Familias completas, estudiantes, niños, y todo tipo de personas, esperaron ansiosas para despedirse de la Reina Roja de Palenque cuyo ajuar casi completo se exhibe por primera vez en México en el Museo del Templo Mayor, para luego regresar a Palenque e integrarse a la colección permanente que exhibe el Museo Arqueológico de ese sitio.

Se trata de la muestra La Reina Roja. El viaje al Xibalbá, que exhibe una nueva interpretación del tocado que llevaba la señora Tz’ak-b’u Ahaw, consorte de Pakal, inaugurada el pasado 27 de julio y que hoy, domingo 9 de septiembre, cierra sus puertas al público, en lo que ha sido una gran oportunidad de conocer el importante hallazgo realizado en 1994 por el arqueólogo Arnoldo González Cruz, uno de los descubrimientos más significativos en los últimos años.

“Quiero ver algo de las culturas que estaban en la antigüedad, quiero conocer nuestras culturas madre para conocer nuestras tradiciones y cultura”, explicó Santiago, quien a sus doce años de edad hace fila junto a su madre para poder conocer el ajuar que estuvo un largo tiempo de restauración, para luego ser exhibido de manera parcial en el Museo Metropolitano de Nueva York, en los Estado Unidos de América.

La muestra, presentada por la Secretaría de Cultura, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia, en colaboración con el Museo del Templo Mayor, presenta también la máscara de la Reina Roja, hecha de malaquita, obsidiana, jadeíta y concha, además de la diadema, el collar, el pectoral y el tocado de este emblemático personaje.

Esta nueva interpretación que hacen los arqueólogos y restauradores, de cómo debió ser este ajuar funerario que llevaba una de las mujeres más importantes en la historia de Palenque, Tz’ak-b’u Ajaw, consorte de Pakal y madre de Kan B’alam y K’inich K’an Joy Chitam, dos gobernantes de la región.

En el Edificio XIII, a un lado del Templo de las Inscripciones que resguarda la tumba de Pakal, se encontró un gran sarcófago de piedra con los restos de una mujer cubierta por completo de cinabrio, un mineral rojo carmesí, que la cubría de pies a cabeza. Se trata de un material difícil de conseguir, que sólo se utilizaba en pequeñas cantidades, por lo que al descubrirlo en un uso tan vasto, se nombró como la Reina Roja.

Luego de diversos estudios, se determinó que el cuerpo pertenecía a la enigmática mujer, quien falleció el 13 de noviembre de 672, cuando tenía entre 60 y 70 años.

Hoy, gracias a intensos trabajos de restauración, se ha podido reconstruir casi en su totalidad la tumba original, para mostrarla al público, en esta ocasión sobre un maniquí con las medidas exactas de Tz’ak-b’u Ajaw, en una vitrina con medidas muy similares a las de la cámara mortuoria, original donde se encontraron los restos y la indumentaria, incluso con un arco maya.

“Es increíble, en verdad que es como una máquina del tiempo… Nos vamos muy contentos, nos hubiera gustado hacer sabido antes de la exposición para poder visitarla varias veces” comenta Rocío Velásquez, madre de familia, quien asistió al recinto este domingo en compañía de toda su familia.

El ajuar funerario de la Reina Roja, cuenta con una nueva versión del tocado nunca entes expuesta, hecha por Constantino Armendáriz, realizada de acuerdo a los registros epigráficos que se tienen de ella y otros personajes, encontrados e inscripciones en piedra.

La muestra La Reina Roja. El viaje al Xibalbá, estuvo abierta a todo público del 27 de julio al 9 de septiembre en el Museo del Templo Mayor, ubicado en Seminario núm. 8, en el Centro Histórico, Cuauhtémoc de la Ciudad de México.

Información: FAC

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