A Ricardo Castro se le deben las primera óperas basadas en la cultura mexicana: Gloria Carmona

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Información: HBL
Comunicado No. 2010/2009
30 de noviembre de 2009

***Presentan el libro Álbum de Ricardo Castro en el Museo Nacional de Arte

En opinión de la investigadora Gloria Carmona, existe una deuda pendiente con el legado del músico Ricardo Castro, quien no obstante dar lustre y renombre al porfiriato, fue un talento adelantado a su época, siendo uno de los compositores fundadores del Conservatorio Nacional de Música.

         “Entre las figuras que sin duda deben ser recordadas durante las conmemoraciones del Bicentenario se encuentra este gran compositor que legó una de las primeras óperas basadas en la cultura de México: Atzimba”, consideró Gloria Carmona.

         Carmona presentó el fin de semana el libro Álbum de Ricardo Castro en el Museo Nacional de Arte, acompañada por Fernando Díez de Urdanivia, Raúl Herrera Márquez, Juan José Escorza y Paolo Mello.

         Definido como una investigación iconográfica y documental, el libro es en opinión de su autora, un intento por revalorizar a un compositor que murió repentinamente en 1907, a la edad de 43 años y que fue una figura imprescindible en el enriquecimiento de las instituciones culturales y musicales del país.

         “Este libro –relató Gloria Carmona– surgió de la preocupación por sostener y rescatar esa historia cultural que nos pertenece a todos. Mi interés por Ricardo Castro se inició como un gran amor que después se convirtió en una obsesión. Ricardo Castro fue un gran seguidor del estilo de Franz Lizt y vivió el comienzo en que la música sale de los salones y comienza a ser presentada en auditorios más grandes”.

         Afirmó que contrariamente a las creencias de que Castro era solamente un músico de salón, sus composiciones muestran una gran complejidad técnica y musical que hacen de su legado una pieza de múltiples matices que debe ser revalorada por las nuevas generaciones.

         La investigadora mencionó que el compositor hizo de cada una de sus partituras un espejo de la vida y de su propio tiempo.

         “Un buen compositor e intérprete –precisó la investigadora Gloria Carmona-- es además de músico un difusor de la cultura de su época. El público se fusiona con la obra de arte cuando cada creador la hace accesible, sin embargo Ricardo Castro mostró que no hay obra simple y que es quien escribe las notas quien se transforma en el puente con el escucha”.

         En la presentación, donde estuvieron Germán Castro y Hugo Castro, sobrinos nietos de Ricardo Castro, Fernando Diez de Urdanivia dijo que este músico vivió los años en que los países latinoamericanos miraban hacia afuera en busca de fórmulas válidas y de las cuales surgieron armas poéticas y musicales que hicieron de lo ajeno y de lo propio un fecundo maridaje.

         “Hacerle justicia a Ricardo Castro es rescatar a todo un México pretérito. A 140 años de las primeras manifestaciones modernistas y a 102 de la muerte de este compositor, este libro nos ayuda a revisar conceptos erráticos. No es explicable el nacionalismo musical si lo desvinculamos de esa fecundación en la que Ricardo Castro encontró un equivalente al Gutiérrez Nájera que escribía versos franceses en castellano”, indicó Carmona.

         Afirmó que los aportes nacionalistas de Carlos Chávez y Silvestre Revueltas no se hubiesen dado sin la apertura revolucionaria , pero tampoco sin los sillares que importaron precursores como Ricardo Castro, que pudo haber estado cerca de Chopín con su vals Capricho, pero también lo estuvo de las raíces de las raíces mexicanas con Atzimba.

         “Con todos estos ingredientes, Gloria Carmona nos ofrece un guiso delicioso donde encontramos, como dijo Paco Ignacio Taibo I en su Encuentro de dos fogones, sabores mexicanos y sabores europeos, donde leemos una realidad histórica que es parte de nuestro sustento musical”.

         Finalmente el investigador Paolo Mello, dijo que este libro contiene un gran despliegue de fotos e información anexa que permiten conocer las vivencias del compositor en tierras europeas.

         “Director del Conservatorio Nacional de Música en 1907, Castro es mostrado en esta obra de manera íntima y detallada, sobria y refinada, además de describir un periodo del México del siglo XIX donde la influencia francesa se había extendido a muchos terrenos de la cultura y donde un compositor se abrió camino con una obra de gran trascendencia”.