Presentan libro sobre legado de Felipe Teixidor, hombre de libros clave en la cultura mexicana
Información: GJB
Comunicado No. 564/2010
15 de abril de 2010
Comunicado No. 564/2010
15 de abril de 2010
***El volumen, de Claudia Canales, es publicado por el Conaculta en coedición con ADN Editores
***Participaron Vicente Quirarte, Eduardo Casar, Juan Puig y la autora

Pocos textos como este, coincidieron los especialistas invitados en la presentación del libro Lo que me contó Felipe Teixidor, hombre de libros (1895-1980). Y no sólo porque recopila el testimonio de su protagonista, quien en vida se confesó con la autora, sino porque permite conocer a fondo a quien fue pieza clave en la cultura mexicana al mismo tiempo que es espejo de un periodo significativo de la historia de México.
Vicente Quirarte, Eduardo Casar y Juan Puig participaron la noche de este miércoles en Casa Lamm en la presentación del volumen de Claudia Canales, publicado dentro de la colección Memorias Mexicanas de la Dirección de Publicaciones del Conaculta en coedición con ADN Editores.
Los tres ponentes compartieron sus puntos de vista en torno al trabajo de la autora. El catalán Felipe Teixidor llegó a México en 1919 para quedarse, compartiendo su gran pasión por los libros y los manuscritos. Un personaje que, a 30 años de su muerte, sigue legando enseñanzas en materia cultural.
Quirarte, miembro de número de la Academia Mexicana de la Lengua, expresó recuerdos de su infancia, cuando gracias a su padre pudo conocer a Teixidor en la librería Porrúa, donde participó en grandes proyectos, como la emblemática colección Sepan Cuántos.
“Con el paso del tiempo, me doy cuenta que de alguna manera trabajé con y para este hombre, pues mi padre trabajó en la realización de prólogos de varios títulos de esta colección. No termino de imaginar cuántas cosas no conversaron mi padre y él”.
Sobre la edición de este ejemplar, el también integrante del Instituto de Investigaciones Bibliográficas y profesor de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, aseguró que se convertirá en un libro imprescindible de consulta, ya que guarda una enorme cantidad de datos sobre México.
Quirarte también está convencido que es una oportunidad única para acercarse a Teixidor: “No tuve el privilegio de conversar con este hombre pero este libro brinda esa posibilidad, ya que la autora tuvo la sensibilidad para captar su esencia”.
Por su parte el escritor y crítico Eduardo Casar aseguró que la gran cualidad de este texto es que fue realizado por dos personas: la autora y el propio catalán, ya que él abrió el baúl de los recuerdos frente a Canales, hecho que lo distingue de cualquier otro volumen.
Casar, también coconductor del programa televisivo La dichosa palabra(transmitido por Canal 22), refirió que una virtud de la historia oral es crear fuentes para la historia que no existían antes de la conversación, extraerlas de la experiencia vivida por los participantes y además interpretarlas.
En el caso de la autora apunta: “Lo que salió, salió así porque fue entre ella y él. Una historiadora más fogueada hubiera buscado la nota pero con una historiadora más fogueada Felipe no hubiera dicho lo que dijo, porque en la creación de fuentes históricas por fuentes conversacionales, existen factores de afectividad y confianza, de miradas y titubeos y silencios que modifican el contenido del códice vivo que se está pintando”.
Por esa razón, Casar consideró que son varios los momentos en los que se cristaliza el prisma de la relación que engendró este libro, convirtiéndose sus anécdotas como piedras preciosas. Incluso, destacó aquellas palabras de Teixidor hacia la autora, cuando le dice que le ha contado cosas de las que jamás había hablado con nadie.
Finalmente el historiador Juan Puig, miembro de El Colegio de México, contó varias anécdotas que revelaron el lazo de amistad que pudo establecer con el catalán en los últimos años de su vida.
Sobre el aporte del texto, aseguró que es una joya, ya que retrata un periodo clave en la historia de México, cuando había terminado una época violenta, cuando iniciaba la reconstrucción, cuando aparecieron hombres que le apostaban a este país como él.
Para el especialista, otro gran logro de la autora es que el protagonista del libro reconociera sus aportes, pues siempre pecó de modesto: “Siempre tuvo la modestia de hacerse a un lado no obstante su gran labor. Por fortuna, se dejó seducir por su interrogadora y reconoció por primera vez sus aportes”.

Finalmente Claudia Canales tomó la palabra. Visiblemente conmovida agradeció a quienes contribuyeron en la realización de este volumen. Asimismo, compartió de manera breve, pero concisa, su experiencia con Teixidor:
“Me dicen mis compañeros que fui su interrogadora, pero debo confesar que me sentí intimidada. En ese entonces tenía 25 años y él 83. Su erudición me abrumaba, de hecho, me hablaba de personas que jamás había escuchado. Sin embargo, esa ignorancia o frescura fue propicia para que este hombre se dejara llevar por sus recuerdos. La clave, dejarlo hablar sin interrupciones”.
La autora, doctora en historia por la Universidad Nacional Autónoma de México, editora independiente y miembro del Consejo de la Crónica de la Ciudad de México, cerró la velada con algunas inquietudes que Teixidor le compartió durante la entrevista:
“Él hablaba con añoranza de México de los años veinte y treinta, cuando todavía se podía frecuentar a los amigos, cuando se podía convivir con gente de distintas ideologías. También me recomendó lo siguiente: Nunca pierda de vista el enorme misterio que es la vida, nunca deje de sorprenderse ante eso que es una maravilla, porque cada día son menos los que la experimentan”.
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