La poesía del sazón aguascalentense, más que un libro, es el compendio de experiencias vertidas en recetas de cocina, escritas por 64 personas de la tercera edad al calor de un taller literario, espacio donde transformaron los sabores de antaño con el sazón de sus costumbres.

El libro forma parte del Programa de Desarrollo Cultural para la Atención a Públicos Específicos; está encaminado a dar voz a los participantes para que expliquen el por qué se utilizan determinados ingredientes en una receta, dependiendo del contexto y época en que esta se creó.

Destaca en entrevista la coordinadora del proyecto, Renata Armas Bermejo, licenciada en Letras Hispánicas por la Universidad de Guadalajara, poeta, investigadora y gestora cultural, que la sazón a fin de cuentas se logra gracias a la experiencia y vivencias de sus creadores, motivo que la impulsó a salir en busca de la sapiencia de abuelitas y abuelitos de Aguascalientes, específicamente de los municipios de Asientos, Cosío, El llano, Tepezalá y Aguascalientes.

“Lo valioso del proyecto es el aprovechamiento de la sabiduría de las personas de la tercera edad para el rescate y preservación de esas comidas, y considerar que la tradición no es aquello que ya encontramos o que ya se ha investigado, sino más bien las comidas que se han vuelto una tradición para las familias y entones hacer otra versión de estos recetarios”, destaca Renata, actualmente creadora de talleres de rap y literatura en correspondencia con otras artes.

En esta obra, editada por la editorial jalisciense Salto Mortal, se recopilaron a 64 autores con 79 recetas, dos poemas y una historia sobre cómo surgió el mole loco, “trabajamos con 100 personas en total, pero algunas solamente hicieron la parte literaria, otras sí pusieron su receta y otras solo sus comentarios”.

Los textos se trabajaron a través de talleres de creación literaria coordinados por Renata, quien los orientó para producir las recetas como escritos con valor estético en formato de relatos, refranes o poesía. Para cumplir con el cometido se contó con el apoyo de las Casas de Cultura y los Clubes de la Tercera Edad DIF de cada municipio participante.

Renata, quien ha desarrollado proyectos de formación artística para jóvenes y adolescentes, rescata que otra de las partes selectas del proyecto es que al momento de leer la narración de las y los autores, ver cómo recurren a la literatura popular, “por ejemplo muchas recetas aluden a refranes o pedazos de canciones populares que a ellas les recuerda cómo fueron creadas o el contexto en el que se dieron, por ejemplo cuando comían o celebraban algo en familia mientras cantaban canciones y se contaban refranes”. 

En ese sentido, la coordinadora lanza la invitación a escuchar a los adultos mayores que tienen mucho que aportar, a que se retome esa tradición de sentarse a la mesa por lo menos una vez a la semana, a pesar de la dinámica social que nos arrastra al olvido de las costumbres que cada vez más se aleja de la vida contemporánea.

“La esencia o mensaje de este libro es una invitación a reunirnos alrededor de los alimentos, sentarnos a la mesa, platicar de nuestra memoria y sumergirnos en el contexto en el que habitan nuestros abuelos, quiénes tienen ganas de vivir. Aman, cantan, bailan, hacen manualidades, nos hace falta escucharlos y ver que todavía tienen mucho que ofrecernos”.

Renata Armas señala que en este proyecto pudo comprobar que todos los seres humanos tenemos algo de artistas, “solo hace falta detonarlo y ¡órale! a crear, que fue lo que hice con los abuelitos.”

“Detecté esta necesidad y mi curiosidad me llevó a ver qué es lo que hay detrás de esas recetas, solo hay que aprender a escuchar y detectar el lado humano del arte, de la cultura real”, afirma la artista.

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Información: AJR

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