura e hizo gala de esa difícil facilidad para expresarse, para poner por escrito lo que pensaba, lo que creía y lo que sentía”, puntualizó.


           Humberto Musacchio aseguró que él encontró en Alfonso Reyes todos esos prodigios, “esos regalos maravillosos que he disfrutado. soy un lector que vuelve a él con mucha humildad. Vuelvo a él cuando estoy necesitado de una prosa tranquilizante, pues en ella nos legó lo mejor de la vida en palabras, nos permite reconciliarnos con el mundo, con la gente y con nuestro alrededor. Es un mejoral extraordinario para el espíritu”.


           Humberto Musacchio habló también del Alfonso Reyes que se inició muy joven en el quehacer periodístico. Específicamente, durante una estancia en Madrid, en la que con hojas de papel periódico en el pecho y la espalda para soportar el frío, escribía artículos por necesidad e incluso para hacer frente a las carencias, aceptó hacer trabajo de “negro”; es decir, a redactar textos para que otros los firmaran.


           Para concluir, Musacchio subrayó que como periodista, “estoy muy agradecido con don Alfonso, tan agradecido que lamento que mis compañeros periodistas no sean más aficionados a la lectura, que no tengan más amor por los buenos prosistas mexicanos, en particular de aquellos que como Reyes, están a la altura de lo mejor del mundo”.


AMS


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