La Generación Z y otros ensayos se perfila como clave interpretativa de la nueva narrativa mexicana
01 de noviembre de 2012
***El libro de Alberto Chimal, publicado por Conaculta, se presenta este 2 de noviembre en la Feria Internacional del Libro de Oaxaca

Luego de plantearse la necesidad de hacer la historia de los narradores que, como él, nacieron entre finales de los años sesenta y principios de los setenta, Alberto Chimal concibió el libro La Generación Z y otros ensayos, con la finalidad de entender cómo se han difundido las propuestas estéticas de los mismos y ofrecer sus argumentos en torno a las obras publicadas desde mediados de los noventa.
Editado en la colección “El Centauro”, de la Dirección General de Publicaciones (DGP) del Conaculta, la obra ensayística de Alberto Chimal plantea un recorrido hacia dentro, hacia la raíz del acto de escribir en un momento crítico personal y generacional.
Dicha inquietud, a partir del contexto inmediato, lleva a Chimal a expresar su interés por diversos escritores como en los ensayos “Edward Gorey o la antinovela”, “Amparo Dávila: la vía del oscurecimiento”, “Poeiana (a partir de tres textos recuperados)”, o sobre temas literarios, tal lo demuestra en “Manifiesto del cuento mutante” y “Tolstoi descubre las cualidades de la minificción”.
Finalmente, los textos de corte autobiográfico, entre ellos “Generación Z” y “El señor Perdurabo”, junto con “De la escritura fantástica” y “Escritura y tecnología (redux)”, fusionan los distintos aspectos de este libro, que se perfilaría como una clave interpretativa de la nueva narrativa mexicana.
En “Generación Z”, ensayo con que abre el libro, Chimal refiere que hace falta contar una historia, “en especial de los narradores, de mi edad: los que se acercaban a los treinta años cuando comenzó el siglo: Hace unos años hubo cierta polémica alrededor de nosotros; no se enteró casi nadie más allá de los propios colegas, como suele suceder en México, pero la discusión giró alrededor de algunos libros de entonces, su mérito o su falta de mérito, lo poco que se parecían a una obra maestra como las de las grandes figuras, y lo que esto implicaba para la generación”.
El término Generación Z “se volvió mala palabra” y se generó la falsa idea de una generación sin una propuesta común, sin embargo, en los noventa si “hubo una tendencia que siguieron muchos narradores principiantes de la generación. En su momento, los lectores simplemente no percibimos que todos compartían varios rasgos comunes: narradores pasivos y contemplativos, tramas casi desprovistas de acontecimientos, un ambiente urbano y contemporáneo visto de manera no desapasionada pero sí distante y, sobre todo, una sensación de desencanto”, dice el autor.
Este grupo afín, sostiene, apareció sin mediar ningún manifiesto. “Algunos tendían a lo experimental, otros se centraban en la exploración de personajes, otros en tramas entendidas de manera más convencional, pero los temas centrales eran siempre dos: el tiempo y la memoria, y todas las historias desembocaban en la misma idea de un daño o una pérdida”.
Premio Nacional de Cuento San Luis Potosí 2002 por Éstos son los días, Chimal agrega que éstos no llamaron la atención por dos razones. “Por un lado, los textos eran parte del espíritu de la época. El ‘fin de siglo’ con sus asociaciones apocalípticas, se había puesto de moda gracias a los medios y se explotaba en ellos de muchas formas; a la vez, tras la caída del Muro de Berlín y de la mayoría de los regímenes comunistas en los tempranos noventa otra noción popular era la del ‘fin de la historia”.
“La burguesía más o menos ilustrada a la que pertenecía el grueso de los escritores que éramos jóvenes entonces se había quedado sin asidero ideológico, o por lo menos sin sustento para una serie de ideas frívolas y optimistas sobre el futuro que habían sido parte de nuestra educación sentimental y de la cultura popular desde nuestra infancia.
“Por otra parte, las historias de ese momento y ese ánimo apenas dejaron huella. La causa fue, sobre todo, que la mayoría de textos apenas se difundieron”, afirma el autor y sostiene que durante los noventa hubo un gran auge de la publicación ‘no comercial’ de escritores jóvenes, al amparo de proyectos independientes o contraculturales o de iniciativas del Estado, pero que careció de nuevas formas de distribución que permitieran llegar a un mayor número de lectores.
En los primeros años del siglo XXI, dice, desapareció la narrativa del “grupo” del tiempo y la memoria, “que no había terminado de destacarse ni ofrecido una obra maestra; dejó de representar una tendencia mayoritaria porque la mayoría de sus autores, nada más porque sí, dejó de escribir. Ésta, y no las que le han colgado luego, es la derrota de la narrativa de mi generación: todas se desgastan, por supuesto, y en ese desgaste todas demuestran la necesidad de la persistencia, pero lo sucedido fue el equivalente de una extinción en masa, probablemente el fin de miles de carreras y proyectos”.
Chimal afirma que este desencanto de tantas personas, además de las razones personales de cada autor, se debió a que los últimos años del siglo XX y los primeros del XXI fueron de pasmo y desconcierto general, pues a las convulsiones locales se agregaron cambios violentos en el mundo entero que no sólo fueron profundos sino que llegaron muy rápidamente, uno tras otro, durante años, y a ello se sumó la popularización del Internet y el surgimiento del “nuevo orden mundial”, entre otras causas.
El libro La Generación Z y otros ensayos será presentado el viernes 2 de noviembre a las 13:00 horas, en el Foro “José Emilio Pacheco”, dentro de las actividades de la Feria Internacional del Libro de Oaxaca (FILO).