Eduardo Mata hizo que la música condensada en una partitura cobraba vida de manera prodigiosa
05 de septiembre de 2012
***En ocasión del 70 aniversario de su natalicio, Conaculta celebra su destacada carrera

Músico, compositor y director de orquesta, Eduardo Mata Asiaín nació el 5 de septiembre de 1942, en la ciudad de México. Bajo su batuta, la interpretación de una obra se desarrollaba de modo tan perfecto y pleno que comprobaba que la música es una revelación y un conocimiento del ser.
En ocasión del 70 aniversario de su natalicio, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) lo recuerda y celebra el desarrollo de su destacada carrera, la cual, según ha expresado el también director de orquesta Mario Lavista, durante toda su vida, Mata reflexionó sobre las cuestiones interpretativas fundamentales, pues sabía que el intérprete es el verdadero amo del tiempo, ya que es de él la tarea de hacer posible que la música transcurra en el elemento que le es propio.
“En varias ocasiones hablamos de cómo el compositor imaginó los sonidos que transcurren en el tiempo, de cómo tiene que representarlos, para luego fijarlos en un papel pautado por medio de una escritura convencional, y de cómo, al llevar a cabo esta operación, el compositor ‘congela’, por así decirlo, el tiempo musical en una partitura”.
Eduardo Mata estudió composición en el Conservatorio Nacional de Música y fue alumno de Carlos Chávez. Estuvo al frente del Departamento de Música de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), de 1965 a 1972, y se desempeñó como asesor artístico y director de Ópera del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), de 1972 a 1985.
Fue director residente en el Festival del Berkshire Music Center (1964), director permanente de la Sinfónica de Guadalajara, director artístico de la Sinfónica de la UNAM (que transformó en Filarmónica), director residente de la Sinfónica de Phoenix (1974-78), director musical de la Sinfónica de Dallas (1977-), director temporal de la Sinfónica de Londres (desde 1974) en giras por Bulgaria, Austria y México; director invitado de la Juvenil Italiana (1986-87) y director huésped de diversas orquestas de Alemania, Japón, Suecia, Dinamarca, Italia, España, Holanda y los Estados Unidos de Norteamérica.
En 1986, durante el Festival Internacional Cervantino, dirigió los conciertos de Brandenburgo, con una orquesta de cámara formada expresamente para esa presentación.
De su trabajo como compositor destacan las obras Trío para Vaughan Williams (1957), Sonata para piano (1960), Improvisaciones para clarinete y piano (1961), Sinfonía N° 1, Clásica (1962), la Suite para Ballet Dévora (1963), Sinfonía N° 2, Romántica (1963), el Ballet Los Huesos Secos (1963), Improvisación para cuarteto de cuerdas y piano a cuatro manos (1964), Aires (1964), Improvisación para violín y piano (1965), Sonata para Cello (1966) y Sinfonía N° 3 para alientos y como obligado (1966), entre otras obras. Desde 1984 fue parte de El Colegio Nacional desde 1984.
Eduardo Mata perteneció, -señaló en su momento Mario Lavista-, a ese honroso linaje de músicos que logran hacer que una partitura proyecte los sonidos encerrados en ella para cobrar vida de manera prodigiosa. A sus inmensos conocimientos musicales y a su técnica y oficio de primer orden, contaba con una amplia cultura humanística, que le permitía no sólo conocer profundamente la obra que dirigía, sino saber también cuáles eran las convenciones musicales y artísticas que imperaban en la época en que fue escrita, qué relación guardaba la obra con la historia de la música y el arte, y lo que significaban estilísticamente los signos musicales de la partitura”.
Sus inicios y preparación
A los cinco años de edad, Eduardo Mata Asiaín llegó a la ciudad de Oaxaca, cuando su padre Federico Mata Sarmiento fue nombrado Jefe de Hacienda por el presidente Miguel Alemán.
Siendo muy joven, Eduardo Mata inició su educación musical en Oaxaca, al escuchar a la Banda de Música del Estado en los días cuando acompañaba a su nana a las clases de música que tomaba. A la edad de 11 años regresó con su familia a la Ciudad de México.
A pesar de sus múltiples compromisos, siempre se dio tiempo para regresar a la tierra de su infancia. A la edad de 16 años dirigió a la banda de música del estado en un concierto dominical.
En 1976 trajo al Teatro Macedonio Alcalá, a la Orquesta Nueva Filarmónica de Londres. En 1982 volvió a inaugurar el Festival de Primavera, para celebrar los 450 años de la fundación de la ciudad de Oaxaca, así como cada año, hasta 1985, para dirigir la Banda de Música del Estado y a una pequeña orquesta integrada por músicos oaxaqueños, en el Teatro Álvaro Carrillo.
A finales de los ochenta y principios de los noventa apoyó al Patronato para la restauración del órgano de Tlacochahuaya. En Octubre de 1993 dirigió a La Camerata y al pianista Alberto Cruzprieto en el exconvento de Santo Domingo (concierto que quedó grabado en un disco compacto).
Después de ese concierto firmó ante notario su ingreso como miembro del Pro-Oaxaca, para sumarse a los trabajos de esta Asociación Civil. En 1994 dirigió a los Solistas de México, a beneficio de la restauración del Teatro Macedonio Alcalá, de Oaxaca.
En 1993, Mata tenía en mente múltiples proyectos: volver a la composición, impartir seminarios de dirección orquestal, formar músicos mexicanos, dirigir obras de nuevos compositores nacionales, realizar giras internacionales con solistas de México, grabar una serie integral de música Iberoamericana.
Uno de los proyectos que más lo entusiasmó fue la fundación de una fonoteca y una escuela de música en Oaxaca.
Una acccidente aéreo, registrado el 4 de enero de 1995, cobra la vida de Eduardo Mata, un artista que transcendió por su talento y generosidad.